domingo, 1 de mayo de 2011

LOS GRANDES MANDAMIENTOS (Conclusión)


Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primer y gran mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la ley y los profetas. (Mateo 22:36-40)



El dia después del primer Dia de Reposo y de la tumultuosa tormenta que había llenado el alma de Amul con esos extraños sentimientos de amor, los rumores sobre la crucifixión del hijo del carpintero ya se escuchaban en la tierra de Belén. Hubo quienes dijeron que él se levantaría de entre los muertos así como Lázaro se había levantado. Había otros que estaban convencidos que el pequeño movimiento que él había empezado iba a seguir el mismo camino de los Zelotes quienes constantemente se estaban escondiendo por culpa del poderoso ejército Romano.


Amul se despertó ese dia con una emoción en su alma que hizo que se despidiera de Sarah y de sus hijos y que dejara a su hermano encargado del rebano de la familia y actuara con rapidez para iniciar un viaje a Jerusalén. El camino parecía concurrido, pero ya que Amul no hacia este viaje con frecuencia, él no sabía si esto era poco común o no. En la tarde cuando se acercaba al Monte del Templo, se encontró caminando junto a un gran grupo de gente. Cuando la multitud se acercó a las escaleras que llevaban al patio de los Elderes, Amul junto a los demás vieron un hombre hablándole a aquellos que se habían reunido. El escucho las palabras mientras el Maestro volteaba hacia aquellos que se acercaban y entonces sintió el ardor en su corazón. "Amaos los unos a los otros así como yo os he amado". Mientras el caía de rodillas su mente repetía una y otra vez, 'es el hijo del carpintero', pero como puede ser. Mientras se postraba en reverencia sin pronunciar palabra Amul escucho a su mente proclamar, ' este no es el hijo del carpintero, sino el Hijo del Altísimo'. El grupo que ahora contaba con casi 500 almas, en una, supo que el Mesías había abierto la tumba y estaba ahora vivo y de pie frente a ellos.


Mientras el Mesías resucitado hablaba del amor, Amul fue impactado una vez más por los poderosos sentimientos de amor y paz que reposaron sobre él, dando un testimonio indiscutible que este era el Hijo del Altísimo, pero más allá de esta certeza Amul empezó a sentir que aún no había terminado los propósitos de su propia existencia. Sintió un impulso de ser más fiel al guardar todo lo que se le había ensenado acerca de la Ley. Estaba ansioso por encontrar a aquellos que podrían ensenarle las palabras del Mesías. Se sintió impulsado a encontrar la forma de ser un esposo más amable y gentil, a encontrar la manera de ser más amable al guiar a sus hijos, a ser más diligente en sus responsabilidades en la sinagoga y sería más honesto en sus juicios. Entonces el sentimiento más extraño de todos empezó a llenar su corazón, con el que trato de luchar al comienzo, pero resistirse fue inútil. Necesitaría encontrar maneras de vivir las antiguas formas de bondad que se encuentran en la Ley con los soldados romanos que llenaban el mercado de Belén.


Aunque Amul había pasado la mayoría de su dias cuidando y escuchando el balido de las ovejas, él ahora sabía que al haber visto las maravillas de ese dia el tenia ahora que ir y decirle a todos los que se encontraba que él conocía al hijo del carpintero, este Josué de Galilea era el Mesías prometido y las puertas de la salvación habían sido abiertas para toda la humanidad.


La duda carnal puede desaparecer de mi alma y puedo llegar a saber que ese Jesús el Cristo es el Hijo de Dios y estar lleno con tal misericordioso amor, que El vivió, murió y rompió las cadenas de la muerte por todos. La nube del entendimiento puede disiparse y puedo saber el verdadero propósito de mi viaje mortal. Mi corazón puede cambiar al llenarse con el amor de Aquel que amo incondicionalmente. Puedo ser llevado, por mi relación cada vez más fuerte con mi Salvador, a caminar el camino que me permitirá, avanzar hacia el pleno propósito de mi existencia y obtener un amor propio y justo. Mientras mi conocimiento de Su gran amor me consume, seré poderosamente llenado con un deseo de ayudar a todos los que me devuelven su amor en muchas maneras y que hace la tarea un acto simple. Aspiro llenarme con Su poderoso amor para que algún dia yo, como El, sea capaz de mostrar amor a todos mis vecinos, inclusive aquellos que se consideran mis enemigos. .


Jesús el Cristo murió para que así El pudiera recibir el Gozo Eterno, habiendo cumplido con todo lo que Su Padre le envió a hacer. El murió por todos los que Le llaman amigo. El murió por todos los que maliciosamente Lo usaron e insistieron en llamarlo su enemigo.


El contar las estrellas en una noche clara nos empezara a dar una idea de cuantos hijos de Nuestro Padre Celestial, así como Enos, Alma el hijo de Alma, los cuatro hijos de Mosia, Pablo y los Apóstoles de la antigüedad, han encontrado mayor felicidad en la vida al permitir que las destellantes gotas del dulce amor del Redentor entraran en sus corazones y los llevaran a verse a sí mismos y a sus vecinos como si verdaderamente estuvieran ahí para verlos. Y así, a través de los lentes de esta nueva visión todos podemos permitir que el atributo del amor llene nuestras almas y dicte nuestras acciones.


Escrituras: 1 Corintios 15:1-8, Mateo 28:16-20, Juan 13:34, 35, Lucas 24:49-53

No hay comentarios:

Publicar un comentario