domingo, 9 de agosto de 2009

¿EN QUE CREO REALMENTE?

De las palabras que habló el Salvador a través de las épocas por medio de Sus profetas y de las pocas palabras que Él mismo habló mientras transitaba sobre la tierra como un ser mortal, no ha dejado duda que uno de los atributos del hombre telestial o mortal que Él más detesta es la hipocresía. Verdaderamente Él aborrece esta cosa inteligente y engañosa con la que nos tratamos entre nosotros a medida que nos relacionamos: la habilidad que desarrollamos de un grado a otro para hacer pensar a la gente que creemos y decimos una cosa cuando la realidad es tan opuesta como los polos. Creo que algunas veces gastamos tanto tiempo en este juego hipócrita que aún nos convencemos a nosotros mismos de que somos algo diferente de lo que realmente somos.

A menudo he meditado en este problema de autodecepción y la propensión que tenemos de tratar de engañar a otros y me pregunto como podría llegar a conocer a mi yo real. Aún no estoy seguro de que haya descubierto la respuesta ni la fórmula para conquistar lo que parece ser un enemigo inconquistable, pero sin embargo déjenme vadear el agua allí en donde hombres más sabios darían la vuelta.

¿Demuestro mi yo real por lo que DIGO?

Las autoridades a menudo nos han amonestado a que demos nuestro testimonio unos a otros libremente, no solo para que podamos fortalecer a otros, sino para que al hacerlo podamos agregar fuerza a nuestras propias creencias. Pero por otro lado todos sabemos cuan difícil es para los mortales controlar aquellas facultades que nos permiten hablar. A menudo nos encontramos diciendo algo a alguien que es contrario a la verdad solo porque nos es más fácil o menos controvertido que traer a la luz lo que realmente estamos pensando, por lo tanto debo preguntar: ¿mi hablar lo revela?; lo que realmente creo que es verdad depende de mi mejor interés o conveniencia en un momento dado. Sería difícil estar alguna vez seguro al decir que lo que yo creo, y por lo tanto lo que yo realmente soy, siempre se demuestra por lo que digo.

¿Demuestro mi yo real por lo que HAGO?

El élder Bruce R. McConkie dijo que podríamos saber lo que realmente creemos por lo que hacemos. Sospecho que éste es un mejor barómetro que basarme únicamente en lo que digo, pero conozco a muchas personas que creen en la pseudo filosofía de fingir hasta que logran lo que quieren. Hay muchos otros que pasan sus vidas haciendo lo que ellos creen que se espera de ellos o viven para complacer a otros. Parece que nosotros, los humanos inteligentes, hemos hallado muchas lagunas en la declaración del élder McConkie. Sin embargo, creo que es mucho más fácil pensar que conozco a mi yo real cuando de alguna manera mis acciones están más relacionadas con mis palabras.

¿Demuestro mi yo real por lo que yo SOY?

El élder Neal A. Maxwell dijo cuando hablaba sobre el atributo de la mansedumbre que el nivel de mansedumbre de una persona no podía demostrarse manifestando humildad y que ese era el verdadero asunto. ¿Cómo se yo que lo que estoy mostrando ante el mundo es mi verdadero yo y lo que realmente creo? En otras palabras, ¿cuál es el verdadero asunto? Parece ser que como con todos los atributos de la Deidad que aspiramos obtener, nuestros esfuerzos mortales, como dice el Apóstol Pablo, siempre serán insuficientes para alcanzar esa meta. De alguna manera debo llegar a apreciar que esta situación sobre la que estoy meditando, la de descubrir quien soy mediante un sistema de creencia verdadero, es la señal de un descubrimiento eternamente importante; del llegar a conocer mis verdaderas creencias, y por lo tanto quien soy realmente y que no es simplemente otra falsa aspiración de la mente mortal. Y este descubrimiento, que debo obtener, solo puede ser realizado con la ayuda del don y el poder de Dios y que mis magros esfuerzos siempre serán insuficientes para alcanzar la meta deseada.

Parece que en verdad debo esforzarme diligentemente para saber lo que realmente creo y por lo tanto descubrir quien verdaderamente soy, hasta que lo haya demostrado de todas las formas posibles, y de esta manera llegar a ser elegible de recibir de Su gracia, lo que en el lenguaje griego se denomina Mikarios, y en español se dice ser bendito. Lo mejor que podemos hacer viene de entender lo que esa palabra significa ya sea en griego o en español, o sea, un don de Dios dado cuando uno ha hecho todo lo que puede para obtener el resultado deseado. Por tanto, como lo dijo el presidente Ezra Taft Benson: "la cosa más importante que podemos hacer en esta vida es llegar a saber quienes somos realmente y cual es el propósito por el que se nos envió aquí, y ese Conocimiento Seguro solo puede venir de Aquel que nos envió."

Entonces parece que realmente sabré quien soy y lo que creo cuando ese cambio haya OCURRIDO en mí, lo que hará que todos mis pensamientos, mis palabras y mis hechos sean consistentes e inmutables con la persona verdadera que mi Padre Celestial envió y la cual Él me ha ayudado a ser.

Hasta que ese maravilloso día de fulgor y entendimiento llegue, todos continuemos ayudándonos al edificarnos y fortalecernos unos a otros tanto como sea posible, sin hipocresía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario