En su epístola a las doce tribus Santiago dijo: “Si alguno entre vosotros parece ser religioso y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana. La religión pura y sin mácula delante de Dios y el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y guardarse sin mancha del mundo.” Santiago 1:26, 27
En algunas observaciones editadas de Marvin J. Ashton leemos: " En ningún momento Jesucristo nos instó a participar en criticas dañinas y destructivas. Su mensaje fue el de escudriñar, aprender y compartir todo lo digno de admiración y valor con nuestros semejantes. Solo aquellos que son de naturaleza vengativa y pendenciera participan en investigaciones y divulgaciones de lo que es negativo e indeseable.
Ya sea que las acusaciones, insinuaciones, asperezas o mentiras se susurren o se griten a toda voz, el evangelio de Jesucristo nos ensena que no debemos tomar represalias ni contender. ‘Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse.’
La religión pura no es vengarse, ni devolver acciones y palabras perniciosas y crueles. La religión pura comprende la habilidad de amar, edificar, y poner la otra mejilla, en vez de destruir y denigrar.
Para mantenernos libres de las manchas del mundo se requiere que asumamos el cargo de gobernar nuestra propia vida, aceptando la responsabilidad de nuestras propias acciones, y escoger el papel de pacificador en vez de vengador, cuando los que estén a nuestro derredor critiquen o propaguen mentiras. Esto incluye el estar conscientes de que las personas que llevan a cabo la obra de Dios sobre la tierra son seres humanos, y todos poseen algunas debilidades. Esto incluye la habilidad de estar alertas y ver lo bueno que otros logran en vez de sentirnos desilusionados cuando surgen las fallas humanas.
La persona que practica la religión pura pronto descubre rápidamente que es más satisfactorio elevar a una persona que mantenerla en el lodo. La felicidad está ligada con el servicio. Aquellos que no pueden proteger el buen nombre ajeno, que se aprovechan del inocente o del ignorante, que logran fortuna pretendiendo santidad para manipular a otros, se está perdiendo el gozo que se siente al practicar la religión pura.
La religión pura es tener el valor de hacer lo que es justo por más que nos cueste. Es realizar acciones correctas movidos por las razones correctas. El ser justo, servicial, amoroso u obediente a las leyes de Dios solo para obtener alabanza y reconocimiento no es la religión pura.” Conferencia General de Octubre de 1982
Si fuéramos a mirar aun superficialmente las enseñanzas del Judaísmo, el Budismo, el Sintoísmo, el Islamismo, el Hinduismo o cualquier otro de los 'ismos', encontraríamos una valida cooperación de estas advertencias de que claramente nos movemos cada vez más cerca de relaciones basadas en el *ágape universal.
* Ágape: Comida fraternal de carácter religioso entre los primeros cristianos, destinada a estrechar los lazos que los unían. Significando el amor Puro de Dios.
Finalmente y universalmente hemos sido amonestados a actuar con amor unos a otros.
Se nos ha ensenado a usar tiempo valioso pensando si estamos en el camino, y que dejemos de preocuparnos si otros están divagando en el desierto.
Debemos evitar que nuestras preguntas sobre las creencias de otros solo sean para sensacionalizar sus debilidades.
Sería bueno si dejáramos de exigir que otros solo vean lo positivo de los principios en que creemos.
Como podríamos seriamente desear que otros investiguen la rectitud de nuestras doctrinas, mientras incansablemente buscamos los secretos oscuros de sus dogmas?
Cuando otros señalan los errores de nuestros principios, honestamente buscamos una mejor manera o defensivamente ponemos fuego en la llama al señalar los problemas evidentes de su religión?
El Profeta José Smith enseno: "Uno de los grandes fundamentos del 'Mormonismo' es el de recibir la verdad, venga de donde sea....quiero ver la verdad en todos sus aspectos y abrazarla en mi pecho.”
Mateo registra, al comienzo de su registro, la siguiente enseñanza de Jesús el Cristo: "Habéis oído que fue dicho: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en el cielo que hace salir su sol sobre malos y buenos de la lluvia, y sobre justos e injustos. ¿Porque si amáis a los que aman, qué recompensa tendréis?” Mateo 5: 43-46
Juan registra que mientras los discípulos se reunieron para participar de la cena de Pascua, muy a menudo referida como la Ultima Cena con Jesús, que entre las muchas cosas que se ensenaron esa noche estaba el consejo: "Este mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros, como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros." John 13:34, 35
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