domingo, 13 de mayo de 2012

LA MATERNIDAD

Las maravillas de la vida parecen no tener límites. Incluso a medida que aprendemos más y más sobre el hombre, la naturaleza y el universo, el misterio crece y se expande.

Un estudio reciente que me maravilla y me hace fruncir el ceno es la propensión evidente que tenemos que ser menos productivos a medida que nuestra capacidad aumenta y nuestro entendimiento se amplía.

Parece extraño que cuando somos jóvenes y afanados, producimos más allá de nuestro conocimiento y capacidades; pero a medida que ganamos experiencia y sabemos como, muchos de nosotros generamos una actitud de "el mundo me debe," y nuestra productividad afloja muy por debajo de nuestras capacidades.

Este mismo fenómeno que existe en las profesiones, también se puede observar dentro de las paredes de las casas y en las familias.

Mientras las dificultades de dar a luz se han aliviado un poco y la mortalidad infantil ha disminuido drásticamente, el número de niños siendo bienvenidos en las familias ha disminuido considerablemente.

Mientras los aparatos tecnológicos han hecho nuestros hogares prácticos más allá de la imaginación de la realeza de épocas pasadas, el arte de ama de casa está disminuyendo a diario.

Mientras los misterios de la crianza exitosa de los hijos son desplegados y revelados a más y más de la población de la tierra, nuestros niños son con más frecuencia dejados al cuidado de extraños.

En medio de la muchedumbre humana, aquí y allá vislumbramos una onda hecha por el empleado valiente o el padre dedicado, que opta por oponerse a la marea de la satisfacción, la apatía y la irresponsabilidad.

En el segundo domingo de mayo, como lo hemos hecho continuamente cada año desde que Woodrow Wilson hizo su proclamación en 1914, hacemos una pausa para dar honor y respeto a las madres que son capaces de ver más allá de sí mismas y reverenciar el título que llevan.

Reconozco que hay un intento progresivo por celebrar a todas las mujeres en este día, pero creo que podemos unirnos con el resto del mundo y tener un día puesto aparte como el Día de la Mujer, pero creo que el Día de la Madre debe ser reservado para aquellas que han pagado los sacrificios de ser llamadas así.

Veneramos aquellas madres que viven de tal manera que sus hijos siempre asociaran aquello que es gentil y bueno, comprensivo y amoroso, atractivo y digno, con el llamado de madre.

Reverenciamos aquellas madres, que sacrificándose a si mismas, reciben niños en sus vidas, habiendo entrado en una alianza sagrada con la Madre Celestial, a través del proceso de proveer tabernáculos de carne a sus hijos espirituales.

Estimamos esas madres que velan por sus hijos, sabiendo dónde están, con quién viajan y cuan lejos se alejan, y luego les dan la bienvenida a su casa con tibios abrazos.

Honramos aquellas madres cuyo entrenamiento de los hijos expresa un equilibrio a sus vidas para que sean capaces de apreciar la religiosidad de la ciencia y la lógica de la religión.

Para todas aquellas mujeres que fácilmente podrían haberse abrumado por la pesadez de la maternidad, sino que en lugar eligieron seguir creciendo, te damos gracias en nombre de esas generaciones venideras, las que actualmente nutres y las que están cosechando los frutos de tus esfuerzos.

Agradecidamente reconocemos el honor que haz ganado. Al trabajar a través de tu cansancio, haz perpetuado la maternidad como la más bella de todas las artes, la más grande de todas las profesiones, el generador de todas las relaciones eternas.

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