domingo, 27 de marzo de 2011

LOS GRANDES MANDAMIENTOS

Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primer y gran mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la ley y los profetas. (Mateo 22:36-40)


Es difícil para mi recordar un momento en el que la temperatura de mi cuerpo no se viera afectada en cierta medida por las historias de aquellos que trataron a otros como el Señor lo indico en estas definidas palabras, del como consistirían las relaciones de la vida. Por ejemplo, ahora y cuando escuche por primera vez la historia de Damon y Pitias, siento un escalofrió que baja por mi espalda. Es de hecho conmovedor el leer como un hombre pondría su cuello debajo del hacha en vez de ver morir a un amigo. No me extraña de que aquel que tenía las vidas de estos dos en sus manos se sintió tan conmovido por el sacrificio de amor ofrecido, que no pudo más que unirse con su propio acto de amor al extender a ambos el perdón.


Mientras he tratado de entender y de inculcar sobre mi este atributo que todo lo abarca, he encontrado el camino largo y difícil con muchos giros, vueltas y callejones sin salida. Me he dado cuenta del desafío, casi abrumador, que acompaña los esfuerzos de uno al pasar de saber acerca de Dios hasta llegar a conocer a Dios, porque me he acercado un poquito al conocimiento de este atributo que en su perfección separa al Ser Supremo de Sus hijos. Mientras continuamente escudriñamos las escrituras encontramos al Señor amonestándonos a que avancemos y ganemos un amor más grande por Dios y nuestros vecinos.


He aquí, el Señor ha vedado esto; por tanto, el Señor Dios ha dado el mandamiento de que todos los hombres tengan caridad, y esta caridad es amor. Y a menos que tengan caridad, no son nada. Por tanto, si tuviesen caridad, no permitirían que pereciera el obrero en Sión. (2 Nefi 26:30)


Y he aquí, está escrito también que amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo; mas he aquí, yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen. (3 Nefi 12:43, 44)


Más les enseñaréis a andar por las vías de la verdad y la seriedad; les enseñaréis a amarse mutuamente y a servirse el uno al otro. (Mosiah 4:15)


Y les mandó que no hubiera contenciones entre uno y otro, sino que fijasen su vista hacia adelante con una sola mira, teniendo una fe y un bautismo, teniendo entrelazados sus corazones con unidad y amor el uno para con el otro. (Mosiah 18:21)


El escudriñar las escrituras aclara más la debilidad de mis esfuerzos mientras lucho por hacer que mis diminutos esfuerzos aumenten mi cociente de amor. La mayoría de las veces parece que el dejar de leer hace que me sienta más lejos que cerca de la meta.


En verdad, la Expiación que fue ofrecida por nuestro Salvador tiene que ser considerada la última expresión de amor a Dios y al prójimo, pero Él también vivió su vida para que así podamos, siendo aún mortales, saber de alguna manera como andar hacia la adquisición de atributos eternos.


Porque ejemplo os he dado, para que así como yo os he hecho... (Juan 13:15 )


Parece que estamos también para dar reconocimiento y cumplimiento a los propósitos de nuestra existencia tratando de obrar así como El obro y vivir así como Él vivió. La evidencia recopila que Él vivió para que Asi sepamos cómo vivir. Él nos ha prometido no solo una placentera filosofía de la vida que conduce a la felicidad, sino que también ha prometido que al asimilar Su dadivosa manera de vivir nos moveremos aún más cerca al Padre Celestial y allí empezar a ser llenados de gozo. Durante Su misión terrenal Jesús el Cristo parecía estar continuamente envuelto en los negocios de Su Padre, en donde Él estaba trabajando para llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna de Sus hermanos y hermanas. Versículo a versículo lo vemos extendiendo Su amor proveyendo a otros de lo que carecían, sanando cuando la enfermedad persistía, perdonando al ser ofendido, restaurando la esperanza perdida, mostrando bondad a aquellos que maliciosamente lo usaron y finalmente tomando todos los males y los pecados de la humanidad sobre El.


Y el mundo, a causa de su iniquidad, lo juzgará como cosa de ningún valor; por tanto, lo azotan, y él lo soporta; lo hieren y él lo soporta. Sí, escupen sobre él, y él lo soporta, por motivo de su amorosa bondad y su longanimidad para con los hijos de los hombres. (1 Nefi 19:9)


De alguna manera el profeta Nefi llego a tener una comprensión personal y significativa de lo que el Señor haría por el a través de Su acto condescendiente, al venir a la mortalidad y llegar a ser la guía definitiva para toda la humanidad.


