domingo, 28 de diciembre de 2014

DONDE ESTAS TU? (Genisis 3:9

Poco antes que Adán y Eva fueran desterrados del Jardín de Edén a causa de su transgresión, fueron llamados por el Señor y él les pregunto: ¿Dónde estás tú?

Inmediatamente nos preguntamos con asombro, porque un Dios que todo lo sabe tendría la necesidad de hacerles dicha preguntas. Del mismo modo, no creo que la respuesta superficial de Adán argumentando que estaba escondido por su desnudes fuera la razón final de dicha pregunta.

Yo creo que es muy posible que el Señor estuviera indicándole a Adán que sería bueno hacer una pausa de vez en cuando para hacer un examen de cuál era su condición a fin de lograr el propósito de su existencia.

Desde que empecé a entender el idioma español más allá del nivel básico: Burrito y Taco, uno de los beneficios de la lectura de las escrituras en español, fue entender que la condición de estar desnudos indicaba estar sin conocimiento y cuando el señor puso sobre Adán y Eva abrigos de piel, era un símbolo de Él poniendo sobre ellos el don de obtener conocimiento, entenderlo y eventualmente recibir sabiduría.

Cuando empezamos a entender el propósito de nuestra existencia y después de realizar una honesta evaluación acerca del tema, nosotros deberíamos eventualmente empezar a entender que la manera en la que nos relacionamos con otros practicando el amor puro de Cristo y la manera en la que nos esforzamos por obtenemos conocimiento, entendimiento y sabiduría hace parte principal de la lista de nuestra misión mortal.

La mayoría de veces, saber dónde estamos en relación con un objetivo deseado, parece resolver con mayor facilidad, cuando las personas son capaces de identificar puntos de referencia fuera de sí mismos.

Los antiguos marinos encontraban su ubicación en los vastos océanos, fijando su atención en las estrellas distantes.

Los coches modernos equipados con GPS utilizando la triangulación ubican su posición actual en relación con otras posiciones conocidas que están rebotando continuamente hacia satélites no tan lejanos.

Cuando se compara la precisión de los antiguos marineros que utilizan las estrellas distantes y la obtenida por las maravillas del GPS, es como comparar cruzar el territorio continental de Estados Unidos en un carromato a volar por todo el continente en un avión a reacción. Un marinero nunca habría sido capaz de decir que tan lejos está la pelota de un golfista del hoyo con las estrellas, pero con un instrumento que se adapta a la muñeca, y que este a su vez se comunica con los satélites en el no lejano cielo, el golfista moderno instantáneamente puede saber a cuantos centímetros está su pelota del hoyo en cualquier campo de golf en los Estados Unidos.

Es muy probable que sólo podemos hacer juicios exactos de " dónde estamos " mediante el uso de medidores fuera de nosotros mismos.

También es probable que no sea tan exacto utilizar los objetos que están demasiado lejos o con la que no tenemos experiencia, cuando estamos tratando de saber " dónde estamos”.

Una persona que comienza en una clase de español podría llegar a una conclusión desalentadora si comparar su dominio de la lengua con alguien cuya lengua materna es el español. Serían capaces de obtener una visión más clara de 'dónde están' si hacen su comparación con alguien más cercano a sus propias circunstancias. Creo que esto sería cierto con casi cualquier campo que uno esté tratando de dominar. (Eliminaremos prodigios de la discusión en este momento)!

Puesto que no hay nadie más cerca de uno mismo, que uno mismo, puede ser razonable que una autoevaluación honesta en cuanto a donde he estado, donde estoy y donde quiero estar podría ser el mejor barómetro disponible.

Ese estudiante en la clase de español haría bien realizar la medición de su progreso comparando lo que sabían al comenzar el curso, con lo que saben en el momento en que están haciendo la evaluación.

La razón por la cual las escalas que utilizamos tienen que ser coherentes y honestas, es debido a que si estamos ajustando constantemente las mediciones no hay manera de que podamos medir el progreso real. Más de un marinero se habría ahogado en las profundidades, si las estrellas cambiaran constantemente de posición. Más de un golfista se frustraría incluso en mayor grado de lo que por lo general son, si los GPS cambiaban constantemente la distancia que constituye una yarda.

Un día, cuando yo estaba tratando de buscar “donde estaba” tanto temporal como espiritualmente, recordé abruptamente cómo rápidamente los puntos de referencia que nos rodean pueden ser alterados y cambiados. Justo en frente de mí, un coche con un letrero adhesivo que decía “no me siga, estoy perdido”.

Desde que he tenido el lujo durante mis años de jubilación de investigar las filosofías de los hombres a través de los siglos, se ha hecho muy evidente que sus ideas cambian constantemente como las arenas de los desiertos, como el viento sopla en una dirección un día y en otra el siguiente.

Se ha vuelto muy evidente, durante los primeros seis años de mi proyecto de diez años, de leer los grandes libros del mundo occidental, que el uso de las filosofías de los hombres sería un pobre sistema de medición si quisiera contantemente medir la capacidad de mi progreso personal.

Tal vez, si queremos encontrar esos puntos de referencia fijos que nos ayudarían a identificar dónde estamos, debemos mirar a los cielos.

Tal vez si fijo mi mirada a los cielos el tiempo suficiente, voy a ser capaz de obtener una marcación verdadera de donde estoy.

Tal vez si en mis esfuerzos neófitos pudiera orientarme mejor, fijando la mirada a referencias más cercanas tales como las Escrituras y los profetas, pasaría un menor número de días sintiéndome perdido.

Tal vez si mis oraciones se convirtieron en una verdadera comunicación, podría tener una mejor comprensión de las medidas que debería usar para saber " dónde estoy. '

La gran ventaja de que los antiguos marineros tenían sobre el uso moderno de los sistemas de satélites GPS, es que las estrellas se quedan en el universo, mientras que los satélites dejan de funcionar y se salen de la órbita y eventualmente desaparecen quemándose en la atmósfera de la tierra.

Si queremos evitar la segura destrucción que llega a todo el mundo que nunca ha tenido la menor idea de dónde han estado, dónde están o a dónde van, hay que atar nuestras vidas a un punto de referencia fijo fuera de nosotros mismos, que sea constante y fiable. He encontrado que la palabra de Dios es tan constante como la Estrella del Norte y eterna como las constelaciones.

Por lo tanto, cuando empiezo a preguntarme dónde estoy, recuerdo las palabras de Dios y empiezo a entender de nuevo 'donde estoy.'

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