domingo, 29 de diciembre de 2013

LOS MUCHOS DIAS DE LA NAVIDAD (segunda parte)

Ahora que hemos explorado algo de la historia de la Navidad, pongo a su consideración una razón para apoyar a quienes no sienten necesidad de disculparse por que sus luces navideñas cuelguen de los aleros de sus casas en junio o para los que aún dejan que sus decoraciones navideñas se queden más allá del 26 de diciembre.

No creo necesario tener que contender con aquellos que han establecido un acontecimiento o fecha específica para definir cuándo debe empezar la estación navideña. Creo que todos tiene el privilegio de celebrarla cómo y cuándo lo deseen. He escuchado aún en mi propio hogar que ahora que tenemos el Devocional de Navidad de la Primera Presidencia desde la Manzana del Templo en Salt Lake City, ese evento es el que marca el inicio de la estación navideña. Otros pueden decir que empieza apenas se limpia la mesa después del Día de Acción de Gracias, otros pueden afirmar que es con el Viernes Negro. Creo que ya lo he dejado claro.

¡PERO!

Déjenme tomarme el tiempo para explicar porque mi celebración de la navidad tiene MUCHOS días.

Cuando era muy joven no recuerdo que se contasen días específicos para la celebración, sino que simplemente era un tiempo de expectativa en los que pasábamos el tiempo ojeando los libros de los deseos (los catálogos de Sears y J. C. Pennys), hurgando en los armarios y en los áticos y buscando los regalos navideños en nuestra rutina para arruinar la navidad. Los días de anticipación se aproximaban lentamente hasta la mañana en la que luego de haber cambiado las envolturas hechas jirones se revelaban los tesoros ya descubiertos y alguna que otra sorpresa de Santa. Los agonizantes días de expectativa que rápidamente se terminaban en un momento al romperse las envolturas de los regalos también eran seguidos muy a menudo por un sentimiento egoísta de “¿y eso es todo lo que hay para la navidad?”

A medida que los años de mi infancia se metamorfoseaban en lo que luego denominé los maravillosos años de mi adolescencia, los últimos meses del año se convirtieron en un calendario lleno de fiestas que empezaban con Halloween y no terminaban hasta haber sacado la decoración de Año Nuevo. La navidad pasó a ser sólo una oportunidad más para reunirse con los amigos y la familia para comer hasta la saciedad y hacernos compañía hasta aburrirnos.

Mientras estaba en el servicio activo como reservista del ejército de los Estados Unidos y luego, mientras prestaba servicio como misionero de mi Iglesia en el norte de México, llegué a darme cuenta, gracias a mi conversión, del concepto de que Jesús, que había nacido de María en Belén, era en verdad el Cristo, el Salvador, y fue entonces que mis Muchos Días de Navidad comenzaron a expandirse dramáticamente.

Con la paternidad me di cuenta que durante los días de expectativa mi rol había cambiado. Antes yo había sido el cazador y ahora me había convertido en el ocultador de regalos, y el día de navidad era yo quien deseaba que por lo menos uno de los regalos sea realmente una sorpresa para cada niño, y cuando se terminaba el día tenía un sentimiento de gratitud por las bendiciones que había recibido.

A medida que han pasado los días, ahora con una mayor velocidad que se incrementa cada vez más, me doy cuenta que no hay razón para limitar la celebración del nacimiento del Salvador del mundo a una sola fecha.

POR LO TANTO:

Estoy agradecido de que después de haber vivido en un tiempo en el que sólo se podía escuchar los villancicos, las canciones y los himnos navideños en el momento en el que las estaciones de radio decidían ponerlos, o cuando el director de música del barrio decidía escogerlos, ahora vivo en una época en la que cientos y miles de interpretaciones musicales navideñas pueden almacenarse en artefactos más pequeños que un pedazo de chocolate y con un ligero movimiento de muñeca puedo navegar a través de muchas canciones y artistas cualquier día del año que yo quiera.

