domingo, 28 de octubre de 2012

EL MAESTRO DE LA MEDICION

En el versículo once del capítulo dieciséis de Proverbios leemos:

Peso y balanzas justas son de Jehová; obra suya son todas las pesas de la bolsa.

En la época en la que estas palabras fueron escritas era responsabilidad del guardián de las pesas tener suficientes elementos de medición para ser capaz de dar el valor justo de un bien al momento de requerirse sus servicios. Debido a que los mercados eran portátiles y cambiantes, y a que cada mercader tenía su propio juego de pesas, el guardián de las pesas siempre estaba cerca con las pesas justas en una bolsa, yendo de un puesto al otro. De esta manera el vendedor y el comprador se aseguraban del peso correcto de sus bienes.

Salomón usa la imagen de este antiguo guardián de las pesas para recordarnos que el Señor es el que posee el verdadero juego de pesas y medidas por el cual se evaluará a toda la humanidad.

En su sabiduría él nos recuerda que cuando seamos puestos en la balanza del Señor, la propensión del hombre hacia la auto-decepción y las baratijas ilusorias de la mortalidad serán ignoradas y se pesará únicamente su alma desnuda.

Se le quitará todas sus posesiones, la posición y el poder, los cuales serán puestos en una pila de desperdicios, y solo quedarán el hombre y su carácter para ser evaluados.

El Señor sacará de su bolsa las medidas para la sabiduría, la bondad, la humildad, la fe, el autodominio, el consuelo, la misericordia y la verdad; en apariencia un interminable repertorio de atributos y cualidades que uno debe poseer para ser considerado de valor a la vista de Dios.

Es indudable que en ese día miraremos con ansia a la montaña de minucias a las que habíamos dado tanta importancia antes de llegar allí, y veremos que son lanzadas sin cuidado a un lado. Sospecho que agacharemos la cabeza, sintiéndonos de alguna manera traicionados por un mundo y una vida que nos había hecho creer que el éxito se medía en posesiones, la posición social y el poder.

Tal vez durante estos días, cuando una capa de color está cubriendo la tierra y los signos del invierno caen sobre nosotros, recordándonos el nuevo y refrescante comienzo de otra estación, pueda también ser un momento en el cual hagamos un nuevo inventario para ver que estamos acumulando y que presentaremos ante el Maestro de los pesos y medidas.

¿Cuántas cosas de las que poseemos terminarán en el muladar?

Las posiciones que hemos trepado para ser aclamados, ¿brillarán o perderán su lustre ante la luminosidad de Su gloria?

El poder que creemos tener y que nos hace tan importantes, ¿no será insignificante cuando nos arrodillemos ante el Rey de Reyes?

¿Qué es lo que permanecerá después de que todo lo de importancia Telestial sea quitado?

Despojado de todo el esplendor mundano y estando de pie cubierto de inmortalidad, ¿Qué quedará para ser colocado en la bandeja y ser pesado, medido y valuado por el Señor?

Aquí unos pensamientos de Proverbios 16 que corroboran lo dicho:

13 Los labios justos son el deleite de los reyes, y éstos aman al que habla lo recto.

14 Mejor es adquirir sabiduría que el oro, y adquirir entendimiento vale más que la plata.

18 Antes del quebranto va la soberbia, y antes de la caída, la altivez de espíritu.

19 Mejor es ser de espíritu humilde con los pobres que repartir botín con los soberbios.

21 El sabio de corazón es llamado prudente, y la dulzura de labios aumenta el saber.

32 Mejor es el que tarda en airarse que el poderoso, y el que se enseñorea de su espíritu que el que toma una ciudad.

25 Hay camino que al hombre le parece recto, pero su fin es camino de muerte.

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