domingo, 27 de enero de 2019

MAXIMIZAR LA FELICIDAD DURANTE LA MORTALIDAD – FE EN EL SENIOR JESUS EL CRISTO

Durante la última parte del reinado de Mosíah I y a lo largo del reinado de su hijo Benjamín y luego continuando hasta la última parte de su nieto, el reinado de Mosíah II (circa 150 a.c. – 92 a.c.), el pueblo conocido como Nefitas el Libro de Mormón disfrutó de las bendiciones de un mini período de vivir en una sociedad como Sión. El Profeta/Rey Alma más tarde registra que no puede haber un pueblo más feliz que aquellos que son bendecidos para vivir durante esos tiempos.

No nos da mucha instrucción sobre las administraciones gubernamentales y económicas de este período aparte de que tanto el pueblo como el Rey se esforzaban por vivir sus vidas de acuerdo con las leyes de Dios y que todos trabajaban diligentemente para sostener el bienestar del pueblo. La sociedad se construyó sobre los principios de igualdad e inclusividad. El rey Benjamín escribe que trabajó diligentemente con sus manos para que no fuera una carga para su pueblo.

Nos quedamos con la visión de que si un pueblo trabaja diligentemente y mantiene un alto nivel de comportamiento moral, serán bendecidos con suficientes necesidades temporales y con relaciones que maximicen la felicidad.

No puedo recordar si alguna vez he leído el discurso que Benjamín le dio a su pueblo, que ha sido traducido por el don de Dios y viene a nosotros en los capítulos dos a cinco del libro de Mosíah del Libro de Mormón, sin ser golpeado con la sensación de que el Rey Benjamín estaba dando nosotros los principios clave sobre los cuales depende la capacidad de la humanidad para maximizar su felicidad durante la mortalidad.

Si soy 100% correcto o no sobre los principios dados en el discurso del Rey Benjamin siendo las claves para maximizar nuestra felicidad o no, yo creo 100% que cualquier persona que se esfuerza para vivir según los principios esbozados en su dirección será bendecido con felicidad abundante. Puede que nos quedemos cortos de ser bendecidos con la bendición añadida de vivir en una sociedad como la de Sión, porque otros no han optado por aplicar los principios necesarios a sus vidas, pero la felicidad prometida no será retenida.

Las muchas veces que he tenido la alegría de ir a través de estos capítulos en las aulas me dan testimonio de que iba a ser imposible para mí para cubrirlos en un Pensamiento Para un Día de Reposo. Para aquellos con grandes memorias y si usted ha estado leyendo mis Pensamientos durante las últimas tres semanas, será consciente de que esos Pensamientos también se basan en el discurso del Rey Benjamín, por lo que para ustedes este será el cuarto Pensamiento basado en sus palabras.

Por lo tanto, los invito a que vengan conmigo mientras sigo reflexionando sobre las maravillosas palabras del Rey Benjamín. Como preludio de esta continuación del serie de Pensamientos incluyo las palabras encontradas en Mosíah 2:41 a través de Mosíah 3:1-4.

Y además, quisiera que consideraseis el bendito y feliz estado de aquellos que guardan los mandamientos de Dios. Porque he aquí, ellos son bendecidos en todas las cosas, tanto temporales como espirituales; y si continúan fieles hasta el fin, son recibidos en el cielo, para que así moren con Dios en un estado de interminable felicidad. ¡Oh recordad, recordad que estas cosas son verdaderas!, porque el Señor Dios lo ha declarado.

Y otra vez quisiera llamaros la atención, hermanos míos, porque tengo algo más que declararos; pues he aquí, tengo cosas que deciros sobre lo que está por venir. Y las cosas que os diré me han sido reveladas por un ángel de Dios. Y me dijo: Despierta; y desperté; y he aquí que él estaba ante mí. Y me dijo: Despierta y oye las palabras que te voy a decir; pues he aquí, vengo a declararte alegres nuevas de gran gozo.

Porque el Señor ha oído tus oraciones, y ha juzgado en cuanto a tu rectitud y me ha enviado para declarártelas, a fin de que te regocijes; y para que las declares a los de tu pueblo, a fin de que ellos también se llenen de gozo.

