Cuando el Presidente Uchtdorf habló en la sesión del Sacerdocio de la Conferencia General de octubre de 2009 declaró: "…La jubilación no es parte del plan de felicidad del Señor. No existe un programa sabático o de jubilación de las responsabilidades del sacerdocio, sin importar la edad ni la capacidad física". Me doy cuenta que él estaba tratando de alentar las almas de aquellos que puedan sentir la urgencia de 'dejar esto para los jóvenes' o 'sentarse en el porche en una mecedora'. Su declaración iluminó mi mente con el recuerdo de una da las grandes maravillas de la organización y la obra de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días: nunca llegará el día en el que nos hallemos sin una manera de servir a nuestros semejantes.
Hace mucho tiempo percibí que si éramos lo suficientemente afortunados de nacer de padres fieles somos colocados inmediatamente en una serie de programas preparatorios. La Primaria nos prepara para llegar a ser realizadores de convenios y nos coloca en el camino preliminar para llegar a ser cumplidores de convenios. Las Mujeres Jóvenes (basadas en el desarrollo de la Condición de Mujer y de la Maternidad) y los Hombres Jóvenes (basados en la comprensión y el cumplimiento de las responsabilidades del Sacerdocio) nos preparan para probar la consagración a la Obra Misional y de una consagración abundante en la arena del Matrimonio Eterno. Recibimos llamamientos que a la larga moldean y tiemplan nuestra condición Telestial y empezamos a adquirir algunos de los atributos de los seres Terrestres, cuyas vidas se basan menos en el egoísmo y están más en armonía con el servicio desinteresado. Si continuamos en los programas preparatorios de la Iglesia podría llegar el día en el que despertemos casi a diario sin la necesidad de estar 'atados al llamamiento' al haber sido preparados por el 'fuego purificador' del Señor para tener una naturaleza que constantemente nos lleva al fortalecimiento, la edificación y el sostén de nuestros hermanos y hermanas dentro y fuera de la esfera mortal.
Hay dos milagros que ocurren en esta maravillosa organización: primero, podemos ser insertados en el proceso a cualquier edad por medio de la conversión o de la reactivación, y aún así el fuego continuará haciendo su obra refinadora, y segundo, si hemos aprendido las lecciones proporcionadas durante nuestro viaje encontraremos abundantes horas de servicio útil dentro y fuera de la Iglesia. Veremos que no tendremos que esperar a recibir un llamamiento 'oficial', sino que el estímulo y la preparación que acompañan a una vida que lucha por adherirse a y fortalecer sus convenios serán una fuerza que nos de empuje para encontrar 'trabajo suficiente' que hacer durante los años 'dorados' y en el 'crepúsculo' de nuestra vida mortal. No tendremos que atravesar por sentimientos de desesperación que llegan a la vida de aquel que siente que ya no puede, que piensa que sus talentos no se necesitan o que siente que su utilidad se acabo y ya se esfumó.
Sé que soy de más edad que muchos de los que leerán estos pensamientos, pero estoy agradecido por ver alrededor mío fieles y experimentados santos que van la milla extra al llenar sus vidas con llamamientos sin ninguna razón aparente, con llamamientos con una razón aparente, estando listos para acompañar o dirigir cualquier himno en cualquier reunión, haciendo el tiempo de los niños en ese largo bloque de reuniones una experiencia un poco más placentera, haciendo la obra de historia familiar, asistiendo al Templo, trabajando en el Templo, sirviendo misiones en su tierra o como extranjero en una tierra lejana, aconsejando a un boy scout al darle una insignia al mérito, escribiendo a los misioneros, haciendo escalones en un banco para cualquier persona, asegurándose que las personas tengan relaciones significativas de manera regular. Sé que esto es una muestra de una lista muy extensa, pero es suficiente para exponer el punto que nunca llegará el día en el que nos hallemos sin una manera de servir a nuestros semejantes y nunca habrá un día en el que los santos fieles se cansen de hacer el bien, El Señor de forma sabia y amorosa nos ha amonestado a trabajar y a usar nuestras vidas en el servicio desinteresado por otros puesto que Él sabe que mediante la obediencia a esta admonición nuestros días, aunque largos, estarán llenos de gozo.
domingo, 8 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Que mensaje tan Especial,
ResponderEliminarAhorita k estoy en este pais, con varios detalles diferentes al mio, me senti en algun momento jubilada de la iglesia pork desde k estoy aki no tengo llamamiento, ya k en Colombia me acostumbre a servir en su Iglesia, pero tambn e sverdad, k el solo hecho de servir a mis semejantes de la minima manera tambn estoy al Servicio del Senor...
Gracias Pte. por recordarmelo.
Diana Garrett
"Presidente Riley: muchisimas gracias por sus e-mails y sus fotos, yo nunca las había visto y me trajeron los mejores recuerdos... THANK YOU SO MUCH!!!"
ResponderEliminarDiana Granada
Buenos dias,
ResponderEliminarPresidente me encanta recordar los momentos vividos en la mision y leer sus pensamientos, usted sigue siendo en este momento mi guai espiritual, tiempo en el cual estoy alejado de la iglesia y tratando de restaurar mi vida.
Un abarzo.
JAIME ALBERTO BECARIA GALLARDO