domingo, 29 de junio de 2014

ENCRUCIJADAS

A MENUDO me he enorgullecido secretamente, y a veces no tan secretamente, de mi habilidad para manejar en las autopistas, una característica adquirida más por prueba y error que por un talento o capacidad innata. Mi no tan secreta proclama usualmente no va más allá a una referencia casual de estar en la misma liga que Daniel Boone con respecto a mi habilidad para encontrar el camino…

Mi entrenamiento inicial se llevó a cabo en las calles de Garden Grove, California, en la década de 1950, cuando la mencionada área era más conocida por su producción de naranjas y fresas que por su población multicultural.

Además de convertir el área de siembra en área metropolitana, la única autopista que existía en esos días cerca a Garden Grove era la Interestatal 5, que tenía dos carriles en cada dirección y cruzaba más granjas y bosques que suburbios, complejos de oficina, malls y zonas industriales.

Así que, a diferencia de los adolescentes de hoy que hacen sus pinitos en un sistema de autopistas que recibe diariamente atención cada hora por radio y televisión, con autos que están equipados con un GPS que interactúa a través de una voz femenina que nos dirige en cada vuelta que tenemos que dar para llegar a cualquier destino, cuando yo entré en los rigores del manejo en autopista uno tenía que saber exactamente a dónde tenía que ir y conocer los nombres de las calles por las que se transitaba.

Los destinos que tomaban horas en alcanzarse hoy pueden ser logrados en una fracción de ese tiempo, a menos que haya un accidente o por ventura uno acceda a la autopista en hora punta. Por supuesto que entonces los principios del tiempo se trastocan.

Otra vez mi mente ha divagado y me distraje por otra historia sobre “como antiguamente todo era más difícil y ahora la tienen fácil”. Trataré de volver al motivo que me hizo hacer mención en cuanto a mi habilidad de conducir por las autopistas que hoy se expanden en todas direcciones en el sur de California.

… Hace poco estuve más que sorprendido al darme cuenta que había tomado una decisión en una intersección que ocasionó que necesitase tomar un largo desvío para volver a la ruta que deseaba.

Mientras realizaba esta corrección de media hora, mi mente, como siempre, comenzó a pensar en muchas cosas, concentrándose principalmente en su capacidad de conmutar, y en parte meditando en el proceso de tomar decisiones al que todos nos enfrentamos continuamente.

El pensamiento que pasó por la actividad sub-semiconsciente de mi cerebro, puesto que obviamente estaba usando toda mi capacidad consciente para estar alerta a lo que acontecía con el tráfico, era que la mayoría de las decisiones de la vida son más una encrucijada que una intersección. Cuando llegamos a una encrucijada tenemos que tomar una decisión, afortunadamente basados en toda la información disponible, puesto que si queremos continuar hacia adelante es necesario tomar dicha decisión. Así ocurre con muchas situaciones en la vida. Muy a menudo nos encontramos en una coyuntura en la que no solo es imperativo tomar una decisión, sino que es imposible no hacerlo. Afortunadamente habremos previamente pagado el precio de manera que podemos tomar estas decisiones impostergables de manera apropiada cuando se nos presenten.

El segundo pensamiento que recuerdo que se escurrió por mi mente fue que así como perdí media hora sin poder avanzar debido a una decisión no intencional, muchas de las decisiones que enfrentamos a diario están completamente conectadas a un movimiento intencional o no intencional que hicimos en una encrucijada. Lo más probable es que durante la mayor parte de nuestras vidas las elecciones presentes y futuras se basen en el cúmulo de elecciones ya tomadas.

Cuando estaba a punto de terminar mi tiempo correctivo autoimpuesto y estaba ya listo para dirigirme de nuevo en la dirección adecuada, un pensamiento cruzó rápidamente por mi mente: el apartarse abruptamente de nuestros patrones ya elegidos nos hace pasar por tiempos difíciles y punitivos, y se necesitan cambios actuales y futuros en esos patrones para evitar futuros castigos.

