domingo, 28 de julio de 2019

PALABRAS TESTIFICADO POR EL ESPÍRITU SANTO 4

El antiguo apóstol Pablo enseñó que la ley de Moisés era un maestro de escuela para llevarnos a Cristo. Creo que de la misma fuente de inspiración que inspiró las palabras de Pablo, vino la organización del maravilloso sermón de Alma que hemos estado reflexionando durante el último mes.

En el capítulo 5 de Alma, él comienza dando seguridades de que ha habido muchos que han podido venir a Cristo porque estaban dispuestos a establecer su vida en las leyes que Moisés recibió del Señor. A continuación, recuerda al pueblo de Zarahemla la importancia de hacer de estas leyes una base firme para el progreso positivo en sus vidas. También les recuerda la importancia de no postergar la implementación de estas doctrinas. Entonces, comenzando con el verso 33y continuando hasta el final del capítulo de Alma, (a fin de magnificar el punto he reorganizado el orden de algunos de los versículos). Alma, de la misma manera que Pablo lo hizo, nos recuerda el orden correcto de nuestras conversiones comenzando su sermón explicando lo que debe suceder a quien hace que estos cambios sean parte de su maquillaje permanente y terminan con Jesús el Cristo convirtiéndose en una importancia central para su progresión eterna.

Alma continúa enseñando este tema central del libro de Mormón otro Testamento de Jesucristo con su acontecimiento culminante, la visita de Cristo a los que se han esforzado por venir a El, por medio de sus propios esfuerzos y las ministraciones de los editores designados de Paz y la Gracia de Dios.

50 Sí, el Espíritu así dice: Arrepentíos todos vosotros, extremos de la tierra, porque el reino de los cielos está cerca; sí, el Hijo de Dios viene en su gloria, en su fuerza, majestad, poder y dominio. Sí, amados hermanos míos, os digo que el Espíritu dice: He aquí la gloria del Rey de toda la tierra; y también el Rey del cielo brillará muy pronto entre todos los hijos de los hombres.

51 Y me dice también el Espíritu, sí, me clama con voz potente, diciendo: Ve y di a los de este pueblo: Arrepentíos, porque a menos que os arrepintáis, de ningún modo podréis heredar el reino de los cielos.

54 Sí, ¿persistiréis en suponer que unos sois mejores que otros? Sí, ¿persistiréis en perseguir a vuestros hermanos que se humillan y caminan según el santo orden de Dios, en virtud de lo cual han entrado en esta iglesia —habiendo sido santificados por el Santo Espíritu— y hacen obras dignas de arrepentimiento?

55 Sí, ¿persistiréis en volver vuestras espaldas al pobre y al necesitado, y en negarles vuestros bienes?

57 Y a todos vosotros que deseáis seguir la voz del buen pastor, ahora os digo: Salid de entre los inicuos, y conservaos aparte, y no toquéis sus cosas inmundas; pues he aquí, sus nombres serán borrados, a fin de que los nombres de los inicuos no sean contados entre los nombres de los justos, para que se cumpla la palabra de Dios, que dice: Los nombres de los inicuos no serán mezclados con los nombres de los de mi pueblo;

38 He aquí, os digo que el buen pastor os llama; sí, y os llama en su propio nombre, el cual es el nombre de Cristo; y si no queréis dar oídos a la voz del buen pastor, al nombre por el cual sois llamados, he aquí, no sois las ovejas del buen pastor.

39 Y si no sois las ovejas del buen pastor, ¿de qué rebaño sois? He aquí, os digo que el diablo es vuestro pastor, y vosotros sois de su rebaño; y ahora bien, ¿quién puede negarlo? He aquí, os digo que quien niega esto es un embustero e hijo del diablo.

40 Porque os digo que todo lo que es bueno viene de Dios; y todo lo que es malo, del diablo procede.

41 Por lo tanto, si un hombre hace buenas obras, él escucha la voz del buen pastor y lo sigue; pero el que hace malas obras, este se convierte en hijo del diablo, porque escucha su voz y lo sigue.

42 Y el que hace esto tendrá que recibir de él su salario; por consiguiente, recibe como su salario la muerte, en cuanto a las cosas que pertenecen a la rectitud, ya que está muerto a toda buena obra.

