domingo, 21 de diciembre de 2014

UN HERMANO COMO ESE

Una de mis historias favoritas de las navidades de antaño es aquella en la que el nombre del autor se ha perdido en la bruma del tiempo, pero su mensaje continúa estando vigente todos los años en los corazones de la gente. Cuando hacía la búsqueda del autor de esta historia encontré hasta una versión islámica. Esta versión es casi exacta palabra por palabra, excepto que los nombres han cambiado y Paul no le da un paseo al chiquillo de la calle.

Durante los muchos años en los que enseñé para el Sistema Educativo de la Iglesia no he leído mucho esta historia a mis alumnos.

Puesto que ustedes, los que leen semanalmente mis Pensamientos, son ahora lo más parecido a alumnos que tengo, deseo compartir con ustedes esta historia, como un regalo navideño especial.

A Paul, un amigo mío, su hermano le regaló un automóvil por Navidad. En Nochebuena, cuando Paul salía de su despacho, encontró un pilluelo de la calle dando vueltas alrededor del brillante coche nuevo, admirándolo.

¿Es éste su auto, señor? —le preguntó. Paul asintió con la cabeza.

Me lo regaló mi hermano por Navidad —respondió. El chico se quedó atónito.

¿Quiere decir que su hermano se lo dio y a usted no le costó nada? Vaya, ojalá... —se interrumpió, vacilante.

Por cierto, Paul sabía ya lo que el chico iba a decir: que ojalá él tuviera un hermano así. Pero lo que realmente dijo lo conmovió hasta lo más hondo.

Ojalá yo pudiera ser un hermano así —continuó.

Paul lo miró, atónito, e impulsivamente añadió:

¿Te gustaría dar una vuelta en mi coche?

Oh, sí. Me encantaría.

Tras un corto recorrido, el chico le preguntó:

Señor, ¿le importaría pasar frente a mi casa?

Paul esbozó una sonrisa, pensando que sabía lo que deseaba el chico: que sus vecinos vieran que él podía volver a casa en un gran automóvil. Pero otra vez se equivocaba.

¿Puede detenerse allí, donde están esos dos escalones? preguntó el niño.

Subió los escalones corriendo y casi en seguida Paul lo oyó regresar, pero con lentitud. Venía trayendo en brazos a su hermanito lisiado. Lo sentó en el escalón inferior y, abrazándolo fuertemente, le señaló el coche.

¿Ves el auto, Buddy? Es como yo te dije. Su hermano se lo regaló por Navidad y a él no le costó ni un céntimo. Algún día yo te regalaré a ti uno igual a éste... para que tú puedas ir solo a ver todas las cosas bonitas que hay en los escaparates de Navidad, las que yo he tratado de contarte cómo son.

Paul bajó del coche y sentó al pequeño en el asiento inmediato al del conductor. Con los ojos brillantes, el hermano mayor se instaló junto a él, y esa víspera de Navidad los tres iniciaron un memorable paseo. Paul aprendió cuál había sido la intención de Jesús al decir: “Hay más dicha en dar…”


Muchas veces he meditado en esta maravillosa historia y me he detenido pensando en la conexión obvia que hay entre la historia y nosotros, puesto que todos tenemos UN HERMANO COMO ÉSE, el cual nos ha dado dones mucho mayores que un auto nuevo.

El Niño Cristo:

Nació para dar luz y vida a todo el mundo.

Nació para cambiar el corazón de los hombres.

Nació para publicar la paz.

Nació para sembrar semillas de gozo.

Nació trayendo luz para que los ojos puedan apreciar lo bello.

Nació para mostrarnos el camino de regreso a casa.

Nació para darnos Vida Eterna


Estoy muy agradecido por la época de Navidad y oro para que éste año todos tengamos el ardoroso deseo de convertirnos en UN HERMANO COMO ÉSE.

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