Una vez que me encontraba en la dirección correcta, mis pensamientos volvieron a la conclusión obvia de que el tomar una primera decisión de manera correcta es más eficiente que realizar todo un proceso correctivo debido a un error en la decisión, e inclusive mejor que perder el tiempo en un estado de indecisión que nos trabe.

De manera que decidí que en el futuro – decisión que he cumplido varias veces desde ese día – lo mejor sería que antes de hacer una elección examinaría muy cuidadosamente las alternativas y sus consecuencias, lo que aumentaría las posibilidades de resultados positivos hoy, y establecería un fundamento firme para enfrentar las futuras encrucijadas que invariablemente enfrentaría.

Descubrí que lo más lógico era que cuanto más pudiera yo visualizar las consecuencias de mis actuales decisiones, las probabilidades de elegir correctamente aumentarían de la misma forma.

Tal vez, al mirar mañana, la próxima semana o el siguiente mes, me daré cuenta que tengo menos propensión a tomar decisiones que parezcan deseables y placenteras hoy, pues estas son como arena movediza sobre la cual tendré que tomar decisiones futuras para corregir un error y así volver al camino de la felicidad.

Sospecho que hay un tremendo valor en obtener por lo menos una comprensión de las eternidades, la que nos puede ayudar en tomar nuestras decisiones hasta el infinito y, por lo tanto, hacer que aumenten nuestras oportunidades de tomar decisiones correctas.

Yo soy un convencido, pero con frecuencia necesito revisar la renovación de mi convicción. El tomar decisiones más sabias y más informadas me ayudará a evitar frustraciones actuales y futuras, la pérdida de tiempo, los sentimientos depresivos, el remordimiento y una multitudinaria seria de emociones miserables, y me ayudará a obtener un mayor sentido de autoestima, contribuyendo a que yo tenga una vida más eficiente y a que llene más abundantemente con gozo mis días.

domingo, 22 de junio de 2014

MAESTRO

Los indígenas del norte de México tienen el dicho de que se puede encontrar agua en el desierto solamente en los pozos poco profundos. El dicho surgió de la creencia de que si usted se quedaba bajo el abrazante sol lo suficiente para hacer un pozo profundo, no sobreviviría para disfrutar de los resultados de su trabajo.

Parece haber evidencia de que las maravillas producidas por los genios son hechas a partir de fuentes que ya están disponibles, mientras que la mayoría de nosotros podemos pasar toda una vida luchando por pintar un hermoso cuadro, por componer una canción hermosa o escribir inspiradora poesía con pocos resultados.

A menudo he tenido pensamientos similares acerca de los maestros. Parece que hay algunos que tienen la capacidad de enseñar con tal destreza, que no tienen que hundirse en una gran cantidad de metodología o de investigaciones para ser capaces de animar y estimular a los estudiantes con el gran deseo de aprender y entender.

Creo que no podemos condenar y criticar a las masas que deben pasar sus días cavando más y más profundo intentando acercarse a lo que parece ser un don innato para los demás. De hecho, creo que sus esfuerzos deben ser aplaudidos. Pero, sin embargo, deberíamos estar asombrados con aquellos que han sido bendecidos como maestros, al igual que nos asombramos con el Beethoven, el Miguel Ángel o el Shakespeare de nuestro planeta.

Mi tío Owen, a quien tuve la oportunidad de ayudarle durante mi adolescencia unas semanas durante dos veranos, (haciendo lo que un muchacho criado y educado en la ciudad puede hacer en un rancho ganadero), tenía la habilidad innata de hacer que otros entendieran y aprendieran. Cuando hago una pausa y reflexiono sobre esos pasados veranos ​​bajo su tutela, no recuerdo que él tuviera que mostrar o demostrar un deber más de una vez. Él nunca se mostró reacio a instruirme cómo usar la maquinaria y que mi educación podría haber indicado que estaría fuera de mi alcance.

Sospecho que él tenía un estudiante dispuesto ya que manejar un tractor o un camión, o controlar un esparcidor de estiércol en los dias antes de las licencias de conducir era intrigante para un muchacho que apenas empezaba su adolescencia. Sin embargo, había "algo" en la forma en que me explicaba y me mostraba las cosas que hizo que me dieran ganas de aprender y experimentar las cosas que le eran a él tan fácil hacer.

