domingo, 31 de mayo de 2020

GUERRA

No pasó mucho tiempo después de que comenzara esta tarea de usar las enseñanzas del Libro de Mormón Otro Testamento de Jesucristo, la primera semana de enero de 2018, que comenzaba a pensar en lo que escribiría cuando llegara a esa parte del libro donde los versículos sobre la guerra parece ser interminable.

Si hubiera sido capaz de expresar mis sentimientos sobre el tema durante pensaba ser un joven vaquero cuando continuamente me dedicó a salvar a todos de los malos con mi tirador de seis balas, se que mis ideas habrían sido muy diferentes en aquel tiempo.

Durante mi adolescencia algunos de mis pensamientos sobre la guerra fueron; ¿preguntándome cuál sería mi proyecto de número para ser llamado al ejercito, si seguiría el conflicto coreano cuando me graduara de la Escuela Secundaria, si realmente deberíamos involucrados en la guerra de Vietnam, si esos amigos que iban a Canadá fueran desleales o inteligentes? Ninguno de estos pensamientos ocupó una parte importante de mi adolescencia, pero invadieron mi conciencia periódicamente.

Una de las mejores decisiones que tomé al graduarme de la Escuela Secundaria fue alistarme en el ejército como reservista. Debo admitir que fui más patriota durante el tiempo que prestaba servicio en el ejército que en cualquier otro momento de mi vida, pero también recuerdo que nunca hubo un momento en el que estuviera más convencido de la estupidez, el mal, la ineficacia y la inhumanidad de la guerra.

Casi todos mis años después de la adolescencia han pasado 24/7 inmersado en una mayordomía u otra en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días. Mi matrimonio, familia, carrera, pasatiempos y vida social se han centrado en y alrededor de esta organización. Sin embargo, a menudo me he encontrado reflexionando sobre por qué mis puntos de vista sobre cómo la guerra puede o no puede justificarse fueron y están en conflicto con muchos por quienes estoy rodeado.

A medida que los conflictos entre los lamanitas y los nefitas comienzan a amontonarse uno sobre otro, nos encontramos con algunos versículos que comienzan a definir dónde estoy en ese año experimentado de mi vida.

Y como los amalekitas eran por naturaleza de una disposición más ruin y sanguinaria que los lamanitas, Zerahemna, por tanto, nombró capitanes en jefe sobre los lamanitas, y todos eran amalekitas y zoramitas.

E hizo esto con objeto de preservar el odio que sentían contra los nefitas, a fin de subyugarlos para realizar sus designios.

Pues he aquí, sus intenciones eran incitar a la ira a los lamanitas contra los nefitas; e hizo esto para usurpar un gran poder sobre ellos, y también para subyugar a los nefitas, sometiéndolos al cautiverio.

Ahora bien, el propósito de los nefitas era proteger sus tierras y sus casas, sus esposas y sus hijos, para preservarlos de las manos de sus enemigos; y también preservar sus derechos y sus privilegios, sí, y también su libertad, para poder adorar a Dios según sus deseos.
(Alma 43: 6 - 9)

No hay duda de que al leer estos versículos se nos llevará a la conclusión de que hay razones y momentos en que ir a la guerra es justificado y sancionado por Dios. Sin embargo, no debería tomar más que un momento o dos para darse cuenta del conflicto de que la guerra por cualquier razón es contraria a las enseñanzas del evangelio de paz, misericordia, perdón y amor enseñados por Jesucristo.

Los siguientes versículos de este mismo capítulo del Libro de Alma añaden una visión interesante.

Y los animaban los zoramitas y los amalekitas, que eran sus principales capitanes y caudillos, y también Zerahemna, su capitán en jefe, o caudillo principal y comandante; sí, pelearon como dragones, y muchos de los nefitas perecieron por su mano; sí, porque partieron en dos muchos de sus cascos, y atravesaron muchos de sus petos, y a muchos les cortaron los brazos; y de este modo fue como los lamanitas atacaron en su furiosa ira.

No obstante, inspiraba a los nefitas una causa mejor, pues no estaban luchando por monarquía ni poder, sino que luchaban por sus hogares y sus libertades, sus esposas y sus hijos, y todo cuanto poseían; sí, por sus ritos de adoración y su iglesia.

Y estaban haciendo lo que sentían que era su deber para con su Dios; porque el Señor les había dicho, y también a sus padres: Si no sois culpables de la primera ofensa, ni de la segunda, no os dejaréis matar por mano de vuestros enemigos.

Y además, el Señor ha dicho: Defenderéis a vuestras familias aun hasta la efusión de sangre. Así que, por esta causa los nefitas luchaban contra los lamanitas, para defenderse a sí mismos, y a sus familias, y sus tierras, su país, sus derechos y su religión.
(Alma 43: 44 – 47)

Al leer estos versículos la memoria de los Anti Nefitas Lehitas que enterraron sus armas en lo profundo de la tierra y se postraban ante las hordas de lamanitas vienen a la mente y me hacen preguntarme si es posible que haya una mejor manera de pensar acerca de la guerra más allá de la fórmula esbozada por Alma.

En este momento de la vida en el que mis sueños están llenos de visiones de mundos mejores, he llegado a la conclusión de que la fórmula de Alma que se encuentra en el capítulo 43 de sus escritos se está enseñando a un pueblo a veces justo que vive en un mundo telestial de carnalidad, la sensualidad y la diablación donde los corazones de los hombres malvados están en poner a los demás bajo su control.

Si entiendo correctamente el propósito del Evangelio, está destinado a cambiar la mente y la naturaleza de la humanidad para que sean buenas y honorables y se esfuercen por comenzar el camino hacia ser perfectos como Dios el Padre Eterno.

Parece que si somos la Generación de los Ultimos Días encargada de ayudar a la humanidad a estar preparada para la segunda venida del Señor cuando el león se aunará en paz con el cordero y la paz para todos disfrutará de su era milenaria, entonces es importante que estemos a mirar la guerra no sólo desde el punto de vista telestial como lo hicieron los nefitas en esos pasajes, sino más bien como lo hicieron los Anti Nefitas Lehitas cuando enterraron sus armas en lo profundo de la tierra.

Por tanto, renunciad a la guerra y proclamad la paz, y procurad diligentemente hacer volver el corazón de los hijos a sus padres, y el corazón de los padres a los hijos...
(Doctrina y Convenios 98:16)


PENSAMIENTOS PARA UN DIA DE REPOSO – WILLIAM L. RILEY

EDITADO POR – KATHLEEN W. RILEY

❣️PENSAR + PLANEAR + PREPARAR + HACER ➡️ AMABILIDAD + BONDAD + CUIDAR + GENEROSIDAD ➡️ ABRAZOS + PAZ + GOZO + AMOR ➡️ INTEGRIDAD + FE + ESPERANZA + CARIDAD❣️ = 💞LA VIDA BUENA💞

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