domingo, 4 de diciembre de 2011

NUESTRO PARENTESCO UNIVERSAL

Hace algunos años me inscribí en un curso de estudio sobre las religiones del mundo. Debido a las presiones de la vida, la familia y la carrera, mis esfuerzos en la clase eran superficiales y, por tanto, el conocimiento que obtuve fue muy rudimentario. Con toda honestidad relativamente no cambie por la experiencia.

Unos años más tarde, se me asigno enseñar sobre los conceptos básicos y la historia de las religiones del mundo a otra generación. Sintiéndome motivado por el fuerte deseo de evitar ser avergonzado todos los martes y jueves por la mañana, caí en un programa de estudios vigoroso. Largas horas se gastaron en la lectura, tratando de llenar el vacío dejado por mis débiles esfuerzos en mi estudio anterior. Traté de anticipar las preguntas que fácilmente se extenderían más allá de mis conocimientos fundamentales del budismo, el jainismo, el sintoísmo y todos los otros exóticos "ismos" de las eras y las naciones del mundo.

Poco a poco, mientras las semanas del curso se desarrollaban, un nuevo crecimiento comenzó a florecer dentro de mi mente y mi alma. Mientras le hacía frente a las enseñanzas, costumbres y dogmas de las numerosas religiones del mundo, me impresionó el estar leyendo ideas que no contradecían mi propio y profundo testimonio de Dios y sus propósitos para el hombre. Estos conceptos, más a menudo paralelos, y que en algunos casos dieron una comprensión más profunda a los ideales que yo atesoraba durante la mayor parte de mi vida.

Encontré encerrado en los preceptos y los dichos sintoísta conceptos que memorice y trate de inculcar en mi vida de las enseñanzas de Moisés traídas de la montaña, y consistentes con los Santos Profetas del Antiguo Testamento.

En las enseñanzas del Taoísmo encontré una auténtica búsqueda de las verdades eternas que se convirtieron en un ejemplo para mí búsqueda personal.

El Confucionismo me recordó frecuentemente las simples prácticas diarias que traen majestad a mi propia práctica religiosa personal, y hacen posible experimentar la alegría verdadera de las relaciones de la vida.

Abrir y explorar las enseñanzas del Judaísmo trajo a la realidad la inmensa influencia que las enseñanzas de Israel dieron a los fundamentos del Cristianismo.

Mientras las semanas del curso llegaban a su conclusión ya había cambiado al estudiar las Religiones del Mundo. Había llegado a comprender en mayor grado lo que se entiende por la fraternidad universal de la humanidad y el parentesco singular que todos compartimos.

Mientras repetía varias veces las enseñanzas de este curso durante mi vida, llegué a creer que nos haría a todos bien, si estuviéramos más familiarizados con el entendimiento fundamental que nuestros vecinos tienen sobre los significados básicos de los propósitos de la vida.

En lugar de actuar a la defensiva hacia una de las creencias de la religión de nuestro vecino, podríamos tomar un momento para reflexionar sobre cosas tales como:

¿Cómo puedo llegar a entender lo que usted cree, para que nuestro parentesco pueda ser fortalecido?

¿Cómo puedo aprovechar este momento para traer alegría en vez de tristeza, superando un poco de mi parcialidad y prejuicios?

¿Cómo puedo tratar de detener la perpetuación de las partes de nuestras vidas que nos dividen, e inculcar relaciones que nos acercan a la unidad?

¿Cómo puedo usar este momento con mi nuevo vecino, explorando esas áreas de las creencias y los anhelos que tenemos en común?

¿Cómo puedo más firmemente dedicar mi vida a llevar alegría y paz universal a mis muy variados ámbitos?

Yo no sé a dónde les llevará su viaje, pero doy testimonio de que vale la pena el esfuerzo requerido por descubrir la bondad universal innata en las almas de nuestros compañeros terrenales.

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