domingo, 5 de febrero de 2012

COMPANEROS DEL CORAZON (segundo parte)

Si la memoria no me falla, mis experiencias en forma indirecta con los animales, empezaron cuando mi hermana Geraldine y yo asistíamos con regularidad a la KEIO (estación de radio local en Pocatello, Idaho en 1940) KIDS KLUB en el Teatro Cacique. Además de los llamativos cereales y la película de esa semana, hubo un concurso de talentos, y ya que el KEIO KIDS KLUB estaba patrocinado por la empresa local de pan de papa, siempre tiraban generosamente a la audiencia barras de pan. Todavía me acuerdo comiendo el pan de papa durante la película por ser más agradable que las palomitas de maíz con mantequilla, y realmente me gusta comer palomitas de maíz con mantequilla cuando veo una película.

Además de las películas de mis héroes, Hoot Gibson, Gene Autry, Red Rider y Roy Rogers hay cuatro películas que realmente parecen estar encerradas en mi mente de aquellos sábados deliciosos que pasé con mi hermana y amigos. Una de ellas fue una película terrible que nunca debió ser presentada a una audiencia de niños. La película en blanco y negro (como la mayoría de las películas de mi juventud) retrata la vida de deterioro de un trabajador de carnaval que, a través del uso indebido de alcohol, destruyó su vida y la de sus seres queridos. A menudo he deseado que hubiera alguna manera de relegar la fealdad y el trauma de esa película a las imborrables células nubladas de la memoria. Tal vez la intención de los dueños de los cines era desalentar a los jóvenes de Pocatello de participar del ron del demonio.

Las otras tres películas fueron sobre los animales, 'Bambi', 'El despertar', y el último que creo que se llamaba "El Devorador de huevos”.

En algún momento durante el proceso del nacimiento parece que se me dio abundante sensibilidad y emotividad que no sólo surgió cuando nuestro perro perdiguero de raza inglesa murió, sino que también soltó lo que llamo felicidad y tristeza en las películas. Lloro feliz! No importa cuanto hubiera intentado detener la marea, siempre fue en vano tratar de que mis compañeros no se dieran cuenta de mi lagrimosa reacción durante las películas de tristeza y felicidad. .

Hace poco me emocionó ver el re-lanzamiento del nacimiento, la vida y las luchas de Bambi, que en mi mente siempre será una de esas películas que perpetuará el nombre de Disney.

La película 'Yearling' se trata de un muchacho joven y el crecimiento que experimenta cuando descubre y cuida a un cervatillo abandonado. Finalmente, se debe elegir el amor más grande al dar a su querido amigo la oportunidad de encontrar la felicidad en su hábitat natural.

De estas películas la menos conocida creo que se llamaba El devorador de huevos, se trataba de un perro que fue maltratado y calumniado injustamente, porque se creía que había estado atacando el gallinero de la familia y comiéndose los huevos. La triste imagen termina feliz cuando el perro salva el gallinero de la zorra invasora que había sido culpable de los ataques todo el tiempo.

Mientras una generación seguía a la otra, en mis primeros días de la paternidad, vi a mis hijos conmovidos y embelesados viendo a Lassie, Belleza Negra, Benji, Fiel amigo, e incluso el Señor Ed. Su atención ni siquiera vacilaba mientras escuchaban el zumbido de las voces desinteresadas que narraban el primer programa que se convertiría en una multitud de programas de naturaleza y vida silvestre. No es de extrañar el que no me asombre cuando mis nietos me dicen que su canal favorito es El Planeta Tierra o cualquier programa que muestre las maravillas del reino animal. Las nuevas generaciones, que se cansan fácilmente mientras van de compras, parecen tener energía ilimitada, cuando pasean por los parques zoológicos, parques de animales y el mundo marino.

Conozco mis alegrías y debilidades personales concernientes a los animales, pero he reflexionado sobre el magnetismo casi universal que parece atraer a los niños hacia un hipnotizaste semi-fascinante estado mientras interactúan con el reino animal en la vida real o indirectamente. El medio no parece importar, ya sea por interacción viva, la televisión, el cine, las tiras cómicas o novelas de aventuras; los niños encuentran amabilidad y credibilidad cuando los escritores tratan de humanizar a los perros, gatos, cerdos, caballos y todos sus primos.

Otro fenómeno interesante que he observado es que los niños que se burlan y tratan ridículamente a sus amigos y familiares, a menudo tratan a los animales con gran paciencia y a morosidad. Además, los que cuidan a los ancianos se encuentran ahora con que sus mentes se pueden calmar con la compañía de un perro faldero.

Los porqués no pueden ser totalmente conocidos y pueden no tener importancia, pero parece ser de valor universal el que hijos de todas las edades interactúen con el reino animal tocándolos y cuidándolos, e incluso a través de lamedlo-realidad de los medios de comunicación.

Los niños que tienen experiencias significativas con una mascota parece que se convierten en adultos que han ganado un respeto significativo por la vida. Los atributos que acompañan a la crianza y el cuidado de un animal son, con frecuencia, pasados a las futuras familias, llevando responsabilidad y un sentido de sacrificio por los demás seres queridos.

Los padres deben ser sabios y sopesar los resultados de sus acciones la próxima vez que se vean tentados a deshacerse del gato, debido a las molestias, o apaguen Animal Kingdom a favor de la última comedia que dura media hora.
Creo que los padres tienen la mayordomía de asegurase de ofrecer oportunidades a sus hijos que les ayuden a convertirse en adultos sensibles y afectuosos. Una breve parada en la tienda de mascotas en el centro comercial o viendo el Rin Tin Tin más actual, podrían ofrecer uno de esos momentos de valiosa enseñanza.

Como nota personal, creo que incluso los eventos negativos que pudieran acompañar la compañía de un amigo amoroso, sirven como catalizador para el ablandamiento y el redondeo de nuestras asperezas. También estoy tan seguro de que el Cielo no puede ser celestial, si la totalidad del reino animal no está allí.

Me disculpo con todos aquellos mucho más jóvenes que mi generación y que no tienen idea de muchos de los programas referidos sobre animales. Espero que de alguna manera sean capaces de transferir el pensamiento a su sistema personal de referencias.

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