domingo, 4 de septiembre de 2011

MI PADRE ME CONOCE

Los arqueólogos y los historiadores están capacitados para juzgar los logros de las civilizaciones antiguas y modernas basados en los artefactos y los escritos que han sobrevivido el ataque y la corrosión del tiempo. Ellos llaman a una época muy larga "La edad de piedra" debido a unas pocas y simples herramientas que han sido descubiertas, fechadas y categorizadas. Ellos marcan otra como "Industrial” para describir una época de tiempo cuando los humanos empezaron a abandonar sus granjas familiares y a congregarse en las ciudades con el fin de facilitar la producción de artículos. La teoría sobre la cual el juicio y el registro de las épocas de nuestra existencia se ha construido y sostenido, a menudo trae preocupación a muchos quien ven los logros de los hombres como algo más que un poco de posiciones materiales, o garabatos sobre piedra o papiro.

Cuan agradecidos deberíamos estar que nuestro amoroso Padre Celestial no se limita a las restricciones de los excavadores y los coleccionistas. Deberíamos dar abundantes gracias de que El nunca hará excesivas generalizaciones de grandes grupos de Sus hijos, sino que siempre juzgara a cada hijo independientemente de acuerdo a su entendimiento, su esfuerzo y sus logros.

"Ahora bien, es mejor que el hombre sea juzgado por Dios más bien que por el hombre, porque los juicios de Dios son siempre justos, más los juicios del hombre no siempre lo son."(Mosiah 29:12)

Asi, encontramos a Lot y a su familia salvados a pesar de que las ciudades gemelas de Sodoma y Gomorra habían llegado hasta el punto en que sus copas de iniquidas estaban llenas. Al mirar hacia adelante, Lot escapo la suerte de su esposa quien miro hacia atrás. Este es un componente importante de las buenas nuevas del evangelio. A pesar de que nosotros podemos pasar nuestra vida en una época en que la humanidad practica estilos de vida deshumanizados, nuestra dignidad para ganar un lugar en el reino de Dios, será juzgada únicamente por la forma en que personalmente vivimos.

Hace mucho tiempo, Elías invitaba a la gente de su tiempo a escoger entre Jehová y Baal. Asi mismo, constantemente nos encontramos en circunstancias donde nuestras prioridades se demuestran por nuestros pensamientos, palabras y acciones. No podemos caminar más en dos caminos divergentes con el consuelo de que el antiguo Israel pudo haber servido, tanto a los dioses falsos y a los dioses verdaderos, y seguir siendo el pueblo del convenio.

Cada uno de nosotros debe escoger ya sea entre centrar nuestras vidas en la búsqueda por obtener atributos divinos o entre inundarnos con lo mundano.

Cada uno de nosotros debe decidir 'conseguir lo que queremos deshonestamente' es más importante que el ser totalmente honestos en nuestros tratos.

Cada uno de nosotros debe decidir si va a permitir que lo vulgar sea lo más dominante en nuestras vidas que la pureza.

Cada uno de nosotros debe decidir si hablara profanamente o con la verdad.

Cada uno debe decidir si la posición social va a ser el indicador más importante de nuestro éxito que el servir a nuestros semejantes.

Josué declaro que uno no debe esperar para tomar decisiones, sino que debe tomarlas hoy.

No tenemos que temerle a los juicios de los pobres y los príncipes quienes ven a través de lentes obscuros mientras tropiezan con nosotros en esta vida.

No tenemos que temer que el éxito de nuestro viaje mortal sea determinado por un excavador o recopilador en el futuro, mientras examinan los plásticos, el poliéster y los titulares desvanecidos, que nuestras generaciones han dejado en montones de cosas a través de la tierra.

Nuestro Padre nunca determinara nuestro nivel de progreso haciendo un inventario de nuestros bienes materiales, o comparándonos unos a otros, sino que escudriñara nuestras almas individualmente para ver lo que hemos llegado a ser, teniendo en cuenta nuestras circunstancias individuales, al emular los atributos de nuestros Padres Celestiales.

Uno de los principios de las Buenas Nuevas que deberíamos apreciar más es que el juicio de nuestro viaje mortal vendrá de un amoroso Padre Celestial que escudriñara nuestras almas y será capaz de ver perfectamente la realidad de lo que hemos llegado a ser.

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