Estoy agradecido que aunque la gente ya no pase semanas enteras poniendo las decoraciones navideñas sino sólo días, y en algunos casos, ya ni se pongan adornos por lo viejos que están, yo puedo poner como protector de pantalla los cuadros navideños que desee, los cuales pueden una vez más iluminarme con recuerdos todos los días del año si quiero.

Estoy agradecido por las abundantes bendiciones de un amoroso Padre Celestial, las cuales han llenado nuestro hogar y nuestras vidas, que sólo basta con mirar en cualquier dirección para descubrir y muchas veces sorprenderme con todo aquello que me rodea y que ha traído tan grande gozo a mi vida. Y puedo ver todo esto cada hora del día si quiero.

Estoy agradecido por las elecciones que he hecho en mi vida y por las bendiciones que se han derramado sobre mí, habiéndolas tomado para poder celebrar cada día el nacimiento, la vida y las palabras de Jesucristo, y aprender a compartir generosamente de la abundancia del Señor con aquellos que están en necesidad hasta ese maravilloso día en el que tendremos “todas las cosas en común”.

Y ahora ya lo saben, los Muchos Días de la Navidad se pueden extender a un máximo de 365 días todos los años.

Y para aquellos que creen que mi fijación por la navidad le quita prestancia a otros días festivos:

Me doy cuenta que el Día de Año Nuevo tiene una mayor razón de ser otra vez debido a que Cristo nació en navidad.

Me doy cuenta que el Día de San Valentín se puede llenar con un mayor y mejor amor debido a que Cristo nació en navidad.

Me doy cuenta que la Pascua de Resurrección cobra un mayor significado debido a que Cristo nació en navidad.

Me doy cuenta que los Días Patrios y los Días Conmemorativos tienen más importancia debido a que Cristo nació en navidad.

Me doy cuenta que me lleno de más gratitud en el Día de Acción de Gracias debido a que Cristo nació en navidad.

domingo, 22 de diciembre de 2013

LOS MUCHOS DIAS DE LA NAVIDAD

kathleen y yo esperamos que todos tangan un Navidad de mucho gozo!!


Apenas se han apagado las velas en las lámparas de calabaza cuando comienza. Surge en algunos el sentimiento de que las tempranas ventas de Navidad le roban importancia al recién celebrado Día de Acción de Gracias. Además, otros empiezan a murmurar pensando que por cuánto tiempo van a ser bombardeados por los villancicos, los cánticos y los himnos navideños. Otros simplemente nos hacen sufrir con sus protestas no tan silenciosas al resistirse aún en mostrar adornos navideños hasta que los últimos restos de pavo se hayan consumido, congelado o desechado.

Si hacemos aunque sea una pequeña investigación en cuanto a la historia de la Navidad, cuya celebración por cierto, es más antigua que la del Día de Acción de Gracias casi por dos mil años, rápidamente nos llama la atención que la elongación de la celebración de la Navidad precede a los comercios, grandes almacenes, tiendas de menudeo, tiendas por departamento, malls, tiendas de envíos y tiendas de “todo por 99 centavos”.

Comencemos ignorando los calendarios antiguos usados por los sumerios, los israelíes, los mayas, los griegos, los vikingos, los romanos, etc. Y vamos más allá en nuestra discusión de los Muchos Días de la Navidad haciendo referencia sólo a nuestro calendario moderno, el cual es una versión modificada del calendario gregoriano, el mismo que no fue de uso general sino hasta 1582. Es difícil creer que aun habiendo identificado un día que ha sido consistente con la salida y la puesta del sol, los meses y los años hayan sido definidos de tan variadas formas entre los habitantes del mismo planeta con el mismo sol y la misma luna. Y tenemos a la hermanastra de la medida del tiempo: la semana, la cual fue generalmente ignorada en la mayoría de calendarios (excepto el israelí), hasta que el calendario cristiano con su Anno Domini (Año del Señor) creó grupos de siete días, llamando al primer día de cada semana Dominica, o Día de Nuestro Señor.