Por lo que yo sé, él nunca había tenido ningún entrenamiento formal sobre los métodos de enseñanza, pero cada vez que quería mostrarme algo, el aprendizaje y el entendimiento siempre parecían suceder.

A pesar de que no tenía entrenamiento, sus credenciales fueron válidas.

Tenía un conocimiento exhaustivo e interés en su materia.

Él tenía un deseo insaciable por expandir su conocimiento y entender, y estar al tanto de los nuevos descubrimientos en la cría de animales y la agricultura.

Su disposición por compartir sus conocimientos era infinita.

Él tenía la paciencia para aceptar y mirar más allá de las ineficiencias de aquellos que no tenían sus mismas habilidades.

Su amor por los demás era tan profundo, que parecía aumentar su deseo por ayudarles a desarrollarse y progresar.

Lo que él poseía era de hecho una "Perla de Gran Precio. Poseía la destreza de ser maestro.

No creo que todos los que sean genios de la enseñanza sean mejores que los genios en otras artes. Creo que aquellos que son bendecidos con este regalo, están casi bajo la obligación divina de usarlo.

Yo creo que el resto de nosotros que no tenemos este don natural estamos bajo la firme obligación de hacer todo lo posible por desarrollar nuestras limitadas capacidades (pasando el tiempo excavando bajo el calor del día, si usted quiere) para enseñar al nivel más alto que nos sea posible, ya que de hecho pisamos tierra santa cuando nos aventuramos en el desarrollo de los pensamientos y las acciones de otro.

Durante esos dos veranos de mis años de desarrollo que pasé bajo la atenta mirada de mi tío, uno de los temas en que fui educado fue el del "campo" de la "semilla-logia". Aprendí que si una persona quería cultivar trigo tenía que empezar plantando semillas de trigo, y no importaba cuantas semillas de cebada o de avena pudiera sembrar, la tierra no produciría trigo hasta que hubiera recibido una semilla de trigo. (¿No le dije que fui criado y educado en la ciudad?)

En nuestros esfuerzos en el aula, me convenzo después de los muchos años que pasé en frente de los estudiantes, que el proceso de aprendizaje no comenzará a dar sus frutos hasta que el maestro pague el precio por entender al estudiante. Es contrario a la naturaleza de las cosas el ser capaz de encajar estacas cuadradas en agujeros redondos.

Por lo tanto, la enseñanza, al igual que 'la semilla-logia, exige que el maestro tenga conocimiento de la semilla, del suelo y de los procesos educativos necesarios para el desarrollo de sus estudiantes.

El maestro tiene que aprender acerca de las experiencias educativas previas de los estudiantes, sus gustos y aptitudes en el proceso educativo.

El maestro tiene que conocer el entorno del alumno fuera del aula donde, su educación informal, y algunos piensan, su educación real se lleva a cabo.

El maestro tiene que instruirse con el estímulo correcto que motivara a cada estudiante a llegar a estar dispuesto a aprender.

Cuanto más aprendemos sobre nuestros estudiantes, la clave para ayudarles a aprender será más fácil de usar. Del mismo modo que cuando los agricultores se convierten en maestros de la "semilla-logia', ellos tendrán mayor capacidad de aumentar sus cosechas.

"¿Cómo es que el toro no va a dar leche?" Supongo que hice esa pregunta, porque durante el tiempo que el tío Owen vivió y cada vez que nos reunimos como familia, él le recordaba a todos los que estaban al alcance su voz mi nivel de ignorancia sobre la agricultura y la ganadería repitiendo esa frase que el decía eran mis palabras exactas.

Sospecho que además de aprender que el toro no es vaca y que es la vaca la que da leche, fue también a través de su destreza para enseñar que me enteré de que la dulce miel sobre la mesa fue hecha por las miles de abejas que habían reunido el néctar producido por las flores que adornaban el valle que creció del suelo donde se entierran las abejas y los hombres.