43 Y ahora bien, hermanos míos, quisiera que me escuchaseis, porque hablo con la fuerza de mi alma; porque, he aquí, os he hablado claramente de modo que no podéis errar, o sea, he hablado según los mandamientos de Dios.

44 Porque soy llamado para hablar de este modo, según el santo orden de Dios que está en Cristo Jesús; sí, se me manda que me levante y testifique a este pueblo las cosas que han hablado nuestros padres concernientes a lo que está por venir.

45 Y esto no es todo. ¿No suponéis que sé de estas cosas yo mismo? He aquí, os testifico que yo sé que estas cosas de que he hablado son verdaderas. Y, ¿cómo suponéis que yo sé de su certeza?

46 He aquí, os digo que el Santo Espíritu de Dios me las hace saber. He aquí, he ayunado y orado muchos días para poder saber estas cosas por mí mismo. Y ahora sé por mí mismo que son verdaderas; porque el Señor Dios me las ha manifestado por su Santo Espíritu; y este es el espíritu de revelación que está en mí.

47 Y además, os digo que así se me ha revelado, que las palabras que nuestros padres han hablado son verdaderas, aun de conformidad con el espíritu de profecía que en mí se halla, el cual también es por la manifestación del Espíritu de Dios.

48 Os digo yo que sé por mí mismo, que cuanto os diga concerniente a lo que ha de venir es verdad; y os digo que sé que Jesucristo vendrá; sí, el Hijo, el Unigénito del Padre, lleno de gracia, de misericordia y de verdad. Y he aquí, él es el que viene a quitar los pecados del mundo, sí, los pecados de todo hombre que crea firmemente en su nombre.

49 Y ahora os digo que este es el orden según el cual soy llamado, sí, para predicar a mis amados hermanos, sí, y a todo el que mora sobre la tierra; sí, a predicar a todos, ora ancianos o jóvenes, ora esclavos o libres; sí, os digo, a los de edad avanzada y también a los de edad mediana y a la nueva generación; sí, para declararles que deben arrepentirse y nacer de nuevo.

33 He aquí, él invita a todos los hombres, pues a todos ellos se extienden los brazos de misericordia, y él dice: Arrepentíos, y os recibiré.

34 Sí, dice él: Venid a mí, y participaréis del fruto del árbol de la vida; sí, comeréis y beberéis libremente del pan y de las aguas de la vida;

60 Y ahora os digo que el buen pastor os llama; y si escucháis su voz, os conducirá a su redil y seréis sus ovejas; y él os manda que no dejéis entrar ningún lobo rapaz entre vosotros, para que no seáis destruidos.

61 Y ahora bien, yo, Alma, os mando, con las palabras de aquel que me ha mandado a mí, que os esforcéis por cumplir con las palabras que os he hablado.

62 Os hablo por vía de mandamiento a vosotros que pertenecéis a la iglesia; y por vía de invitación os hablo a los que no pertenecéis a ella, diciendo: Venid y bautizaos para arrepentimiento, a fin de que también participéis del fruto del árbol de la vida.


Alma nos deja con pocas dudas de que todos los Profetas y todos los mandamientos se han hablado y se han dado a los hijos de nuestros Padres Celestiales como una guía instructiva de regreso a sus brazos amorosos. Juntos nos han instruido acerca de los pasos universales que debemos recorrer en nuestro camino a casa.

Aprenda a distinguir entre el bien y el mal ayudados por la inspirada guía del Espíritu Santo.

Esforzarse activamente por eliminar el mal de nuestra vida e incorporar el derecho ayudado por la fuerza del Espíritu Santo.

Estén dispuestos a escuchar y escuchen las palabras del ungido del Señor y reciban el testimonio del Espíritu Santo de su veracidad.

Acepten la invitación del Salvador Jesús el Cristo a venir a El y a participar de su amor y Gracia Expiatoria mientras se les asegura la corrección de nuestra conversión por el Espíritu Santo.


Ruego que así como el sermón de Alma penetraro las almas de los habitantes de Zarahemla, también se hundirán profundamente en nuestro propio corazón y se conviertan en una ayuda eterna en los pasos que tomamos para regresar a nuestra Morada Celestial.


PENSAMIENTOS PARA UN DÍA DE REPOSO – WILLIAM L. RILEY

EDITADO POR – KATHLEEN W RILEY

PAZ - GOZO - AMOR - FE - ESPERANZA - AMOR

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