domingo, 19 de noviembre de 2017

AMPLIANDO MI VISTA MIOPIA

Creo que recuerdo y sé que he visto a mi posteridad participar colectivamente en mirar el mundo a través de una pajita, buscar en telescopios y binoculares en el lado opuesto y enrollar de las hojas de papel a mirar su entorno.

Si tener una visión del mundo como si nos estábamos buscando a través de una pajita eran sólo un juego de niños que todo estaría bien con el mundo, pero he llegado a darse cuenta de que la mayoría de las experiencias que tenemos en la vida, con los grupos sociales con los cuales nos asociamos, con los mentores que decidimos seguir, parece hacernos todos a ver el mundo a través del tubos siempre estrechamiento.

La última vez que me pidieron ser liderar de la discusión en una reunión de grupo de sumo sacerdotes, me dieron la tarea de dirigir la discusión centrada en la Expiación de Jesucristo. Como sucede tan a menudo en el tiempo abreviado para lecciones en nuestro calendario de reuniones consolidado sólo era capaz de conseguir a través de la introducción del material que había preparado. Para ser justos no puedo poner la culpa en la brevedad del tiempo como la razón por la que sólo conseguido a través de la introducción, desde que recuerdo incontables clases de Instituto los cuales duraron dos horas donde obtuve no más allá de la introducción.

No parece importar que mentores que hemos sido expuestos, especialmente en el área de las creencias religiosas, que estamos expuestos continuamente y abundantemente a una visión miope de lo que constituye la salvación y quien lo merece. Se nos enseña a mirar por una paja que nos permite ver a 'nosotros' y elimina 'ellos' de nuestra vista.

Y viene una resurrección, sí, una primera resurrección; sí, una resurrección de aquellos que han existido, que existen y que existirán hasta la resurrección de Cristo, pues así será llamado él. Y la resurrección de todos los profetas, y todos aquellos que han creído en sus palabras, o sea, todos aquellos que han guardado los mandamientos de Dios, se realizará en la primera resurrección; por tanto, ellos son la primera resurrección. Estos son levantados para vivir con Dios, el cual los ha redimido; de modo que tienen vida eterna por medio de Cristo, el cual ha quebrantado las ataduras de la muerte. Y estos son los que tienen parte en la primera resurrección; y estos son los que han muerto en su ignorancia, antes que Cristo viniese, no habiéndoseles declarado la salvación. Y así el Señor efectúa la restauración de estos; y participan en la primera resurrección, o sea, tienen vida eterna, habiéndolos redimido el Señor. Y los niños pequeños también tienen vida eterna. (Libro de Mormón – Mosíah 15: 21-25)

Parece que el Señor nos quiere hacer mirar a través de un ámbito con perímetros muy amplia cuando se trata de aquellos a quienes El sufrió los efectos de Su Expiación sacrificante para redimir y para alcanzar la salvación eterna. Presenta una visión tan amplia que incluye aquellos que eran ignorantes de su evangelio, niños cuyas mentes estaban todavía en la esclavitud de la inocencia y de todas las generaciones y tiempos.

Porque de aquel a quien mucho se da, mucho se requiere; y el que peque contra mayor luz, mayor condenación recibirá. (Doctrinas y Convenios 82:3)

Cuanto más escuchamos acerca de inclusión y se les enseñamos a hacerlo parte de nuestra comprensión más nos damos cuenta de que nunca hubo una norma 'un zapato cupo todos' por el cual se evaluarán todos los hijos del Padre Celestial.

No hay duda que los que han sido bendecidos con un mayor grado de conocimiento y comprensión se realizará a un requerimiento superior.

Por lo tanto, tenemos que entender que los requisitos, normas y caminos que vemos a través de nuestra pieza enrollada de papel, aunque se aplica a nosotros, no necesariamente se aplica a todos los vemos cuando tomamos la cegadora tunelizada de nuestro ojo.

El Salvador ha sido muy claro en dejarnos saber Su Expiación infinita e inclusivo en su profundidad y Su amplitud en la cobertura de los niños del Padre Celestial y las variaciones y longitudes de sus caminos mortales.

Una de las preguntas que me ha causado a pensar a veces en mi vida es por qué, puesto que el Salvador tiene todo el conocimiento, porque El no selectivamente pago su sacrificio Expiando sólo por aquellos pecados que han sido o de serán arrepentido.

Recordad que el valor de las almas es grande a la vista de Dios; porque he aquí, el Señor vuestro Redentor padeció la muerte en la carne; por tanto, sufrió el dolor de todos los hombres, a fin de que todo hombre pudiese arrepentirse y venir a él. Y ha resucitado de entre los muertos, para traer a todos los hombres a él, mediante las condiciones del arrepentimiento. (Doctrinas y Convenios 18:10-12)

La única conclusión que he podido encontrar un grado de satisfacción con es que si él había sufrido no para toda la humanidad, uno de nosotros seres menos llegaría a la conclusión de que estábamos predestinados a ser condenado, porque él no tomó nuestros pecados sobre sí mismo.

Porque he aquí, yo, Dios, he padecido estas cosas por todos, que no podría sufrir si se arrepienten; Pero si se arrepienten no deben sufrir como yo; Padecimiento que hizo yo, Dios, el mayor de todos, temblara a causa del dolor y sangrara por cada poro y sufrir tanto de cuerpo y espíritu — y que no podría beber la amarga copa y encogimiento, sin embargo, gloria sea al padre, y comieron y terminar mi preparación a los hijos de los hombres. (Doctrina y Convenios 19:16-19)

La conclusión más importante que he llegado a creer es que la expiación del Salvador no sólo debía ser universal, pero también individuales en la naturaleza. El necesitaba tener un conocimiento perfecto de cada uno de los hijos e hijas del Padre Celestial. De lo contrario, sería incapaz de hacer los juicios perfectos sobre cada uno de nosotros.

Las palabras más garantiza que recuerdo oír hablar de la justicia absoluta de la expiación del Salvador que excepcionalmente califico El a ser capaz que universalmente se aplica la ley de justicia oí en una conferencia por el presidente Boyd Packer K.. Afirmó que ninguno de nosotros sabemos ni entendemos la inmensidad del amor del Señor o el alcance de su gracia.

PENSAMIENTOS PARA UN DÍA DE REPOSO – WILLIAM L. RILEY

EDITADO POR – KATHLEEN W. RILEY

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