El proceso educativo tiene igualmente un círculo de existencia. La persona en que usted desea que sus estudiantes se conviertan y aquello que usted desea que aprendan, dependerá en gran medida por lo que usted como maestro ha llegado a ser, y el conocimiento y el entendimiento que ha reunido de las maravillas del mundo.

Por lo tanto, si desea avanzar como maestro, debe estar siempre aprendiendo.

Si usted quiere ser un fiel guía debe estar siempre elevando su nivel de vida.

En la profesión o llamamiento como educador, pocos son los que estan dotados con este don, pero muchos pueden, a través de la dedicación, desarrollar las habilidades necesarias para ser cariñosamente llamados maestros por alguien que ha sido iluminado.

A la caja de herramientas de la profesión de maestro se le añade continuamente y esta rebosante. Los que verdaderamente desean acercarse a la eficacia de un "diestro maestro' regresarán a la caja a menudo, asegurándose de que sus herramientas estén pulidas y afiladas y, cuando sea necesario, pagar el precio de añadir a sus rebosantes provisiones.

Aunque puede ser cierto que la naturaleza ha concedido a algunos una "Perla de Gran Precio", que parece proveerles con un suministro interminable de agua hallada en pozos poco profundos, las recompensas cosechadas por los que deben cavar continuamente más y más profundo serán igualmente significativas.

Así como el número de granos de trigo que provienen de una sola semilla no se pueden contar, los resultados de los esfuerzos de la enseñanza, ya sea por naturaleza o dolorosamente desarrollados, son inimaginables.

No tengo ninguna duda de que mi agradecimiento por haber pasado la mayor parte de mi vida siendo llamado maestro, se extenderá por toda la eternidad. También sé que si usted tiene el don de la enseñanza o se ha convertido en un maestro a través de horas de esfuerzo extremo, su corazón igualmente se llenara de gratitud cuando contemple las recompensas que resultaran de su fiel siembra.

domingo, 15 de junio de 2014

¿DÓNDE ESTÁS?

POCO DESPUÉS de haber participado del fruto prohibido, Adán y Eva oyeron la voz del Señor, y siguiendo el consejo de Satanás, se escondieron y se cubrieron con hojas de higuera.

Aunque estoy bien seguro de que la omnisciencia del Señor incluía el conocimiento de los acontecimientos ocurridos en el jardín, aun así el Señor dijo: Adán, ¿dónde estás? La pregunta pareciera referirse a la locación física de nuestros primeros padres, pero considerando que Adán y Eva habían sido puestos a prueba en su obediencia y habían elegido seguir el consejo del Adversario en vez que el de Su Creador, me parece más bien que el Señor les estaba pidiendo que consideraran su situación espiritual.

Teniendo nuestros modernos GPS, el Google maps y otras aplicaciones que parecieran ser capaces de registrar cada paso que damos, existen situaciones en las que sería muy peligroso y destructivo evitar deliberadamente el conocer cuál es nuestra localización física exacta; pero aún con todas las herramientas a nuestra disposición toda esta información es inútil si no es contrastada con un hito familiar previamente conocido, tal como nuestro hogar o nuestra ciudad.

De igual manera, para saber dónde estamos espiritualmente es necesario comparar nuestra condición actual con una condición previa y también con el estado en el que quisiéramos estar.

Lamentablemente existen muchas personas que están confundidas debido a las artimañas de Satanás y han escogido creer que la razón por la que están en esta esfera mortal es conseguir tanto placer, riqueza, poder o fama como puedan. Debido a ese estado de confusión no sólo les es difícil descubrir dónde se encuentran, sino también dónde deben estar.

