domingo, 11 de noviembre de 2012

BAILANDO ALREDEDOR

De pie justo afuera del círculo de bailarines, fui atrapado por una extraña sensación mientras el fuego ceremonial hacia que las sombras se filtraran entre las rocas de la asamblea. Con un audible suspiro sentí llegar tranquilidad a mi alma, mientras las luces del estadio hacían que las sombras se retiraran y ayudaran a aclarar la realidad de las grietas de mi vivida imaginación.

Más tarde me senté solo junto al arroyo errante y contemple mis experiencias con las tradiciones de las tribus en el *pow-wow regional anual. Tuve que preguntarme qué fuerza extraña inspiró primero a los padres a creer que podían resolver sus problemas bailando alrededor de ellos.

*El Pow Wow o Pow-wow es una reunión o encuentro de tribus nativas o pueblos americanos.

Los cultivos dan cabida a una cosecha más abundante al bailar alrededor de las semillas!

La victoria en las guerras estaría asegurada al adornar a los guerreros con armaduras y al bailar con las armas levantadas alrededor de un simulacro de la batalla!

La enfermedad se curaría al ponerse la máscara ceremonial y bailar hasta que los espíritus malignos fuesen expulsados de los afligidos!

No habrían problemas en la vida que no podrían ser aliviados al ceremoniosamente bailar alrededor de ellos.

La "mente culta moderna", mira a estas antiguas prácticas, con un guiño y una sonrisa burlona, desechándolas como primitivas, manteniéndose incrédulos acerca de la relación causa-efecto entre el bailar alrededor de los propios problemas y los consiguientes resultados.

Tal vez nuestra actitud condescendiente no viene al condenar la práctica, sino el desprecio hacia la obsoleta metodología.

Después de todo, ¿no hemos elevado el arte o la ciencia del bailar alrededor de nuestros problemas "más allá de los sueños de nuestros antepasados?

El hombre moderno baila alrededor del fuego del aborto tratando de espantar a los malos espíritus de los embarazos de adolescentes con remedios superficiales como los anticonceptivos administrados libremente y la educación sexual impartida por los ignorantes. Seguimos bailando salvajemente, mientras somos cegados por el fuego de las pasadas indiscreciones personales y el pseudo-realismo, que han arrojado sombras de dudas sobre la capacidad del hombre de ser virtuoso a través del control y el refrenamiento personal.

Los líderes de las naciones se cubren con las reservas de las armas más poderosas y más sofisticadas, investigando los medios para provocar la muerte, la devastación y la destrucción a una escala cada vez mayor, con la esperanza de que su danza interminable asuste sus autoproclamados enemigos de la batalla. Agitados en nuestro baile giramos alrededor impulsados por los deseos incontrolados y desinhibidos, estimulados por la codicia, el poder y el orgullo, habiendo perdido hace mucho tiempo el significado del amor al prójimo.

Nos preparamos para nuestro baile diario pintándonos la cara para cubrir la palidez de la piel enferma. Nos drogamos en un intento por hacer que nuestros cuerpos crean que tienen vitalidad. Ceñimos nuestros cuerpos con ropa fina para que parezca firme. Al girar por siempre en un mismo punto tratarnos de detener los achaques de la carne con remedios artificiales, y que en última instancia sólo se pueden mantener alejados a través de la higiene, la nutrición y el ejercicio.

Hemos estado bailando tanto tiempo sobre las riquezas de las naciones, que ahora el producir una moneda cuesta más que el valor estampado en ella. Nos hemos tambaleado alrededor de las imprentas monetarias, conduciéndonos nosotros mismos tan profundamente en el ataud de la deuda, que los valores impresos en las monedas han perdido su sentido. Al afrontar las consecuencias con cheques sin garantía, hemos bailado lejos de los valores de la prudencia, la paciencia y la abnegación.

Saltamos alegremente agarrados fuertemente a nuestras imperfecciones personales y prioridades equivocadas, manteniendo la esperanza en que la próxima generación hará cada movimiento con precisión y al unísono, habiendo disminuido hace tiempo la eficacia del ejemplo, y degradando nuestras palabras con la exigencia de que aquellos que siguen deben hacer lo que decimos y no lo que hacemos.

De pie, justo fuera del círculo de bailarines, soy atrapado por una extraña sensación mientras el fuego ceremonial hace que las sombras se filtren entre las rocas de la asamblea.

Con un suspiro originado en lo más recóndito de mi alma oro por una porción de entendimiento.

¿Cuándo vamos a dejar nuestro baile ineficaz?

¿Cuándo vamos a retirarnos del círculo sin fin y caminar firmemente hacia las soluciones?

¿Cuándo vamos a salir de las sombras movedizas y andar con confianza en la luz brillante de la verdad?

Cuando vamos a calmar el movimiento inútil y avanzar al ritmo de lo que es correcto?

Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada. Porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos. (Santiago 1: 5.6.8)

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