domingo, 1 de septiembre de 2013

TODO ES TUYO

A pesar de que al rey David, habiendo pasado en la guerra durante su vida adulta y habiéndosele prohibió construir la Casa del Señor que albergaba el Arca sagrada del Testamento, paso la mayoría de sus últimos días juntando el material que sería utilizado para la edificación del Monumento al Señor que llevaría el nombre de su hijo Salomón. Mientras inventariaba los botines obtenidos durante las campañas militares de su reinado, y justo antes de la unción de Salomón como rey de Israel, no solo se sorprendido con el volumen del botín, sino también le afecto el número final de sacrificios que habían sido necesarios para lograr la acumulación de tan inmenso tesoro.

Ante Israel, rodeado por el botín de sus esfuerzos, mientras ofrecía una última ofrenda al Señor, David entonces expresó su ultimo testimonio a Israel, honrando a sus líderes y al pueblo por su dedicación, y luego expuso un principio que muy a menudo nos tardamos en aprender, que rara vez entendemos, y que solamente lo cumplimos a regañadientes.

David proclamó: "Porque quien soy yo, y quien es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es Tuyo, y de lo recibido de Tu mano Te damos." (1 Crónicas 29:14)

"Porque todo es Tuyo, y de lo recibido de Tu mano Te damos." Escudriñando su vida y sus escritos nos resulta interesante que el gran rey Israelita haga esta proclamación al final de su vida. Uno se pregunta si este concepto vino como resultado de una acumulación de experiencias que le trajeron esta sabiduría, o si es que hace mucho tiempo se le había iluminado con esta verdad. Su historia indica que a pesar de que en sus Salmos, el hijo Isaí paso muchas horas cantando su aprecio al Señor, algunas de sus decisiones nos hace preguntar cuando aprendió este principio, la profundidad de su conocimiento y su dedicación a este.

Afortunadamente, jueces más sabios que nosotros determinaran el cuándo, y la sinceridad y profundidad del compromiso del rey David.

Sin embargo, sólo se necesita una mirada a la historia y a nuestro propia época para darse cuenta de que unos pocos de las multitudes que componen la humanidad, llegan a aprender que muy poco de la vida y sus tesoros se pueden reclamar personalmente, y cuánto más del botín de la vida son sol mayordomías y préstamos. Que la mayoría de lo que hemos llegado a ser, lo hemos prestado de otros que han estado dispuestos a compartir. Que las danzas que hacemos son sólo posibles porque el Maestro Titiritero nos muestra los pasos.

Algunos otros principios de la vida quizás seamos tardes en aprender, superficiales al entender y reacios a vivir.

· Si estamos entre aquellos que tienen la suerte de disfrutar del regalo de la educación, ¿cuánto tiempo nos tardamos, cinco, diez, quince años, para darnos cuenta que bendición fue el estar con aquellos que conocían un poco los caminos que estábamos a punto de caminar? Los maestros deben aprender que tienen la responsabilidad de conocer el camino, y entonces ensenar de manera emocionante e interesante, pero los estudiantes deben algún día comprender que el aprendizaje solo llega cuando ellos se responsabilizan por aprender.

· Sin lugar a dudas el amor se sintió durante los anos de formación, tal vez se cubrió durante la escuela elemental, encontró engaños durante la adolescencia, pudo haber sido estimulado ante el altar del matrimonio, tuvo que ser despertado al pararse frente a la cuna, pero para la mayoría, el verdadero amor sigue siendo un misterio y pocos aprenden, o entienden, o viven vidas donde el amor se expresa al dar y no al recibir.

· El escuchar calladamente tonos suaves, sentado a solas, alejados de las resplandecientes luces de Gotham absorbiendo la brillantez de la Vía Láctea, mirando el resplandor del sol extinguiéndose en las aguas del Pacífico; estos momentos supremos y muchos más nos dan vislumbres de los verdaderos tesoros de la vida. Lamentablemente, la mayoría de los mañanas vienen y el estar ocupados juntando cosas revela lo poco que hemos aprendido, cuan pequeño es nuestro entendimiento y que miseria de nuestros setenta años hemos dedicado a las verdaderas riquezas de la vida.

Al igual que los antiguos, somos muy lentos en aprender las verdades de la vida. Tambien nos detenemos antes de entender los propósitos de la vida. También desperdiciamos buscando aquello que no satisface.

Peor que esto, las decisiones de la mayoría, parecen indicar que somos los más lentos en aprender las verdades más grandes. Todo lo que yo soy, todo lo que hago, todo lo que se, todo lo que tengo en mi alacena existe debido a un benevolente, y amoroso Padre Celestial.

"Porque quien soy yo, y quien es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es Tuyo, y de lo recibido de tu mano Te damos." (1 Crónicas 29:14)

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