domingo, 18 de octubre de 2009

CARÁCTER, NO POPULARIDAD

Se ha dicho que la personalidad es lo que otros ven y que el carácter es lo que realmente somos. Si esto es verdad entonces las alegrías y las penas de la vida, lo que hago y cómo lo hago, será principalmente el resultado de si veo la mortalidad como un concurso de popularidad perpetuo o como el tiempo para establecer un carácter eterno.

Muchos nunca descubren que el estar atado por la constante carga de tratar de cumplir las expectativas de otros muy a menudo resulta en un incremento de frustración y estrés. De igual forma hay pocos que descubren que permanecer dentro de la arena de la libre exploración y el desarrollar el mejor "yo" posible ocasiona un aumento de gozo y armonía en la vida. Si fuéramos sabios nos preocuparíamos menos por ser fotogénicos y más en reflejar en nuestros rostros la calidez interna y la compasión de nuestro carácter. No hay duda que nuestra reputación entre los hombres será escrita en las arenas del tiempo sólo para ser borrada, pero nunca debemos olvidar que nuestro carácter será observado y escoltado por los ángeles ante el trono de Dios, y llegará a ser parte de nuestra eternidad.

El carácter se puede desarrollar por medio de la práctica concienzuda y consistente en el uso apropiado de nuestro albedrío, tal como se puede obtener fuerza física por medio del uso apropiado y consistente de un equipo de entrenamiento. Hallaremos que la parte más difícil del desarrollo del carácter, al igual que al principio de cualquier programa de ejercicios, yace en nuestra disposición para tomar ese primer paso esencial. Debemos poseer suficiente fe en lo que podemos llegar a ser como linaje de Padres Celestiales que nos permita investirnos del coraje suficiente para salirnos del desfile de popularidad, apartarnos del juego de charadas en el que estamos participando, quitarnos la máscara social que hemos estado usando y estar dispuestos a permitir que nuestros amigos, y lo más importante, nosotros, nos veamos como realmente somos.

Puesto que muchos de nosotros ha vivido actuando un papel que nos disminuye o nos agranda al nivel que creemos son las expectativas del grupo en el que nos encontramos, probablemente tomará un esfuerzo descomunal dar el primer paso en nuestro viaje de regreso al interior de nosotros mismos. La dificultad de este viaje inicial dependerá en gran manera en cuan lejos nos hemos alejado del centro. El tiempo que nos lleve dar este primer avance en nuestro viaje dependerá de cuan pronto somos capaces de quebrar la fachada tras la cual hemos vivido y cuan completamente podemos llegar a ser abiertos y honestos con "nuestro verdadero yo". Nuestra habilidad para alcanzar nuestro destino señalado con el principio inicial de atributos eternos se estancará o aumentará según nuestra capacidad para apartarnos con determinación del concurso de personalidad y entrar a la carretera de la vida que conduce al Gozo Eterno.

Será sorprendente descubrir que una vez que se ha dado el primer gran paso en el proceso de edificar nuestro carácter el poder seguir rápidamente con los siguientes pasos simplemente se convierte en un asunto de práctica y paciencia.

Entraremos en un mundo de descubrimiento de características duraderas y estaremos imbuidos con un deseo sobrecogedor por inculcarlos en nuestras vidas.

Nos encontraremos creciendo con la habilidad de priorizar prudentemente nuestras palabras, nuestros pensamientos y nuestras acciones para que estén acordes con lo eterno en vez de estarlo con las expectativas temporales.

Llegaremos a ser libres de las cadenas de vivir bajo la mirada escudriñadora de otros ya que estas pueden ser arrojadas lejos con la ayuda de un descubrimiento sincero de quienes somos en verdad y poder vislumbrar el potencial de lo podemos llegar a ser.

Descubriremos que la tarea de desarrollar habilidades internas en nuestro ser se vuelve más fácil con cada día que pasa en una paciente práctica persistente.

Ya no nos veremos atados por nuestra miopía mortal sino que nuestros horizontes se centrarán en el camino a medida que andamos en este perpetuo sendero de auto mejora.

Así como encontramos frases decorando las paredes de los lugares dedicados al desarrollo de la fuerza física, sería bueno que colguemos algunos recordatorios alrededor de nosotros que iluminen nuestro camino cuando el sendero que hayamos escogido se vuelva de alguna manera peligroso:

Somos linaje de la Deidad.

Somos hijos de Padres Celestiales.

Hemos sido enseñados por incontables años en nuestro estado premortal por Seres Celestiales.

En nuestro interior existe un ser de extremada pureza, bondad y amor.

El hallar nuestro interior nos permitirá encontrar a la persona que en verdad queremos ser.

Ver dentro de nosotros nos llenará del deseo de ser leal a la Realeza que llevamos en nosotros.

En nuestro interior está la persona que verdaderamente somos.

Linaje de los Dioses.

Hijos de Padres Celestiales.

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