En el siglo cuarto, San Nicolás de Italia fue un sacerdote muy querido que llevaba gozo y alegría a los niños como una expresión de su amor por Cristo. Después de su muerte, muchos de sus seguidores mantuvieron su nombre vivo mediante una celebración en la que se les daba regalos a los niños en recuerdo de la bondad de este hombre. Con el tiempo, el día de San Nicolás se celebraba universalmente el 6 de diciembre de nuestro calendario moderno. Ya que el Día de San Nicolás y la Navidad estaban tan próximos entre sí, ambas celebraciones se fusionaron en un día en el que el nacimiento de Cristo se celebraba dando regalos a nombre de San Nicolás, o después, el mismo San Nicolás los entregaba. Debemos apresurarnos en decir que en muchas naciones quien trae los regalos no es San Nicolás, sino el Bebé o Niño Jesús, o un ángel enviado por el Niño Jesús y por lo tanto San Nicolás pierde un poco su lugar en esta historia. También vale decir que el milagro de la tecnología, la cual ha unido más a las personas de esta tierra, ha hecho que Santa Claus sea más reconocido como el que trae las asombrosas sorpresas la mañana de la Navidad.

Esto debería hacer feliz a muchos de ustedes, ya que hemos acortado la celebración del nacimiento de Cristo a un solo día.
Sin embargo, parece que cada Navidad viene por lo menos dos veces al año, dependiendo de qué calendario cristiano se usa. Aún existen unas pocas naciones que usan el calendario ortodoxo en su celebración de la Navidad, la cual se celebra el 6 de enero comparándolo con nuestro modificado calendario gregoriano, mientras que el resto del mundo cristiano celebra la Navidad el 25 de diciembre. Y existen todavía denominaciones cristianas pequeñas tales como los miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días que celebran la Navidad el 25 de diciembre, pero creen que el día en el que nació el Salvador es el 6 de abril. Además, hay eruditos que creen que el Salvador nació en días de primavera del hemisferio norte (marzo – mayo), ya que se afirma que esa noche los pastores estaban cuidando sus rebaños en las colinas.

Irónicamente, si vemos que la Navidad se celebra entre estas dos fechas, los doce días de la navidad son los que se hallan entre el 25 de diciembre y el 6 de enero. Si se celebra la navidad el 25 de diciembre, el 6 de enero es llamado la Epifanía.

Ahora que hemos extendido la celebración de la Navidad a doce días, y si ustedes no se rebelan contra la prolongación de la celebración de los días de la Navidad que estamos haciendo, discutiré como se pueden extender los días de la Epifanía para alargar más nuestra celebración.

El significado original de la palabra griega Epifanía se traduce como “aparición impactante”. En inglés usamos las palabras “la Revelación de Dios”. Los antiguos cristianos celebraban el Día de la Epifanía como La Revelación de Dios como el ser humano Jesucristo. Muchos de los grupos cristianos hoy celebran la Epifanía el 6 de enero como el día en el que los Reyes Magos llegaron a ver al Niño Jesús. Los cristianos orientales celebran el bautismo de Jesús el día de la Epifanía. La iglesia católica romana usa el 13 de enero, el octavo día después de la Epifanía, para conmemorar el bautismo de Jesús, aunque actualmente pasó dicha conmemoración al primer domingo después de la Epifanía.

Si están atentos y no se han confundido, hemos extendido la celebración de la Navidad a 13 o 20 días, dependiendo de cuando caiga el primer domingo después del 6 de enero.

Seguiremos agregando más días a nuestros Muchos Días de la Navidad. En la mayor parte del mundo Occidental y Mediterráneo la celebración de la Navidad es precedida por la celebración del Adviento, o la celebración de la Primera Venida y el Anhelo por la Segunda Venida de Cristo. Se pueden ver calendarios modernos del Adviento en casas humildes y adornadas, pero hay pocos que conocen el verdadero significado de esos calendarios. Estos vienen con compartimentos ocultos que tienen tesoros de bolitas o diamantes de dulce escondidos. Aquellos que religiosamente observan el Adviento usando Calendarios de Adviento modernos celebrarán cada día que pasa con la puesta del sol, descubriendo una nueva delicia escondida cada noche, empezando 40 días antes de la Navidad.

