domingo, 16 de abril de 2017

LLEGANDO A CONOCERLO

Aunque ahora hace ya décadas desde Geraldene mi hermana me regaló una colección de seis imágenes pintado por Richard Hook y su esposa, Frances. Mientras me siento en frente de la computadora tarda solamente una elevación leve de mi cabeza y me siento una vez más capaz de apreciar este amble regalo dado hace muchos años.

Geraldene les había montado en las placas en un proceso creo que se llama deco-paging, un proceso que tuvo sus 15 minutos de fama junto con gansos rellenos y uvas de resina entre los miembros de la organización de mujeres más grande del mundo. Con excepción de los tres años que Kathleen y yo estuvimos en Colombia presidiendo sobre la misión del norte de Bogotá, esta placas han adornado siempre una posición prominente en las paredes de las distintas oficinas que he ocupado durante mi carrera y ahora en mis años de jubilación.

Aunque las seis placas representan a Jesús el Cristo, el Salvador de la humanidad, cada uno de ellos me llene con sensibilidades y emociones diferentes. Su universalidad se magnifica con una inspecciona de las pinturas más cerca se nota que las caras del Salvador son diferentes en cada foto. Siempre he pensado que esto fue una excelente manera de representar que de hecho Él es cada hombre y cada mujer y no hay nadie sin representación en su vida y misión.

En este domingo de Pascua, me gustaría tomar unos minutos para describir estas pinturas y las sensaciones que he derivado a través de los años sentado y pensando en frente de varias escritorios en una variedad de sillas. Durante los años las placas han sido montadas sobre las paredes en una variedad de diseños y combinaciones. Hoy en dia, Kathleen las ha organizado en una
fila encima de la ventana de nuestra oficina.

La primera pintura, a partir de mi izquierda, es un busto frontal del Salvador con el pelo revuelto y una barba agradable. Mirando esta foto me da el sentido de que Él es lleno de entusiasmo por la vida y todas sus infinitas posibilidades. Puede ver alegría en Sus ojos como si está mirando positivamente hacia las experiencias de mortalidad preveo. Siento la energía que emana de Su rostro, que me inunda con una garantía de que todas las cosas son posibles para aquellos que caminan en Sus sendas de justicia.

Mover a la derecha, en la segunda foto, vemos al Salvador suavemente conversando con cuatro niños pequeños, que me imagino que trían tres o cuatro años de edad. Él está acunando a uno de los niños alrededor del cuello y debajo de la barbilla con Sus manos poderosas y grandes. No es difícil incluso con un corto vistazo a ser pulsado con la ternura y compasión que fue un sello distintivo de Su misión, entonces, ahora y para siempre. Me quedo sin lugar a dudas que Él es el Salvador de incluso los menos de nosotros. Estoy iluminado con el entendimiento de que estamos llamados a ministrar a todos nuestras mayordomías con esa misma ternura y compasión.

En el tercer cuadro, Jesús el Cristo está agarrando Su frente en actitud de oración. Un gran parte de Su rostro es eclipsado por sus manos, pero nunca ha habido duda en mi mente que esto iba a ser una representación del Salvador. Uno entiende rápidamente la profecía pronunciada, que toda rodilla se doblará y toda lengua le confesará, incluso incluye el Hijo de Dios. ¡Una imagen simple con un recordatorio tan profundo que si debe presentar El mismo a la oración, entonces ciertamente todos los demás hijos del Padre Celestial, asimismo, deben ser siempre fieles en pidiendo la orientación y dando gracias por medio de la oración!

En la cuarta foto, vemos una vez más el Salvador rodeado por un grupo grande de niños, esta vez parece que rango de edades comprendidas entre los siete a diez años. El Salvador tiene su brazo alrededor del hombro de un chico joven y una señorita joven se inclina sobre el hombro del Señor sentado. Supongo que es porque esta pintura muestra un grupo de niños un poco mayores que las representadas en la segunda imagen que a menudo me impresiona con la idea de que ante los ojos de Dios todos somos hijos en diversas etapas de progresión. Estoy abrumado con gratitud como preveo pacientemente elevación y sosteniéndonos a todos; independientemente de qué década de nuestro aprendizaje nos podríamos pasar actualmente. También mi atención a la actitud atenta de todos los niños en la foto y estoy renovado a un grado en mi compromiso con El. Vengo a entender que mi Comisión es amar a mis hermanos y hermanas sin importa qué grado de avance se encuentran actualmente o en qué campo se han sido plantado.

La penúltima pintura es otro busto del Salvador, pero en este está mirando un poco sobre Su hombro izquierdo. En esta foto Su cabello se peina muy bien y Su barba recortada uniformemente. Los ojos del Maestro buscan lejos lamentamente, como si Se enfoca en un hogar muy lejos fuera del alcance de la vista mortal. Sus ojos me relleno con el sentido de la nostalgia que experimenté en mi primera noche de mi primer campamento con los scout y hace recordar de la casa y Los Padres que dejé para venir a la tierra y una punzada de la soledad del campamento de los scout me arrastra en mi alma. Me recuerda que debemos tomar tiempo para despedir nuestras mortal miradas cortas y centrarse en las realidades eternas si vamos a volver a vivir con Ellos otra vez.

En la sexta y última imagen muestra Salvador en una escena pastoral. Él es el Buen Pastor y lleva Sus ovejas a los pastos verdes y fuera de cañones peligroso. Él tiene un cordero perdido previamente acunado alrededor de su cuello sobre sus hombros. Su rostro muestra la alegría de encontrar uno que se perdió, pero ahora se encuentra. Gratitud llena el corazón de este humilde cordero como reconozco la necesidad de la dirección y protección que sólo puede venir de Buen Pastor. Me impresiona aún más con un arrollador aprecio porque sé que no importa cuánto podría alejarse El siempre estará allí para levantar mis cargas cuando me siento débil y hacer todo en Su poder para traerme a casa con seguridad.


No tengo una pintura de cualquiera de las imágenes tradicionales del juicio, Crucifixión y Resurrección del Salvador en mi los muros de mi oficina, pero de una manera muy real, todos los días cuando yo hago una ojeada a esas seis placas, me llena de un vibrante recordatorio de que todo que soy y que hizo hubiera sido en vano si Él no había completado el trabajo de que Su Padre lo envió hacer.

Supongo que durante las décadas, he gastado cientos de horas pensando y mirando esas pinturas, que fueron un regalo de mi hermana amorosa que ya ha vuelto a su casa eterna y ya no siente los dolores de ser un extraño en una tierra extraña.

Sé que estas placas me han ayudado a adquirir un mayor entendimiento del significado de la vida.

Muchos días de estrés han disminuido siendo he sido capaz de sentarme y pensar en ellos durante bastante minutos de meditación.

He pensado varias veces, si estos intentos terrenales que representan Su carácter y Su rostro han trabajado maravillas maravillosas en mi vida, como sería el resultado de poder gozar de su presencia actual.

He llegado a creer con todo mi corazón, que cualquier esfuerzo podría tener en mi parte para poder tener el privilegio de una audiencia personal, el precio nunca podría ser demasiado grande.

Sé que Él ha pagado el último cuarto, y que todo que me pide es que eche en mi ácaro.

PENSAMIENTOS PARA UN DÍA DE REPOSO – WILLIAM L. RILEY

EDITADO POR – KATHLEEN W. RILEY

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