Satanás procura desviar sus corazones de la verdad, de manera que sean cegados y no comprendan las cosas que están preparadas para ellos. (Doctrina y Convenios 78:10)

Mas he aquí, de cierto os digo que hay entre vosotros muchos [que] han cometido un pecado muy grave, pues andan en tinieblas al mediodía… Si no guardáis mis mandamientos, el amor del Padre no permanecerá con vosotros; por tanto, andaréis en tinieblas. (Doctrina y Convenios 95:5, 6, 12)

Sin embargo, el Señor le reveló a Moisés el propósito que tiene nuestra existencia y, por tanto, la implicación es que lo mejor para nosotros es alcanzar la medida de nuestra creación. Y así como dejará de existir una tierra con sus cielos, así aparecerá otra; y no tienen fin mis obras, ni tampoco mis palabras. Porque, he aquí, ésta es mi obra y mi gloria: Llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre. (Moisés 1:38, 39)

Así como sucede con nuestra ubicación física, únicamente seremos capaces de juzgar nuestra condición espiritual si constantemente revisamos dónde estamos en relación a dónde estuvimos y dónde deseamos estar.

Existe un fuerte fundamento de las escrituras que nos dice que, gracias al proceso del nacimiento mortal, nuestro cuerpo espiritual se une con el cuerpo mortal, el cual tiene precedencia y domina a nuestro cuerpo espiritual, por lo que durante ésta etapa de nuestra existencia nuestras elecciones tienden predominantemente a que hagamos todo lo posible por obtener comodidad y evitar el dolor. Parece que naturalmente tenemos la inclinación de sucumbir al deseo de acumular lo material del mundo. Estamos como motivados a dominar todo lo que nos rodea, y nuestros propios deseos tienen preferencia frente a los de cualquier otro.

Satanás, algunas veces encubierto y otras descaradamente, hará todo lo que esté a su alcance para convencernos de que el único motivo y propósito de nuestra existencia es satisfacer nuestros propios deseos. Él va de aquí a allá sobre la tierra esforzándose con todas sus fuerzas para alejarnos de la luz la cual, al comprenderla, nos muestra el verdadero propósito de nuestro estado probatorio. Mas no [la] reciben, porque no perciben la luz, y apartan de mí su corazón a causa de los preceptos de los hombres.
(Doctrina y Convenios 45:29)

Si permitimos que la obra y la obra de Dios influyan en todo lo que hacemos no nos demoraremos en salir de este estado egoísta, sino que comenzaremos a comprender que la realización personal de nuestro progreso real y eterno dependen de que nos convirtamos en gente mucho más que buena y honorable. Si continuamos siguiendo el plan de nuestro Padre Celestial nos daremos cuenta que tenemos que esforzarnos con el mismo ahínco para llegar a ser como el Padre y el Hijo.

Nuestro escape de las sutilezas de Satanás y de los preceptos de los hombres dependerá en gran manera de nuestra disposición a ser iluminados y edificados por la cantidad de luz (verdad y conocimiento de Dios) que estemos dispuestos a recibir, y de cuánta tiniebla desechemos. Y lo que no edifica no es de Dios, y es tinieblas. Lo que es de Dios es luz; y el que recibe luz y persevera en Dios, recibe más luz, y esa luz se hace más y más resplandeciente hasta el día perfecto. (Doctrina y Convenios 50:23, 24)

¡Qué gran clave nos ha dado el Señor para ayudarnos a saber si en realidad estamos cumpliendo con nuestro propósito aquí en la tierra: Lo que no edifica! Si la elección que hacemos no nos hace mejores y más honorables de lo que hemos sido y no puede ser una base sobre la cual podamos edificar los atributos y las características de la Deidad, entonces necesitamos reconsiderar el curso que están tomando nuestros pensamientos y nuestras acciones.

¡Qué gran promesa es la que el Señor nos da! Él no restringirá la cantidad de luz que podamos recibir, si tan sólo caminamos en Su luz.