También se conoce al Adviento como la Cuaresma de San Martín o el Ayuno de San Martín, y para aquellos que lo observan apropiadamente es muy parecida a la Cuaresma celebrada antes de la Pascua. San Martín era el obispo de Tours, Francia, a mediados del siglo cuarto en nuestro calendario. El ayuno empieza con una feria festiva y una fiesta el 11 de noviembre, y termina la noche del 24 de diciembre. Para ahorrarles el conteo con los dedos, estos son 40 días más agregados a nuestra conmemoración del nacimiento del Salvador.

Nuestra hoja de cuenta ahora tiene 45, 60 o 53 días de celebración navideña, dependiendo de cuando cae el primer domingo después del 6 de enero, y si se usa un calendario de Adviento tradicional o moderno.

Y apenas he comenzado a contar los Muchos Días de la Navidad (continuará…)

domingo, 15 de diciembre de 2013

EL AUTODOMINIO

Durante las últimas semanas he estado leyendo los libros históricos del Antiguo Testamento de Samuel, Reyes y Crónicas. Uno de los temas constantes que ocurren mientras el Señor se esfuerza por mantener la posteridad de David en el trono, es lo que parece ser una abrumadora necesidad de los sucesores por engrandecerse a ellos mismos destruyendo todos los rastros de sus predecesores.

Israel no es el único practicando esto. Vemos a incumbentes faraones quitando los nombres de los padres y las madres de todos los monumentos y obeliscos del reino. Los babilonios fueron especialmente hábiles en el arte de borrar la oposición, destruyendo a las naciones conquistadas tan extensamente, que estaban seguros de que el enemigo no volvería a ser capaz de levantarse de entre los escombros para amenazar.

Hoy en día la tendencia de pensar que uno puede llegar a ser grande socavando y destruyendo la oposición parece estar aumentando de manera amenazante en todos los niveles de la sociedad y sobre todas las naciones del mundo. Los niños intimidan a otros niños en zonas de juegos y en las computadoras. Las pandillas merodean las calles buscando eliminar a cualquiera que se atreva a invadir su territorio vistiendo de otro color. Las profesiones se basan no en la capacidad, sino en el derribar a aquellos que presiden. Los líderes pasan sus días esforzándose por socavar la posición de los opositores en lugar de proponer principios que beneficiarán y fortalecerán.

No importa cuánto tiempo ha estado sucediendo, ni qué tan amplia ha sido la proliferación de la práctica de superarse al derrumbar a otros, deberíamos haber aprendido hace mucho tiempo, que esta práctica siempre terminará con la autodestrucción del destructor .

Tan antigua como la práctica del punitivo auto- eliminación, siempre ha existido una filosofía en contra de esta plaga causada por la humanidad. En su forma más simple se expresa como el desarrollo del autodominio. Aunque se ha enseñado por mucho tiempo y reconocido como un elemento esencial en la culturización de la sociedad, sigue siendo hoy en día una de las características más difíciles de vencer.

Hay un tipo especial de autodominio que nos permite tener confianza interna, de tal modo que no tenemos necesidad de construir nuestras mansiones sobre una base formada por las cenizas de un predecesor destruido.

En los reinos del mundo, vemos que la inseguridad es la base que hace que uno crea que gana fuerza al debilitar a los demás. Sin embargo, en el Reino de Dios no van a ser los aguafiestas los que triunfarán, sino los que añaden iluminación al mundo al resplandecer su poca luz en otros, llamando la atención hacia el brillo que emana de otro, y tanto como les sea posible, permitiendo que la luz de Cristo brille a través de ellos para traer más luz a un mundo obscurecido por la inseguridad que viene del desear auto-engrandecerse.

