domingo, 1 de octubre de 2017

GRADUACIÓN A LA VIDA ETERNA 1

Siempre aprendiendo y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad. (2 Timoteo 3:7)

Cuando era conocido como Saúl que había aprendido de las doctrinas de la más estricta de los fariseos. Luego cuando él tenía su visión milagrosa del Salvador y el bautismo por Ananías fue a Arabia donde aprendió los principios del Evangelio antes de iniciar a su misión maravillosa que edifico los cimientos de la iglesia de Cristo en la mayor parte del imperio romano.

Saúl/Pablo no sólo tenía un testimonio personal de sus propias experiencias de ser para siempre en el proceso de aprendizaje, pero nunca llegando al conocimiento de la verdad. También aprendió en sus experiencias de sus misiones que la humanidad pasa una cantidad excesiva de tiempo aprendiendo y practicando muchas cosas que en realidad los llevó lejos de la verdad.

Examinando mi propio viaje a lo largo de las rutas de aprendizaje no me tarda mucho para darse cuenta de que a pesar de que tuve el privilegio de tener una carrera de enseñar el Evangelio, la balanza nunca menos se ponderaron en el lado de aprender a sostener la vida, los principios más como prácticas de una vida exitosa y bajo ponderación en llegar a un conocimiento de verdades eternas!

Como Kathleen es aficionada a recordarme, que casi estoy la edad de 80 años creo con todo mi corazón que si fuéramos capaces de examinar el plan de estudios de la obra y gloria de Dios diseñado para enseñarnos cómo llegar ser como Él es, no incluso se asemejan vago a uno más de nuestras experiencias durante nuestra estadía mortal.

Además de ser criados por los padres maravillosos, tenía una educación formal lo cual comenzó en la escuela primaria de Roy, Utah, siguió en la Primaria Lincoln en Pocatello, Idaho, tenía años en los sistemas escolares, de Long Beach, California, American Falls, Idaho, y me gradué de Garden Grove Union High School que por supuesto es en Garden Grove, California.

Mi educación después de secundaria incluye tiempo en Fort Ord, California, donde me aprendió el espíritu de la bayoneta antes de avanzar para ser entrenado como un Secretario de mecanógrafo. Asistí a las instituciones más y más avanzados del Colegio Junior de Santa Ana (su nombre oficial en 1958 cuando asistí), Universidad del Estado de California en Fullerton (también su nombre oficial cuando asistí a dicha institución en 1962 -63) y la Universidad Brigham Young donde Kathleen me ayudó a conseguir una licenciatura, maestría y doctorado.

Estas experiencias de aula fueron interrumpidas por un par de años mientras sirvió a una misión en México y aprendí mucho acerca de los hechos de la vida lo cual antes me había casi ignoraba y gané un gran amor por mis hermanos mexicanos.

He escrito este resumen, que probablemente ha ocupado la atención de muy pocos de los lectores de este Pensamiento sólo hacer hincapié en el punto de que en toda la probabilidad, aunque todas estas experiencias educativas me proporcionan una feliz y fructífera vida mortal, había muy poco incluido en estas experiencias que me prepararon o cualificaron para la vida eterna.

Tenía una sensación cuando empecé a pensar en este Pensamiento iba a ser uno de los que acabaría extendiéndose sobre varios domingos. Por lo tanto, espero que después de este pensamiento introductorio bastante extensa, les deseen leer el resto de los Pensamientos en esta serie.

Con el fin de validar el principio de agencia durante mortalidad conservamos muy pocos recuerdos del plan de estudios de nuestro estado premortal. Se nos ha enseñado que incluye una explicación del Plan del Padre celestial, muchos debates y disputas sobre puntos de desacuerdo, la habilidad de usar nuestra agencia si aceptamos el Plan y probablemente el usamos nuestro agencia para mostrar nuestra fidelidad y capacidades para el liderazgo.

Aunque nunca nos ha dado un horario o un esbozo de Plan de aprendizaje terrenal del Padre Celestial, he reflexionado sobre lo que ese plan podría parecer si tuvimos el privilegio de tener una copia. Pienso, recuerdo y lo admito estoy caminando sobre terreno muy inestable, cuando involucraría a tres niveles principales de la progresión eterna que tenemos la posibilidad de comenzar a aprender y comenzar a inculcar en nuestras vidas durante mortalidad.

La primera he decidido llamar Perdiendo mi Telestialidad.

El segundo que he optado por llamar Poniendo Ropa de Terrestrialidad.

El tercero que he optado por llamar al Recibiendo los atributos del Celestialidad o Llegando a ser como el Padre Celestial a través de su Gracia.


Como observador de personas certificado y observador de las costumbres, salidas y llegadas de la humanidad, parece que al igual que las tasas de deserción escolar que existe en nuestras instituciones educativas formales, encontramos que menos y menos de nosotros seguirán involucrados con la educación de aula más en la escala que estamos obligados a subir. Sólo como nota al margen, entiendo que en cuanto a aprendizaje mundana no hay una correlación directa entre la cantidad de aprendizaje de libro (supongo que todavía entendemos el significado de esas palabras en esta era tecnológica) hemos tenido y la distancia progresamos a lo largo de la trayectoria de éxito en la vida.

Sin embargo, parece que hay correlación muy directa entre cuánto plan eterno del Padre Celestial asimilamos durante nuestras vidas y lo que vamos a tener con nosotros en la fase de nuestra existencia que sigue nuestro paso de la mortalidad.

Cualquier principio de inteligencia (Conocimiento de y adhesión a los principios divinos padres Eterno Currículo) que logremos en esta vida se levantará con nosotros en la resurrección; y si en esta vida una persona adquiere más conocimiento e inteligencia (Conocimiento de y adhesión a los principios divinos padres Eterno Currículo) que otra, por medio de su diligencia y obediencia, hasta ese grado le llevará la ventaja en el mundo venidero. (Doctrina y Convenios 130:18, 19)

Siempre aprendiendo y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad.
(2 Timoteo 3:7)

(Continuará)

PENSAMIENTOS PARA UN DÍA DE REPOSO – WILLIAM L. RILEY

EDITADO POR – KATHLEEN W. RILEY

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