Y si vuestra mira está puesta únicamente en mi gloria, vuestro cuerpo entero será lleno de luz y no habrá tinieblas en vosotros; y el cuerpo lleno de luz comprende todas las cosas. Por tanto, santificaos para que vuestras mentes se enfoquen únicamente en Dios. (Doctrina y Convenios 88: 67, 68)

¡Qué maravilloso es el plan que nos ha dado nuestro Padre Celestial, que incluye éste grandioso desafío, el cual indudablemente podremos cumplir a cabalidad mucho después de que hayamos dejado atrás lo mortal!

domingo, 8 de junio de 2014

TESOROS ETERNOS

Nuestro hijo Sean y su amigo Peter se reunieron con nosotros la semana pasada para almorzar en uno de nuestros restaurantes favoritos de comida Mexicana. Además de celebrar el cumpleaños de nuestro hijo y disfrutar de un almuerzo maravilloso, fuimos bendecidos con la vista del Océano Pacífico mientras estábamos comiendo. Pude apuntar en mi diario que ese fue un tiempo maravilloso. La visita continuó cuando volvimos a casa y Kathleen compartió sus dos volúmenes de recuerdos de nuestro crucero por las islas británicas el pasado verano. Ya que ellos salen para Inglaterra y Escocia en un par de semanas, parecían realmente disfrutar los libros que ella había hecho de nuestro viaje. Bueno, a decir verdad, Peter parecía tener mucho más interés que Sean. Tal vez porque aun extraña la madre patria.

Kathleen también pasó tiempo mostrando el montón de 'tesoros' que hemos acumulado durante nuestros cincuenta y tantos años de matrimonio y que heredamos de nuestros padres ya fallecidos. Antes de que se fueran, Peter dijo que nuestra casa era como un museo. Kathleen la llama una bodega. Curiosamente, a pesar de que había habido un buen número de 'oohhs' y 'aahhs' durante el día, cuando ellos se fueron sólo se llevaron una cajita de cosas más bien insignificante.

En realidad ha sido una experiencia difícil el tratar de vaciar los 'tesoros' de nuestro ahora llamado" museo" a nuestros hijos cuando vienen de visita.

Mientras nuestros hijos se han negado una y otra vez, la visión de verlos recolectando nuestros tesoros después de que nuestro paso por la tierra haya pasado "como si fuera un sueño", con un basurero gigante y un camión del Deseret Industries (tienda de segunda mano) estacionado en frente al "museo" realizando una especie de clasificación que va como así: basurero, camión, basurero, basurero, basurero, camión, camión, camión, basurero, basurero, Erin. Esta rotación se repetirá hasta que el basurero se rebose, el camión de Deseret Industries se llene y el Museo quede vacío.

Mientras que el tiempo para que esta visión virtual se vuelva realidad se acorta, mi preocupación por lo que ocurra con las cosas también disminuye. Pero esto me hace pensar en cuál es el valor real de nuestro ser en este hermoso planeta. Parece que el valor real de nuestras vidas es aquel que nos llevamos con nosotros y no lo que dejamos atrás.

La comodidad que había disfrutado en el 'museo' de mis padres durante mis años de formación, terminó cuando deje 'todo eso' con una pequeña bolsa de cosas y Kathleen y yo empezamos nuestra propia colección. Sin embargo, lo que no deje atrás fueron los videos de mis de padres que podría prender y ver el resto de mi vida mortal y anticipo que aun más allá. Fue eso lo que me llevé conmigo.

Mi educación formal se extendió a lo largo de varios estados y muchos de mis años mortales. Probablemente me senté en más de 100 aulas y salas de conferencias y nunca pensé en eliminar un elemento de las cosas que adornaban esos lugares. Sin embargo, lo que fui capaz de eliminar fue una amplia gama de ideas y puntos de vista de lo que el mundo es y lo que deberíamos hacer mientras moramos en este mundo. Me llevé de esos años una sed de aprendizaje, una búsqueda por entender, y referencias y recursos que he sido capaz de usar en momentos de necesidad. Fue eso lo que me llevé conmigo.

Mi carrera como maestro en el Sistema Educativo de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se extendió por más de 50 años. Tuve a mi disposición bibliotecas, audiovisuales, escritorios, cuadros, planes de lecciones y todas las otras cosas que se consideran esenciales para crear un entorno de enseñanza y aprendizaje. Cuando finalmente regresen los marcadores, el total de cosas que deje conmigo fueron mis archivos y unos cuantos libros. Sin embargo, también me llevé conmigo el recuerdo de los estudiantes, algunos de los cuales ahora se han unido a mí en la tercera etapa de mi vida. Si la enseñanza es realmente la mejor manera de aprender, me llevo conmigo un tesoro de aprendizaje repetitivo y el recuerdo del ser capaz de compartir lo que había aprendido. Fue eso lo que me llevé conmigo.