Pero he aquí, el Señor ha redimido a mi alma del infierno; he visto su gloria, y estoy para siempre envuelto entre los brazos de Su AMOR. (2 Nefi 1:15)


Se me ocurre que, en cuanto más me mueva hasta donde permita que los brazos de Su amor me rodeen, estaré más deseoso de rodear a otros con mis propios y débiles brazos.

CONTINUARA:

domingo, 20 de marzo de 2011

CONTINUACION DE CAMINAR LA MILLA DE MI HERMANO

Continuo creyendo de que si de alguna manera soy guiado por el Espíritu, mis juicios hacia otros tendrán una mejor oportunidad de ser hechos en rectitud.


Para que la justicia de la ley fuese cumplida en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. (Romanos 8:4)


También he descubierto que hay unas cosas que puedo recordar que me ayudan a salir de mi propio camino y ver más claramente para caminar una millita por la senda de un vecino antes que irracionalmente lance un juicio equivocado:


Aquellos que no están abrumados con la carga real, siempre intentaran solucionar los problemas de otros con más profundidad.


Porque he podido superar ciertos obstáculos, esto no hace mi viaje un camino universal que todos deben seguir.


A pesar de lo que podríamos leer en los libros más vendidos sobre una solución para todo, o libros recomendados en programas de entrevistas en la televisión, la superación de los obstáculos de la vida es tan variada como el número de aquellos que pasan durante su viaje esa milla en particular.


Porque he sido bendecido al recibir cierta tutoría y he sido ayudado al aprender las lecciones diseñadas, no significa que todos estaremos matriculados en el mismo currículo, o que se nos será requerido incorporar las mismas instrucciones durante la vida mortal.


Porque tome ciertas decisiones basado en la manera en que fui guiado de cómo interpretar las opciones y las consecuencias, esto no significa que todos los que se encuentran en ese mismo cruce deberían girar en la misma dirección y continuar a lo largo del mismo camino en la misma cantidad de tiempo.


A menudo actuamos precipitadamente cuando les decimos como vivir a los otros que están en el otro lado del decisión. Los pobres son muy hábiles al decirle a los más afortunados como gastar su dinero, y los ricos son muy hábiles al decirle a los pobres lo que deberían estar haciendo para salir de la pobreza.


Yo nunca debo olvidar que la visión que tengo del mundo está limitada a mi propia visión miope y que con mi ojo natural nunca veré el mundo exactamente como es visto por mi vecino.


Hay otro pensamiento que me gustaría cubrir antes de terminar el concepto del juzgar. Parece que la crítica y la corrección hecha al juzgar, es mejor reservarla para nosotros mismos, y después rápidamente seguirla por unas sinceras conversaciones con el Señor para obtener instrucciones acerca de la necesidad de corregir el curso. Por el contrario, nuestras relaciones con los demás han de ser dominadas por edificantes y constructivas interacciones. Se nos exhorta a preocuparnos por mantener nuestros pies firmemente plantados en el bien marcado camino y dejar de tratar de agarrar a nuestros vecinos que dan un paso en falso. Se nos aconseja de asegurarnos de estar bien fundados sobre la Piedra Angular e invitar con amabilidad a todos a venir a Cristo. Se nos ha dicho que debemos mantener nuestro ojo en Su gloria y luego sostener Su luz para que otros puedan ver claramente el próximo paso en su camino.


El Presidente Henry B. Eyring recientemente nos recordó sobre el espíritu de vivir una vida que incluya el caminar una milla en los zapatos de otro antes de hacer juicios. Incluyo algunos segmentos de su discurso:


“El amor es el principio motivador mediante el cual el Señor nos conduce por el camino para llegar a ser como Él, nuestro ejemplo perfecto.Nuestro modo de vivir, hora tras hora,debe estar lleno de ese amor a Dios y del amor por los demas.Eso no es una sorpresa, ya que el Señor los declaró como su primer y segundo grandes mandamientos. El amor a Dios es el que nos llevará a guardar Sus mandamientos;


Y el amor por los demás nos da la capacidad de obedecer.


La felicidad [de la vida] viene al poner el bienestar de los demás por encima del nuestro; eso es lo que significa el amor. Los dolores vienen ante todo a causa del egoísmo, que es la ausencia de amor.


Espero que hoy salgan en busca de oportunidades para hacer lo que Él hizo y amar como Él ama.” (Conferencia General- Octubre 2009 )


Finalmente, algunas palabras citadas por Dallin H. Oaks en un discurso dado en la Universidad de Brigham Young en Marzo 1 de 1998:


“El gran escritor William George Jordan nos recuerda que el carácter no puede ser juzgado como la tela para la ropa - solo viendo un pedazo de esta para representar todo el rollo. (ver La Coronacion de la Individualidad [ 1909 ], 101-105 ).