A veces parece difícil recordar, que nuestra pequeña luz sólo tendrá importancia cuando se une con otros para poner un brillo duradero a un mundo que está "caminando en la oscuridad al mediodía." ¿No podemos aprender la sencilla verdad de que nunca aumentara la iluminación si continuamente estamos extinguiendo la vela de nuestro prójimo? En un mundo donde las mayordomías y las responsabilidades continuamente se desplazan y cambian de una persona a otra mientras las generaciones se conglomeran rápidamente una sobre otra , debería ser evidente que el avanzar se puede lograr mejor al añadir sobre lo que fue construida antes, en lugar de derribar y empezar de nuevo. ¿No podemos ver que las generaciones se elevan más alto al construir sobre cimientos en vez que escombros?

Josué, quien una vez pisoteo heno para convertirlo en paja para hacer ladrillos para el Faraón de Egipto, se convirtió en un poderoso guerrero, líder de Israel. Al llegar al trono como sucesor de Moisés, Josué aconsejó a sus oficiales: "Acordaos de las palabras que Moisés, siervo de Jehová, os mandó... “Josué no sentía ninguna necesidad de tratar de glorificarse a sí mismo reduciendo la gloria de Moisés. Curiosamente, los hombres de Israel respondieron a Josué: " De la manera que obedecimos a Moisés en todas las cosas, así te obedeceremos a ti. " Al parecer, lo que podría parecer irónico a los aguafiestas que tratan de dirigir hoy, le trajo aceptación más plena y pronta a Josué al honrar a su venerado antecesor.

Parece que el correcto autodominio nos dota de la capacidad, cuando se nos confía con algún tipo de liderazgo, de tomar el tiempo necesario para conseguir la "sensación" del nuevo puesto y permitir que otros tengan la "sensación" de su nuevo guía, sin tener que arrastrar el nombre y la reputación de los anteriores propietarios del puesto, enlodándolos o destruyéndolos por completo.

Hace algunos años recibí el consejo de un pastor respetado quien me había llamado a una nueva mayordomía. Me recordó que no había sido llamado a comenzar una revolución o a corregir todos los errores de los que habían tenido previamente este puesto, pero que había sido llamado a ser receptivo a los susurros que aumentarían todo lo que había pasado antes.

Duro aunque podría ser, al encontrarnos siendo desplazados con las arenas del tiempo, creo que nuestras antorchas se quemarían más intensamente si ponemos sobre nosotros la confianza de un justo autodominio. Espero que podamos tener nuestra visión un poco aclarada por los destellos del auto- dominio, y por lo tanto vernos a nosotros mismos como nos ven los demás, a veces ver con más claridad como realmente somos, y vislumbrar el potencial de lo que podemos llegar a ser sin tener que aplicar las herramientas de los aguafiestas de la destrucción.

domingo, 8 de diciembre de 2013

SEÑOR, CREO – AYUDA MI INCREDULIDAD (conclusión)


Como dijo Tevia (Tobías), que se sentía como un Violinista en el Tejado: “por otra parte…”

¿A veces siento crecer la culpa en mi seno:

Al meditar si tengo el derecho de tener paz mientras que veo a otros en un constante torbellino?

Al contemplar mi gozosa vida y luego ver el sufrimiento de otros?

Al ver como mi corazón se llena de amor mientras que los de otros prueban la amargura del odio?

Por otra parte:

Si la paz fuera quitada de mi vida ¿aliviaría eso el tormento de otra?

Si el gozo que siento en mi vida se detuviera ¿detendría eso el sufrimiento de otro?

Si el amor me fuera arrancado del corazón ¿se borraría la amargura en el corazón de otra persona?

Como con todas nuestras luchas, a medida que pasamos por las pruebas de esta única experiencia mortal que tendremos, probablemente las soluciones no vendrán a causa de que un rey de improviso comience a caminar en las rectas vías en las que anduvo el Rey David. El mundo no se convertirá en Camelot simplemente si escondemos la cabeza en la arena. Los corazones no se vuelven puros simplemente porque Seres Eternos les hayan enseñado Verdades Eternas.