No se nos da para saber si la dirección del Rey Benjamín vino completamente de la visitación de un ángel o no, pero cualquiera que fuera su fuente, él había proclamado audazmente que las palabras no debían ser trihuidas con, pero nuestro desafío era despertar, escuchar y aplicar los principios si teníamos deseos de maximizar nuestra felicidad durante la mortalidad.

Así como José Smith declaró en los Artículos de Fe de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días que el primer principio del evangelio era la fe en el Señor Jesús Cristo, el ángel declaró el primer principio que conducía a una vida llena de gozo es la fe en el Señor Jesús el Cristo.

Algunas cosas que el ángel pronuncia que debemos considerar mientras contemplamos la integridad de nuestra fe en el Señor Jesús Cristo:

¿Creo que él es el Señor omnipotente que reina de toda la eternidad a toda la eternidad?

¿Creo que él vino a morar en la tierra y a realizar milagros, expulsar demonios, sufrir y resistir tentaciones, se llama Jesucristo, Hijo de Dios, Padre del cielo y de la tierra, creador de todas las cosas?

¿Creo que nació a la manera de los hombres y su madre se llamaba María?

¿Creo que él vino que la salvación podría llegar a los hijos de los hombres?

¿Creo que no hay otro nombre dado por el cual la salvación pueda llegar a los hijos de los hombres?


Concluyo este pensamiento con extractos que forman el testimonio personal del rey Benjamín de su fe en Jesús el Cristo.

Y el rey Benjamín abrió otra vez su boca y empezó a hablarles, diciendo: Mis amigos y hermanos, parentela y pueblo mío, quisiera otra vez llamaros la atención, para que podáis oír y entender el resto de las palabras que os hable. Porque he aquí, si el conocimiento de la bondad de Dios en esta ocasión ha despertado en vosotros el sentido de vuestra nulidad y vuestro estado indigno y caído—os digo que si habéis llegado al conocimiento de la bondad de Dios, y de su incomparable poder, y su sabiduría, su paciencia y su longanimidad para con los hijos de los hombres; y también la expiación que ha sido preparada desde la fundación del mundo, a fin de que por ese medio llegara la salvación a aquel que pusiera su confianza en el Señor y fuera diligente en guardar sus mandamientos, y perseverara en la fe hasta el fin de su vida, quiero decir la vida del cuerpo mortal—digo que este es el hombre que recibe la salvación, por medio de la expiación que fue preparada desde la fundación del mundo para todo el género humano que ha existido desde la caída de Adán, o que existe, o que existirá jamás hasta el fin del mundo. Y este es el medio por el cual viene la salvación. Y no hay otra salvación aparte de esta de que se ha hablado; ni hay tampoco otras condiciones según las cuales el hombre pueda ser salvo, sino por las que os he dicho.

Creed en Dios; creed que él existe, y que creó todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra; creed que él tiene toda sabiduría y todo poder, tanto en el cielo como en la tierra; creed que el hombre no comprende todas las cosas que el Señor puede comprender. Y además, creed que debéis arrepentiros de vuestros pecados, y abandonarlos, y humillaros ante Dios, y pedid con sinceridad de corazón que él os perdone; y ahora bien, si creéis todas estas cosas, mirad que las hagáis.

Y otra vez os digo, según dije antes, que así como habéis llegado al conocimiento de la gloria de Dios, o si habéis sabido de su bondad, y probado su amor, y habéis recibido la remisión de vuestros pecados, lo que ocasiona tan inmenso gozo en vuestras almas, así quisiera que recordaseis y retuvieseis siempre en vuestra memoria la grandeza de Dios, y vuestra propia nulidad, y su bondad y longanimidad para con vosotros, indignas criaturas, y os humillaseis aun en las profundidades de la humildad, invocando el nombre del Señor diariamente, y permaneciendo firmes en la fe de lo que está por venir, que fue anunciado por boca del ángel.
(Mosíah 4:4-11)

Añado mi testimonio personal, que el primer principio del Evangelio es la fe en el Señor Jesús el Cristo. Del mismo modo, el primer principio de maximizar nuestra felicidad durante la mortalidad es la fe en el Señor Jesús Cristo.


PENSAMIENTOS PARA UN DIA DE REPOSO – WILLIAM L. RILEY

EDITADO POR – KATHLEEN W. RILEY




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