Cuando este a las 'Puertas del Cielo’, realmente dudo que este tentado a mirar hacia atrás la escena de mis descendientes jugando basurero, camión, mío. Sospecho que estaré contando las bendiciones de todo lo que he tenido el privilegio de aprender y esperare ansiosamente el poder hacer todas esas preguntas sin respuestas y seguir adelante con la misión de llenar todos los espacios en blanco en mi banco de conocimientos. Es eso lo que debería tener conmigo eternamente.

Oro hay, y abundan las piedras preciosas, pero aún más valiosos son los labios del saber. (Proverbios 20:15)

Si pides, recibirás revelación tras revelación, conocimiento sobre conocimiento, a fin de que conozcas los misterios y las cosas apacibles, aquello que trae gozo, aquello que trae la vida eterna. (Doctrina y Convenios 42:61)

Oh, cuán grande es el plan de nuestro Dios! Porque por otra parte, el paraíso de Dios ha de entregar los espíritus de los justos, y la tumba los cuerpos de los justos; y el espíritu y el cuerpo son restaurados de nuevo el uno al otro, y todos los hombres se tornan incorruptibles e inmortales; y son almas vivientes, teniendo un conocimiento perfecto semejante a nosotros en la carne, salvo que nuestro conocimiento será perfecto. (2Nefi 9:13)

Y hallarán sabiduría y grandes tesoros de conocimiento, sí, tesoros escondidos; (Doctrina y Convenios 89:19)

Cualquier principio de inteligencia que logremos en esta vida se levantara con nosotros en la resurrección; y si en esta vida una persona adquiere más conocimiento e inteligencia que otra, por medio de su diligencia y obediencia, hasta ese grado le llevara la ventaja en el mundo venidero. (Doctrina y Convenios 130:18-19)

domingo, 1 de junio de 2014

DOBLADO Y ROTO

Las veces que voy al garaje son pocas las oportunidades en las que me fijo en ella, pero de vez en cuando mi vista se percata de la boquilla que sobresale por una esquina rota del estuche de trompeta que está encima de un armario, el cual es parte de un viejo sueño que una vez tuve.

La razón por la que la boquilla está puesta en la trompeta es que se quedó pegada. Nunca habría imaginado que llegaría el día en el que las trompetas tendrían las boquillas soldadas permanentemente, por lo que entonces el viejo instrumento de mis fantasías juveniles estaría de moda. Además de la boquilla fusionada, esta trompeta tiene las válvulas inmovilizadas en una posición tal que no permite el paso del aire, y la campana del cuerno está muy doblada. Esto último es un recuerdo de la niñez de mi hijo mayor. Me gustaría agregar que la llave está bien, pero no sirve de nada porque las válvulas no dejan pasar el aire.

No sé si pueda ocurrir, pero me he preguntado si un artesano tendría la habilidad de reparar y poner a punto esta brillante pieza de mi juventud. Estoy seguro de que existen personas que han llegado a tal grado de habilidad que podrían volver a la vida mi trompeta y restaurarle sus funciones haciéndola capaz de emitir una vez más sus dulces tonos.

Hay momentos durante esta fase “dorada” de la vida en la que estoy cuando simpatizo con aquella doblada e inmovilizada trompeta. Hay días en los que me pregunto si partes de mi volverán a funcionar de la manera en la que estaban diseñadas para hacerlo, días en los que extiendo mi fe para creer que de alguna manera esta carne corruptible se volverá incorruptible (1 Corintios 15:50-57)

Como Pablo enseñó a los santos de Corinto, así como podría suceder una restauración milagrosa de mi trompeta, el milagro de mi restauración física personal sólo se puede lograr en y por medio del milagro de la Expiación que realizó nuestro Señor y Maestro, Jesús el Cristo.