Edward Everett Hale escribió: “Soy solo uno. No puedo hacerlo todo, pero algo puedo hacer. Y no dejaré que lo que no pueda hacer interfiera con lo que sí puedo”.

Una de las admoniciones finales que dio el Salvador a Sus Apóstoles fue que apacentaran a sus corderos.

Isaías habló sobre convertirnos en publicadores de la paz en el Monte de Sión (El antiguo nombre de Jerusalén)

Lehi proclamó que el propósito de la existencia huamna es tener gozo.

Juan el amado habló del poder del amor que hecha fuera todo temor y tormento, y que lo convierte a uno en valiente hasta alcanzar la perfección.

Tal vez no sea capaz de alimentar a las noventa y nueve, pero puedo nutrir a la que he encontrado hambrienta
Tal vez no sea capaz de pararme y gritar desde el Monte Sión, pero puedo publicar la paz cada día en todo lo que digo y hago.

Tal vez no pueda traer gozo al mundo, pero puedo llenar de gozo a aquellos con quienes me encuentro y a quienes saludo cada día.

Tal vez no sea capaz de manifestar amor a todos los hijos del Padre Celestial, pero puedo amar a mi vecino.

Apacentar, publicar, y amar son todas palabras de acción, palabras de dar que solo tienen significado cuando se comparte, se habla, y son esparcidas; y cuando no se esconden o se guardan para uno mismo.

¿A menudo se pasa por alto el hilo de oro y el forro de plata a causa de la abundancia del rollo de tela gris en donde están, o el horizonte presenta una cortina de nubes que oculta de nuestra vista el haz de luz al ser incesantemente bombardeados por las noticias de nuestros días?

Tal vez necesitamos comenzar a publicar, a apacentar y a amar más notoriamente para combatir el constante estruendo de desesperación que viene de los medios de comunicación.

Tal vez necesitamos dejar de ser cristianos en el closet y amar con más coraje, publicar la paz más osadamente y apacentar a una más accesible audiencia.

Tal vez necesitamos entender mejor que no es solo tener el privilegio de disfrutar de los pacíficos frutos del evangelio de Jesucristo, sino que también es una obligación sagrada el que gozosamente apacentemos, amemos y prediquemos con alegría las buenas nuevas a otros.

Tal vez es tiempo para que aquellos que hallan la verdad en las enseñanzas de Cristo paren de disfrutar de la comodidad que trae el evangelio y se aventuren de su tranquilidad saliendo a buscar un cordero a quien apacentar, una montaña desde donde publicar la paz, llevar gozo al aliviar las cargas de otros o encontrar un niño que desea ser amado.

Hoy puede ser el día, cuando está soplando todo viento de doctrina, en el que aquellos que alguna vez han sido tocados de alguna manera por la mano del Maestro extiendan sus manos y alcancen a quienes están caminando en tinieblas a la luz del día, aquellos que buscan la verdad pero que no saben dónde hallarla. Apacentándolos, publicándoles la paz y amándolos de acuerdo a sus capacidades, haciendo algo por ellos debido a que ellos pueden hacer mucho.

Esta noche puede ser la noche en la que deje de tocar la trompeta de la catástrofe para aquellos que participan en tal tensión. Aunque sus números puedan ser legiones y sus fuerzas abunden, yo resuelvo sacar mi pequeña vela de debajo del almud y con su cálida llama de amor empezaré a apacentar a un cordero publicando la paz a mi vecino.

domingo, 1 de diciembre de 2013

SENOR, CREO - AYUDA MI INCREDULIDAD (primera parte)

Tuve un colega en Reno, Nevada, quien un día llegó al trabajo y anunció que él ya no vería ni oiría las noticias nunca más. Estaba cansado de saber de todo el caos que habían creado todos los habitantes del mundo y las noticias no hacían que tuviera un buen día. Al mirar las noticias se quedaba con sentimientos de depresión y con su esperanza hecha pedazos.

