domingo, 4 de mayo de 2014

EL PLAN MAESTRO

La mayoría de nosotros, si no todos, estamos familiarizados con las graciosas aventuras de Alicia en el País de las Maravillas. Hemos leído de su expedición; la hemos visto en dibujos animados y la hemos visto también aparecer en la pantalla grande y la televisión. Tomemos un momento para recordar a uno de los personajes que Alicia encuentra durante su asombrosa aventura:

ALICIA: ¿Podrías decirme, por favor, qué camino seguir para salir de aquí?

GATO: Eso depende en gran parte del sitio al que quieras llegar.

ALICIA: No me importa mucho el sitio…

GATO: Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes…

ALICIA: …siempre que llegue a alguna parte.

GATO: ¡Oh, siempre llegarás a alguna parte, si caminas lo suficiente!

Como nos ha hecho recordar brillantemente Lewis Carrol, existe una infinidad de personas que viven en su propio País de las Maravillas, cuya situación actual es el resultado del azar, simplemente al andar por el sendero del destino. Esta actitud de “sigue caminando que llegarás a algún lado” parece que es común en todos los estratos sociales del mundo. Encontramos a personas llevadas de aquí hacia allá por el destino en los escalones sociales, educativos o económicos, y los encontramos en cada nación y entre todas las razas y credos.

Uno de mis autores favoritos, el Dr. Seuss, también estaba al tanto de la abundante cantidad de habitantes del mundo que son partidarios del culto de “los que sucumben a las garras del destino”. Su entendimiento en cuanto a este fenómeno está expresado en su maravilloso poema sobre el Zode que estaba en medio del camino.

El Zode en el camino

¿Alguna vez te conté sobre el joven Zode,
Que encontró dos señales en la bifurcación del camino?
Uno decía ‘a Lugar Uno’ y el otro ‘a Lugar Dos’.
De modo que el Zode tenía que pensar cuál era su destino.
Bueno… el Zode se rascó la cabeza, la barbilla y los pantalones.
Y se dijo a sí mismo: “Me arriesgaré
Iré a Lugar Uno. Pero, ¡ese lugar puede ser muy caluroso!
De modo que ¿cómo sabré si me es venturoso?
Por otro lado, sería un tonto
Si voy a Lugar Dos y descubro que es muy frio.
¡Tal vez me ponga azul y termine con resfrío!
De modo que, tal vez mejor es Lugar Uno, no Lugar Dos,
Pero, ¿qué pasaría si Lugar Uno demasiado alto estuviera?
¿Tal vez me duela el oído y hasta muera?
¡Entonces Lugar Dos es mejor! Aunque pensándolo bien…
¿Qué pasaría si Lugar Dos es demasiado bajo?
¡Puede que me venga un extraño dolor en los dedos de abajo!
Lugar Uno debe ser el mejor,” y así comenzó a andar.
De pronto se detuvo, y dijo: “Aunque puede ser que el otro lugar…
Por otro lado... pensándolo bien… ahora bien…”
Y por 36 horas y media el pobre Zode
Comenzaba a caminar y se detenía en la bifurcación del camino.
Y se decía: “No te arriesgues. ¡No! Puede que no estés en lo correcto.”
¡Y le vino una idea que fue maravillosamente inteligente!
“¡A lo seguro!” Clamó el Zode. “¡A lo seguro, no soy estúpido!
¡Simplemente iré por ambos caminos al mismo tiempo!”
Y así fue como el Zode, que no se arriesgó
No fue a ningún lado porque se le rompió el pantalón.


De mis observaciones he podido descubrir que al parecer quienes son más felices no son aquellos que se han resignado a lo que el destino haya impuesto sobre ellos, sino los que tienen fe en el plan maestro, el cual ha sido diseñado por Dios, y deliberado y consistentemente se esfuerzan por comprender y seguir el mismo.

Aquí unos cuantos pensamientos aleatorios sobre el llegar a entender el plan de fe y como ponerlo en práctica, en vez de ser llevados de aquí a allá como víctima del destino:

Primero: Todos necesitamos buscar y hacernos una frecuente introspección personal, no simplemente confiar en la versión de nosotros que tiene nuestra madre en cuanto a cuan maravillosos somos, sino que con candidez desechar esas fantasías y vernos a nosotros mismos como somos realmente, aún con nuestras cicatrices e imperfecciones.

Debemos preguntarnos:

¿Los caminos que he tomado me han llevado a una mayor felicidad?

¿Hay cosas que debo cambiar para poder llegar a estar más gozoso?

¿Qué habilidades tengo que me ayuden a hacer más felices a aquellos quienes me rodean?

Segundo: Debo luchar para sacudirme de las cadenas del pasado, ya sea que éstas sean brillantes u opacas, porque el vivir de glorias pasadas o recordar constantemente errores minará mi capacidad de enfrentar el presente y determinará el camino que tomará mi futuro.

Debemos recordar:

Los recuerdos son maravillosos e instructivos mientras nunca les permitamos que nos hagan estancarnos en el presente y alteren nuestra capacidad de hallar felicidad en el futuro.

Las experiencias de la vida deben ser usadas como ladrillos y nunca como anclas o cadenas que nos impidan crecer.

Los recuerdos que me dan felicidad y me llenan del deseo de ser mejor son los que siempre deben tener precedencia sobre aquellos que me dan tristeza y obstaculizan mi progreso.

Tercero: Debo tener el firme propósito de nunca alcanzar un nivel de confort que me haga pensar en que ya culminé mi crecimiento y que entiendo los propósitos de la vida.

Como recordatorio:

Nuestro progreso exige que forcemos nuestros límites y que estemos dispuestos a movernos más allá de nuestros límites imaginarios actuales.

Estar siguiendo el mismo surco es lo mismo que estar encerrados en un camino sin salida.

Es únicamente mediante la visión con fe que seremos capaces de hacer elecciones que nos permitan ver más allá del horizonte y colocarnos en caminos que nos conduzcan a un estado más elevado de felicidad.

Para terminar: Necesitamos organizar nuestras vidas de tal manera que todo lo que hagamos nos aparte de patrones pre definidos, ya que esto nos ayudará a acercarnos a lograr todo nuestro potencial.

Verdades descubiertas:

Una tarea bien planificada nos ahorrará horas de frustración, y nos evitará volver a definir y corregir los comienzos errados.

La felicidad es el resultado de la previsión, no algo que resulta a posteriori.

Improvisar nos conducirá a resultados indeseados.

Somos seres vivientes, y a la larga todos los seres vivos que dejan de crecer mueren. Una de las cosas más tristes de la que somos testigos es ver que alguien, a causa de la desesperación o del desánimo, tira la toalla y muere en espíritu, mientras que su cuerpo sigue funcionando.

Que el Señor nos bendiga para que nos demos cuenta que:

Esta vida fue diseñada como un lugar de crecimiento.

El verdadero crecimiento se basa en tener fe en el Plan del Maestro y no en someternos a cualquier cosa que el destino nos depare al tomar el sendero que escojamos.

Nuestra verdadera felicidad en esta vida y en la próxima depende de estar en involucrados en comprender este plan, y a causa de esto, llegar a convertirnos en todo lo que podemos ser.

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