domingo, 1 de marzo de 2015

EDIFICANDO RAMEUMPTOMS

Durante mis años de formación, mi mente, los ojos y las orejas estaban demasiado ocupados captar nuevas ideas, ver nuevas maravillas y escuchar nuevos sonidos que me molesten con tal una falla en la familia humana.

Durante los años de la adolescencia cuando el cerebro semi murió y también tanto estaba envuelto con mis compañeros a tomar tiempo para pensar que las cosas probablemente no eran la manera que deberían.
Como recuerdo, mi primer conocimiento consciente de este fallo en la familia humana fue en una pequeña capilla en Chihuahua, Chihuahua, México. (Siempre me gusta decir eso). Antes de la reunión había sido muy emocionado porque tuvimos algunos visitantes de la tierra hacia el norte y tuve la oportunidad de hablar y escuchar de cosas que había dejado atrás cuando me despedí de mi familia unos seis meses antes.

Entonces sucedió, (Irónicamente fue durante el paso de la Santa cena, cuando la congregación era prometedora para recordar al señor y guardar sus mandamientos) Oí la hermana susurra a su marido, "Crees que los chicos pasan el Sacramento por lo menos usan camisas blancas."

La pesadez que descendió sobre mi corazón en ese momento, como pensaba de las madres maravillosas que habían quedado hasta tarde en la noche para lavar la ropa para que sus hijos pudieran tener una camisa limpia al desgaste. Lamentablemente era para convertirse en una sensación muy familiar mientras continué agregar años a mi viaje mortal.

Durante mis años de enseñaran religión en el sistema educativo de iglesia me sentía la pesadez como pandillas, encontré cada año en la escuela, etiquetas de prendas de vestir y otras razones tontas entre los alumnos, causado división y fricción.

Durante mis años de servicio eclesiástico, a menudo mi corazón se hundió, por el peso de escuchar a la gente con corazones rotos revelan su tristeza de ser rechazado por lo que parecía una interminable letanía de irreflexión de los feligreses que fueron recibidos como hermanos y hermanas cada domingo por la mañana.

Cuando yo estaba haciendo un estudio demográfico con la ayuda de la Universidad de California en Fullerton en preparación para la construcción de un Instituto en Mission Viejo, California, dramáticamente fui hecho consciente de los cambios de pertenencia étnica en las comunidades del sur de California debido a que los expertos de la Universidad denominado vuelo blanco. Una vez más mi corazón se hundió con pesadez.

Más recientemente, como Kathleen y yo, primero a través de la asignación y luego preocupación y, con suerte, a veces por caridad o el amor puro de Cristo, familiarizaremos con un hombre que a través de una serie de eventos desafortunados, debido a las opciones personales y las calamidades sociales ha sido arrojado en las filas de falta de vivienda.

Ha sido extremadamente interesante para mí, que los cajeros en la pequeña tienda en la estación de servicio lo tratan con amabilidad. Que la gente en la industria de comida rápida ayudarlo cuando pueden. Que lo alimenta la iglesia evangélica. Que la iglesia católica le da un lugar para dormir. Pero, cuando lo acompaña Kathleen y yo a la iglesia, personas evitar sus ojos y sus narices en el olor del tabaco que permanece con él las arrugas. Agradecidamente, hay unos cuantos que saludan y hacen sentir algo Bienvenido.

En el Libro de Mormón, en capítulos de Alma 31-36, Alma registra trabajosamente en gran detalle acerca de los eventos que ocurrieron cuando entró en un pueblo que se llamaba Zoramitas. Este grupo había desarrollado una forma de adoración donde sólo los ricos podían adorar sobre un soporte alto llamado The Rameumptom. También enseñaron que era solamente sobre este soporte que uno podía orar a Dios y que debían rezar utilizando las mismas palabras una vez por semana sobre el soporte.

Las historias que se contienen en el Libro de Mormón fueron cuidadosamente editadas por el señor. Por lo tanto, parece que debemos tomar con seriedad las lecciones enseñadas cuando dedicó seis capítulos al problema de la intolerancia, los prejuicios, difamación y crueldad hacia nuestros compañeros residentes.
Como yo he reflexionado sobre esta falla en la familia humana, que he llegado a darse cuenta las excusas que hacemos y las razones para el rechazo de la gente parecen inagotables. Nos rechazan otros por edad, ropa, pigmentación, riqueza, educación, partidos políticos, equipos deportivos y nacionalidad para nombrar sólo unos pocos o por ninguna razón en absoluto. Y sin embargo, nos aferramos a nuestra justicia como tarjeta llevando cristianos, cuando el centro de las buenas noticias del Evangelio enseña es acerca de cómo debemos tratar y cuidar de uno al otro.

El Salvador ha reservado sus condenas más fuertes para quienes eran hipócritas, líderes políticos y religiosos que buscaban ser servido más bien para servir y aquellos que pisaba a aquellos que ya habían sido golpeados.

¿No amonestar?

¿Que nos amamos como él como nos ha amado?

¿Que seamos misericordiosos y llorar con nuestros hermanos y hermanas?

¿Que nuestro amor ni siquiera debería extenderse no sólo a nuestros vecinos, sino también a nuestros enemigos?

¿Que no hablan mal de uno al otro sino buscar a edificar y construir?

¿Que nuestras acciones a nuestros hermanos y hermanas deben guiarse por cómo nos gustaría ser tratados?


Las escrituras son abundantemente claro que los trabajos para que los hijos del Padre Celestial o a ser condenados o premiado, centro principalmente sobre cómo tratamos a uno al otro.

El apóstol Juan lo dijo clara y sucinta; Si un hombre dice, yo amo a Dios y aborrece a su hermano, es mentiroso: para el que ama no su hermano quien ha visto, ¿cómo puede él ama Dios a quien no lo ha visto? (1 John 4:20)

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