Así como existe una parte visible de mi ser, existe otra parte aún más grande, la cual rara vez ven aquellos con los que me tropiezo diariamente. Espero que esta parte de mí, a diferencia de la parte en la que hay articulaciones inmóviles y músculos atrofiados, si se pudiese ver, sea mucho más gloriosa y brillante que aquellos días en los que estaba envuelta con una estructura más esbelta.

Estoy bien al tanto de la enseñanza cristiana sobre el principio del arrepentimiento, cuya base es pasar a través de etapas de penitencia, y necesariamente yo he tenido que seguir esos pasos frecuentemente en mi vida. De igual manera estoy agradecido por el Salvador y su disposición para reconocer mis pequeños pasos de arrepentimiento y también por Su sacrificio en el Jardín de Getsemaní y en la colina del Calvario. También estoy muy agradecido por mi fragmentado entendimiento de las enseñanzas judías, las cuales nos dicen que debemos pasar nuestra vida en una constante preparación para volver una vez más a la presencia de Dios. Esto es igual a la comparación entre la enseñanza del Antiguo Testamento que dice “no hagas a otros” versus la enseñanza del Nuevo Testamento de “haz a otros”, sólo para darnos cuenta que el orden positivo y negativo ha sido trastocado.

Puesto de una manera simple y concisa: podemos pasar nuestras vidas luchando por conquistar nuestra naturaleza caída, o podemos pasar nuestra existencia llenándonos con lo positivo y con los atributos del amor.

Una de las películas románticas favoritas de todos los tiempos es “Deja que el tiempo vuelva”. Un joven escritor llamado Richard Collier (interpretado por Christopher Reeve), viaja en el tiempo y se enamora de una hermosa joven (interpretada por Jane Seymour) por lo que escoge sacrificar todo para volver a ella.

En el drama real de nuestra propia vida, si he comenzado por lo menos a vislumbrar como el Maestro Artesano nos libera, nos endereza y nos hace brillar, entonces con todo lo que tiene que ver nuestra tarea es con abandonar nuestros aspectos negativos y vestirnos de atributos positivos, para que de esa manera estemos preparados para volver a vivir con nuestro Padre Celestial, que nos envió a este estado preparatorio.

Si cierro mis ojos puedo oír claramente como esta hermosa joven le pide a Richard que vuelva a ella. De igual forma, hay momentos en los que cierro mis ojos y oigo a mi Padre Celestial decir “vuelve a mí”.

Sospecho que he pasado demasiados días tratando de borrar todas las consecuencias de las elecciones negativas que me pusieron en situaciones difíciles de las que tuve que sacarme a mí mismo. También sospecho que al limpiar la suciedad de esos deslices me hará más limpio y me harán un poco más presentable ante mi Padre Celestial. Sin embargo, no creo que simplemente por esto haya logrado el lustre necesario para habitar bajo su Gloria una vez más.

Puesto que el verdadero significado de la palabra Sacrificio es hacer santo, deseo haber podido pasar menos días de mi vida tropezándome y estrellándome contra percances y subsecuentemente arreglar lo dañado, y haber tenido más tiempo concentrándome en idear las formas en las que puedo alcanzar ser más santo con el fin de ser lo suficientemente digno para volver a vivir con Dios.

Una de las cosas más hermosas del sendero del penitente con la que siempre me encuentro en el veloz sendero que resulta de aplicar el principio de hacer de mi vida un sacrificio en preparación para volver al Padre Celestial no sólo sin mancha, sino santo, es llegar a entender que todo lo que hacemos en esta vida, ya sea quitarnos lo negativo o ponernos lo positivo, estará a nuestro favor ante nuestro amoroso Padre Celestial; pues su único deseo es que seamos capaces de volver.

Y una de las bendiciones anticipadas que he recibido con agradecimiento es que a medida que mi preparación para volver a Él se ha vuelto un proceso mayor de sacrificio (hacer santo), el velo del olvido se ha convertido cada vez más en una cortina abierta que me permite recordar.