En otro escrito el escribió: ‘Solo hay una cualidad necesaria para entender perfectamente el carácter, una cualidad que, si los hombres la tienen, pueden atreverse a juzgar- esta es, la omnisciencia. La mayoría de la gente estudia el carácter como el que corrige un gran poema: sus oídos están apagados a la majestuosidad y la música de las líneas, sus ojos están obscurecidos a la imaginación mágica del genio del autor; el que corrige está ocupado buscando una comilla, un mal espacio, o una letra equivocada. Él tiene un ojo entrenado para ver las imperfecciones, las debilidades...


No necesitamos juzgar tanto como pensamos. Esta es la era de juicios rápidos... [Necesitamos] valor para decir, 'No se'. Estoy esperando por más pruebas. Debo escuchar los dos lados del problema.' Esta clase de juicio es la forma suprema de la Caridad." (La caridad suprema del Mundo, La Monarquía del Auto-Control, 27-30)


Mi oración es que antes de juzgar trate de caminar esa milla en los zapatos de mi vecino.

domingo, 13 de marzo de 2011

CAMINANDO LA MILLA DE MÍ HERMANO

Se ha dicho en muchas tierras, en muchos idiomas, se ha escrito en poemas y cantado en canciones, pero la primera vez que recuerdo haber escuchado la frase fue en la escena del juicio de la película ' Matar un Ruiseñor'. Si cierro mis hijos aun puedo escuchar las palabras de Gregory Peck haciendo eco en mis oídos con sus resonantes tonos; "no se puede juzgar a un hombre hasta que se haya caminado una milla en sus zapatos."


Mientras crecía me parecía que siempre estaba recibiendo señales mezcladas del asunto de juzgar. Se me dijo que juzgara donde y con quien iría.

Yo juzgaría entre eso que edificaría y aquello que destruiría. Parecía que donde quiera que girara escuchaba gente diciendo que tomara buenas y apropiadas decisiones de casi todo.


Hubieron dias cuando regresaba a casa después de la Escuela Dominical, donde había recibido una clase animada acerca del envolvimiento del demonio al hacer juicios.


No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis seréis juzgados, y con la medida con medís, se os volverá a medir. (Mateo 7:1, 2)


Cuando salía con mis amigos y estos estaban a punto de inmiscuirse en una actividad que yo consideraba contraria al mejoramiento de todos, ellos me recordaban que no era mi deber juzgar. Creo recordar el haber usado esa línea una o dos veces como excusa al meterme en unas pocas cosas que sabía que no estaban bien.


No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. (Lucas 6:37)


Fueron muy raras las veces, estando con adultos, cuando ellos no escupían juicios por cada cosa que veían. Parecían criticar especialmente a la gente, o las decisiones y los esfuerzos que las personas estaban haciendo. Condenaban desde los políticos hasta los predicadores, desde los servidores públicos hasta los pobres, desde constructores hasta demoledores, desde el vecino hasta el desconocido. Si uno escuchaba lo suficiente, cada talento y negocio, cada pensamiento y acción, todas las cosas en movimiento o no fueron criticadas con el juicio de sus venenosas lenguas.


Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano, y juzga a su hermano, murmura de la ley, y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez. (Santiago 4:11)


Fue reconfortante cuando mi entendimiento del evangelio aumento un poco y mi entendimiento del juzgar se expandió un tanto. Siempre será verdad, que un poco de conocimiento es una cosa peligrosa. Passé algun tiempo reflexionando acerca de pasajes tales como:


¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas? (1 Corintios 6:2)


No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio. (Juan 7:24)


Por tanto, hijo mío, procura ser misericordioso con tus hermanos; trata con justicia, juzga con rectitud, y haz lo bueno sin cesar; y si haces todas estas cosas, entonces recibirás tu galardón; sí, la misericordia te será restablecida de nuevo; la justicia te será restaurada otra vez; se te restituirá un justo juicio nuevamente; y se te recompensará de nuevo con lo bueno. Porque lo que de ti salga, volverá otra vez a ti, y te será restituido; por tanto, la palabra restauración condena al pecador más plenamente, y en nada lo justifica. (Alma 41:14, 15)


Fue especialmente gratificante cuando me mostraron la Traducción Inspirada de José Smith de los versos al comienzo del capítulo 7 de Mateo.


Ahora estas son las palabras que Jesús enseno que sus discípulos deberían decir a la gente. No juzguéis injustamente, para que no seáis juzgados; sino juzgad con justo juicio. (JST Mateo 7:1, 2)


Ahí estaba! La confusión había terminado. De hecho podríamos hacer juicios, pero estos deberían ser hechos con rectitud. Yo iba a juzgar pero solo con rectitud.