En varias oportunidades a través de los años Kathleen y yo tuvimos esas conversaciones sobre “el caótico mundo”. En algunas oportunidades era ella la que contaba con palabras de reafirmación y buen ánimo, indicándome los puntos brillantes en medio del cuadro desalentador. Probablemente es algo bueno que uno de nosotros siempre encontrase la necesidad de derramar luz en medio de las tinieblas, porque de otra manera estaríamos sumidos en un abismo.

Hemos usado el argumento que tal vez no son todas las personas del mundo las que están en caos, sino solo sus líderes (que por cierto, es un argumento muy antiguo que encontramos una y otra vez en los libros de Samuel, Reyes y Crónicas en el Antiguo Testamento). “Y el rey ________ (llene el espacio) pecó y no anduvo en los caminos de Rey David, he hizo pecar a Israel”. Las tristes experiencias que se hallan en las escrituras nos enseñan que el culpar a los líderes es un argumento válido y que trae tanto bien en la solución de los problemas del mundo como el acusar al Diablo de nuestras propias imprudencias.

Cualquier argumento que señala a los líderes como la raíz de nuestros problemas se desbarata con el contra-argumento que también nos proporcionan las noticias nocturnas. Un asesinato, un par de violaciones, una destrucción vandálica o grafitis amenazadores rápidamente nos ayudan a darnos cuenta que hay individuos entre las masas que agregan su parte de oscuridad a la nube de tinieblas que parece engrosarse cada día que pasa.

Frecuentemente nuestras conversaciones llegaban a la conclusión temporal con el argumento final reservado: “Estoy feliz que al menos podemos hallar paz aquí dentro, y que podemos hacer de nuestro hogar un bastión de paz gracias a la fortaleza que surge de nuestra creencia en el Salvador”.

La conversación pudo haber concluido, pero a menudo la agitación de mi mente no halla reposo.

Si la creencia en el Salvador es realmente la respuesta:

¿Por qué hallamos parejas que claman ser creyentes que deciden que la única solución a su discordancia es terminar con sus votos de matrimonio?

¿Por qué hallamos hermanos que afirman que las escrituras son el fundamento de sus creencias y que hoy ya no se hablan más a causa de una ofensa que ocurrió hace mucho tiempo?

¿Por qué hallamos puñados de personas que se paran en las esquinas de las capillas y quienes, excitados, destruyen la reputación de alguien que asiste con ellos?

¿Por qué leemos las palabras de feligreses, escondidos tras el velo de los medios sociales, lanzando odio sobre otros a causa de su lugar de nacimiento, su partido político, la pigmentación de su piel o su condición social?

Eso nos lleva a concluir que una o todas las siguientes posibilidades pueden ser ciertas:

El Mensajero (el Salvador) no debe haber sido quien afirmaba ser.

O

El mensaje que proclamó no debe ser cierto, o no puede aplicarse a situaciones reales de la vida.

O

Encontramos el mensaje inconveniente, impopular o va contra la manera en la que escogemos vivir nuestras vidas.

Ya sea que veamos las noticias o vayamos por nuestro camino diario, rápidamente nos damos cuenta que:

No tenemos que hacer una búsqueda exhaustiva para descubrir que alrededor de nosotros existen quienes han escogido abandonar las enseñanzas del Salvador debido a que ellos han aceptado una o todas las posibilidades antes mencionadas como una realidad para ellos mismos.

Si examinamos honestamente los días que hemos dejado atrás, o nos ponemos a pensar en los días aún por venir, probablemente nos daremos cuenta que se revelan momentos en los que nosotros también tenemos un decaimiento en nuestra fe o que nuestro comportamiento traiciona nuestras proclamaciones de creencia.

Sospecho que todos hemos tenido momentos en los que las emociones que tuvimos durante algunas horas de nuestros días no han sido el cumplimiento de las promesas que el Señor ha hecho a aquellos que siguen el Plan de Felicidad.

Como dijo Tevia (Tobías), que se sentía como un Violinista en el Tejado: “por otra parte…”

(Continuará…)