domingo, 19 de mayo de 2013

VIENDO LA BELLEZA A TRAVES DE LA CEGUERA

VSI ALGUNA VEZ has estado andando por en medio de las lápidas del cementerio de Minden, Nevada, tal vez te hayas topado con una que dice:

Pam Cantrell

Nació el 31 de mayo de 1949

Murió el 19 de marzo de 1977


Sospecho que pocos si quiera sabrán algo adicional de la vida de esta persona que fue testigo de escasos 27 inviernos, inviernos que se convirtieron en primaveras. Pam pasó sus primeros 15 años en Marchfield, Missouri. No puedo decir mucho de esos primeros años, solo que a muy temprana edad una diabetes infantil comenzó a devastar el cuerpo de Pam, dejándola con una vida en la que pocas veces supo que era gozar de buena salud, pero sobre todo dejándola ciega.

La primera vez que vi a Pam fue cuando ella asistía a la Universidad de Nevada durante los años en los que yo enseñaba en el Instituto de Religión SUD de Reno. Estaba llena de vida y vibraba de emoción cada vez que iba de un sitio a otra ayudada de su bastón rojo retráctil, el cual era su compañero constante.

Un día típico de Pam incluía asistir a clases y escuchar las cintas del curso que había escogido: Historia de la Música. Los estudiantes del Instituto le leían sus libros de texto y los grababan en cintas magnetofónicas. Luego, Pam pasaba sus tardes y noches escuchando aquellas cintas y las charlas que había grabado. Era siempre maravilloso ver una lista llena y otra a medio llenar con nombres de voluntarios que deseaban leer para Pam.

Al convertirse Pam en parte de mi vida, me dio algunas perspectivas que podría haber aprendido de otras formas y de otras personas, pero estoy contento de que haya sido ella quien ayudara a que sean parte de mí.

Primero: El amor que se echa a las aguas siempre volverá.

Entre los sucesos de su corta vida, Pam se encargó de esparcir su amor al servir dos años como misionera de tiempo completo de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, enseñando en Servicios para los Ciegos, cumpliendo con sus llamamientos y visitando hospitales.

El viernes antes de fallecer, mientras soportaba sus últimos días de mortalidad con un sufrimiento que se intensificaba, Pam visitó a su abuela para cantar un himno de consuelo y luego preparar alimentos para una familia que no tenía dinero ni comida.

Puesto que amó tan libremente ella fue amado libremente por otros quienes constantemente la incluían en sus vidas.

Segundo: Que gran vergüenza es ser capaz de leer y no hacerlo.

No debería ser sorpresa que a causa de las horas en las que Pam oía las cintas de sus clases y de sus libros ella se convirtiese en una estudiante de nivel “A”. Algunas veces me ponía a observar como detenía la cinta, meditaba en lo que acababa de oír, volvía a escuchar la sección oída para asegurarse que había comprendido bien, o continuaba, sabiendo que esa porción de conocimiento era ahora suya. Al ver la forma en la que escuchaba, meditaba y volvía a oír, yo, mientras leía las escrituras, por primera vez comencé a entender lo que significaba escudriñarlas. Siguiendo su ejemplo, hubo muchos de sus pares que mejoraron sus promedios de notas durante esos años.

Tercero: Existen muchas cosas bellas para ver las cuales los que tiene ojos nunca disfrutarán.

Aun cuando Pam no nació ciega y tenía las referencias de su juventud en el ojo de su mente, no creo que existan muchas sorpresas cuando la luz restaure su visión de esos días oscuros. Ella estaba constantemente consciente de todos los que la rodeaban. Ella los conocía por sus pisadas, por como olían o por como reían. Sabía cuándo un día estaba nublado o soleado, o cuándo se aproximaban la lluvia o la nieve. Sabía cuándo estaba rodeada de pinos o cuándo pasaba por un arbusto de rosas. ¡Ella era consciente!

Cuan triste es que muchas personas con las que nos tropezamos difícilmente reconocen la existencia de otros. Cuan triste es que muchos de nosotros nos quejemos cuando se eleva la temperatura o cuando baja. Cuan triste es que muchos de nosotros solo reconozcamos los malos olores y nos perdamos la galería de perfumes que nos ofrece la naturaleza.

Cuarto: La percepción spiritual se susurra al alma.

Hubo muchas veces durante los cincuenta y pico de años en los que he tenido el privilegio de estar delante de estudiantes en los que fui consciente de que era yo el alumno, y no ellos.

Aunque Pam no fue la primera o la última en enseñarme desde su silla, es su imagen la que frecuentemente viene a mi mente cuando pienso en esta maravillosa inversión de roles que los maestros somos privilegiados de experimentar. Las percepciones espirituales a menudo vienen en forma de preguntas que traen luz: “¿Qué piensa de ‘esta manera’ de ver el arrepentimiento? ¿El agregar esta ‘práctica’ a nuestras oraciones las hará más significativas? ¿Nuestra fe aumentará si hacemos ‘esto’?” Las percepciones que fueron susurradas a su alma conmovieron mi espíritu al fluir.

Sé que durante el transcurso de nuestra vida, al estar de pie como si fuera en un podio, la mayoría de nosotros haríamos bien en quedarnos quietos y escuchar lo que puede estar siendo susurrado al alma.

Al observar el tiempo transcurrido entre el nacimiento y la muerte de Pam, siento la impresión de que fueron 27 inviernos que se convirtieron en primaveras bien vividos. De una forma muy especial ella encontró la forma de hacer maravillosos esos años que forman parte de su excitante experiencia eterna.

Pero la caridad es el amor puro de Cristo, y permanece para siempre; y a quien la posea en el postrer día, le irá bien.

Por consiguiente, amados hermanos míos, pedid al Padre con toda la energía de vuestros corazones, que seáis llenos de este amor que él ha otorgado a todos los que son discípulos verdaderos de su Hijo Jesucristo; para que lleguéis a ser hijos de Dios; para que cuando él aparezca, seamos semejantes a él, porque lo veremos tal como es; para que tengamos esta esperanza; para que seamos purificados así como él es puro.
(Moroni 7:47, 48)

No hay comentarios:

Publicar un comentario