domingo, 10 de abril de 2011

LOS GRANDES MANDAMIENTOS (Tercera parte)

Maestro, cual es el gran mandamiento de la ley? Y Jesús le dijo: Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante a este: Amaras a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas. (Mateo 22: 36-40)


Enos, habiéndose liberado de la carga del estar constantemente preocupado por su propio progreso, pasó a amarse y a apreciarse por lo que él era, dirigió sus pensamientos hacia los demás que constituían su mayordomía. Y como por obligación le imploro al Señor que considerara derramar Sus bendiciones sobre aquellos por los que él había sido ungido para servir.


Vemos este mismo cambio dramático de la auto-absorbente preocupación por el propio progreso personal a una impresionante obsesión por el bienestar de aquellos que estaban bajo una mayordomía, más tarde demostrado en la vida de Alma el hijo de Alma en el Libro de Mormón.


Alma, el hijo de Alma, habiendo dejado atrás la rebelión de su juventud y sin estar ya más agobiado con aquellas cargas que vienen como el resultado natural del ser agobiado por la culpa y el remordimiento de haber cedido a las vulnerabilidades del cuerpo y que viven en conflicto con su espíritu eterno al que un amoroso Padre Celestial le dio vida; habiendo hecho todo lo que pudo por lograr su eterno potencial; habiendo participado del amor de Cristo que cambia y desciende a aquel que ya no está cegado por la lujuria del mundo; habiendo recibido el amor que ilumina y que permite pensar en las necesidades del vecino antes que las nuestras; se vio impulsado por el deseo de centrar su vida en la obra de Dios. Habiéndose dado cuenta que en la vida la plenitud del Plan de la Felicidad se encuentra al tratar de ayudar a sus semejantes a encontrar y caminar sobre el camino establecido por un amoroso Padre Celestial, salió con un deseo de ayudar a su prójimo a realizar los cambios que les llevarían a acercarse al cumplimiento de los propósitos de su existencia.


Como muchos que antes han pasado por esta transformación, Alma el hijo de Alma salió a sostener la eterna luz de Cristo que había llenado su alma. Dejando con gusto su posición como Juez Superior sobre toda la tierra, sufriendo rechazo y encarcelamiento, fue entre los Nefitas pensando mayormente en ayudar a sus compatriotas a encontrar el camino que les alejaría del pecado inducido por el odio, y participar de la apreciación y el amor propio que permite que todos los que participen del Amor de Cristo lo reciban suficientemente para así llevarlos a preocuparse por el bienestar eterno de su prójimo.


Casi como un recordatorio, debemos siempre mirar el costo antes de embarcarnos en cualquier viaje, leemos de Alma el hijo de Alma yendo entre sus vecinos los Nefitas y encontrando gozo mientras era testigo de cómo muchos experimentaban este cambio maravilloso que le había sobrevenido. Tristemente, el también vio a muchos rechazado la invitación a entrar al camino de felicidad del Señor, por lo cual al venir a Él ellos serían los que recibirían de Su amor, Su paz y Su descanso.


La variabilidad de los esfuerzos de Alma el hijo de Alma siempre han sido un poderoso ejemplo para mí y me han dado entendimiento y consuelo, de que a pesar que él se había llenado del gozo que viene cuando vemos a otro avanzando el camino progresivo de amor, su vida dedicada también muestra que a pesar de su constancia el aún tuvo momentos que llenaron su alma de angustia. Parece que si él no hubiera pasado por el cambio que vino como resultado de que el dejo su vieja vida y se puso la nueva, el seguramente hubiera sido uno de aquellos que 'también se perdieron'.


Dos pensamientos llenan mi alma al reflexionar sobre la historia de Alma el hijo de Alma. Primero, el Señor estará con nosotros mientras trabajamos diligentemente en su obra. Segundo, el Señor estará con nosotros cuando tropezamos y vacilamos y nos levantara al agregar nuestro yugo a sus todopoderosos hombros. Me siento seguro que mientras entramos en Su obra, Su luz estará ahí para ayudarnos a ver el próximo paso que se debemos tomar, y Su fuerza será dada para que así podamos ser levantados lo suficiente para ver más allá de la pared que ahora se encuentra bloqueando nuestro vista.


Aunque la mayoría de nosotros nunca será llamado a la mayordomía de trabajar con una nación completa, o se le pedirá dejar todo e ir a consagrar todo nuestro tiempo para llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna de nuestro prójimo, todos hemos sido llamados a trabajar en alguna pequeña parte de la viña del Señor, y se nos pide ir con nuestra fuerza a nuestra pequeña esquina del campo. Mi testimonio continua creciendo en que mientras nos quitamos las cargas de los engaños del mundo y nos abrimos para ver más claramente quienes somos en realidad, y por lo tanto logramos la habilidad de recibir el regalo de un justo amor-propio, estaremos asombrados de cuantos semejantes trae el Señor a nuestra rincón a los que podremos ofrecer nuestra ofrenda así como lo hizo la viuda.


Escrituras: Mosiah 27, Alma 4-15

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