Sin repetir demasiado este concepto, llegue a la conclusión de que si yo iba a juzgar rectamente, yo iba a necesitar mucha ayuda de una fuente con mayor entendimiento del que poseía.


La necesidad de la guía del Espíritu Santo nunca se sintió con tanta fuerza. La necesidad de obtener un mayor entendimiento de la vida de mi vecino nunca antes se necesitó tanto.


La solución parecía tener dos pliegues. Yo tenía que vivir para obtener mayor ayuda del Espíritu Santo y tenía que aplicar con más diligencia que la que todavía suena en mis oídos cuando cierro mis ojos y pienso en esa escena de la película Matar a un Ruiseñor, " "no se puede juzgar a un hombre hasta que se haya caminado una milla en sus zapatos."


CONTINUARA…

domingo, 6 de marzo de 2011

CONTRIBUCIONES DE LOS QUE LEYERON ' CONTEMPLANDO LA FASCINANTE MATEMATICA DEL PLAN DE SALVACION'.

Fanny Esperanza Vega Stewart


Mientras mayor sea la fuerza que aplico al estudio de las escrituras, mayor será la aceleración que alcanzo en el conocimiento de Dios.


Kathleen W. Riley


Limpiando algo que odiamos por lo menos cada dia, limpia el alma y deja espacio para más amor.


Elisa Chadburn


Si de verdad sacrificamos como lo demostró Abraham y como lo enseno José Smith, realmente traerá innumerables bendiciones del Cielo.


Joyce Woolf


El disminuir el egoísmo aumentara la amistad, buenaventura y amor recibirá.


Mary Moorhead (read it somewhere)


La felicidad se aumenta y se multiplica a medida que la dividimos con otros.

Kristine Tate


Lo negativo es menos que cero. Los pensamientos y palabras negativas no son solamente de ningún valor, sino que empanan lo bueno y no añaden nada. Ellos aumentan la negatividad.


Yan Carlos Vega Lopez


Cuando vemos disminuidas nuestras capacidades para alcanzar objetivos justos deseados, debemos dar más lugar a la fe y dependencia del Señor, quien multiplicara nuestras facultades y habilidades para logarlo. El aumenta nuestras virtudes, potencia nuestros talentos, hace la conversión de nuestras debilidades en fortalezas. Sin lugar a dudas el cálculo de lo que somos capaces de hacer y llegar hacer, si demostramos nuestra dependencia de Él es infinito.


Douglas F. Higham Sr.


"Damos, no porque tenemos. Tenemos porque damos."


En la vida es imposible sacrificar realmente--cuando sacrificamos, invariablemente ganamos más de lo que damos. " (Mos. 2:24)


El sacrificio es ceder algo bueno por algo mejor."



"El que pierde su vida por mi causa, la hallará ..." (Matt. 10:39)



“Pagar los diezmos abre las ventanas de los cielos de donde son derramadas bendiciones tan numerosas para poder contarlas." (Mal 3:10)



“Someternos completamente (nuestro albedrio) a la voluntad de Dios no reducirá nuestro albedrio en lo más mínimo" Elder Neal A. Maxwell

Leonard Eastwood


Mientras los anos de esta vida aumentan, así también el amor por la familia y amigos.


Tawny Wood


La felicidad es un estado del corazon.


Cheri Scott


Mirar las tiendas aumenta las necesidades.


Dar" dinero, en vez de 'prestarlo', disminuye la presion arterial y el estres.


La amistad no es una ecuacion. Requiere que ambos equipos den mas que recibir.


Las necesidades deberían ser menos que, o (solo ocasionalmente) igual al sueldo.


Steve Nord


El verdadero discipulado requiere dar todo lo que tenemos. A cambio, Nuestro Padre Celestial nos promete todo lo que El tiene. El intercambio es finito por infinito.

Carlos Fernandez Reinberg


El hecho de vivir en una época donde tenemos profetas vivientes, Templos y la restauración del evangelio en toda su plenitud, todo esto gracias a la Expiación de nuestro Salvador, el Señor Jesucristo.


Nathalia Martinez Cubillo


El aumento de orar todas las noches, aumenta nuestra capacidad de tener esperanza y respuesta de nuestro amoroso Padre


Luis Enrique Perez


Si miramos con los mismos ojos de temor con que miró el apóstol Pedro las bravas olas del mar, no solo nos hundiremos nosotros, sino también los que están esperando de nosotros una voz de esperanza y paz.