domingo, 10 de noviembre de 2013

LA GENTE OBSERVA

Desde que tengo memoria he encontrado cierta fascinación con el pasatiempo de observar a la gente.

Aquellos raros días en que acompaño a mi esposa a un viaje por el centro comercial, me encuentro a mí mismo observando a los demás en lugar de examinar la mercancía. Incluso hay momentos en que me siento en un banco y observo deambular a la humanidad.

Al salir a dar una vuelta prefiero viajar por carreteras normales en lugar de las autopistas. A veces hasta elijo calles donde el tráfico está muy congestionado para poder presenciar una mayor interacción entre los habitantes de la tierra.

En los lugares donde se reúnen grandes multitudes me gusta simplemente dar vueltas, sin tener la necesidad de ser cortes con nadie, sino simplemente disfruto la única oportunidad de ver a tantos otros que interactúan.

Antes de llevar a cabo mi doctorado, siempre pensaba que yo era medio raro por preocuparme por observar a las personas y sus interacciones. Sin embargo, esta ansiedad se alivió cuando me enteré de que la mayoría de los que yo estaba constantemente observando también disfrutaban el observar a otros.

Incluso aquellos menos interesados en sus vecinos, deben haber observado, a través de sus destellos ocasionales, las enormes variaciones en las personas y sus reacciones a las situaciones de la vida.

Porque he descubierto que gran parte del gozo y la belleza de la vida dependen de la infinita variedad que nos rodea, hace mucho tiempo que perdí las ganas de tratar de decirle a los demás que caminos de la vida podrían ser mejor para ellos tomar, o de persuadirlos de que lo que les gusta o no les gusta debería concordar más estrechamente con los míos.

Sin embargo, no he sido capaz de superar la parte de mi naturaleza de donde emana la desesperación cuando veo a las personas que cargan una cantidad incontrolable de negativismo y depresión, que siempre encuentran sus días parcialmente nublados y no mayormente soleados, sus vasos medio vacíos en lugar de medio llenos.

Por el contrario, involuntariamente aplaudo cuando soy testigo del entusiasmo en las vidas de aquellos *Pollyannas que ven un rayo de luz rodeando las nubes tormentosas más oscuras, y que disfrutan cada vaso lleno de néctar hasta la última gota.
(*Pollyanna: Una persona excesivamente optimista.)

Mi mente se perturba al ver que a pesar del hecho de saber que la felicidad y el gozo son superiores a las alternativas de la vida, muchos siguen tomando su diario caminar revolcándose en el pantano del desaliento y la decepción.

Todos los obsesionados observadores o espectadores dedicados de los impulsores de los principios de la vida, pronto se dan cuenta de que el estado social, económico, educativo y vocacional contribuye muy poco al nivel que se alcanzara en el barómetro de la felicidad en la vida. Encontramos Tiny Tims viviendo en la pobreza, Scrooges luchando continuamente con su mal humor mientras están rodeados por las trampas de sus éxitos económicos. Encontramos Gunga Dins disfrutando alegremente de su posición servil en la vida, mientras que los directores ejecutivos se quejan continuamente de su influencia en la vida.

Sin importar en qué dirección giramos en nuestros diarios viajes, observamos a nuestros semejantes reaccionar e interactuar a los mismos estímulos de muchas diferentes maneras. Podemos leer las palabras de un erudito que relaciona estas diferencias con nuestro ADN, otro con el entorno y una interminable combinación de estas influencias y otras, pero al final llegamos a la conclusión de que la determinación final de las actitudes que conducen a nuestra miseria o felicidad, se encuentra dentro del ámbito de nuestra albedrio individual. Tenemos el poder majestuoso de reinar sobre nuestro resplandor personal (Como estoy muy consciente de los desequilibrios químicos que afectan las vidas de algunas persona, este pensamiento sólo se refiere a aquellos que no tienen el desafío de estas aflicciones) .

Tarde o temprano cada uno de nosotros debe llegar a la conclusión de que la vida no se vive al máximo esperando encontrar una ciudad llamada Camelot, o habiendo nacido con una cuchara de plata en la boca. La felicidad vendrá cuando entendamos que el verdadero gozo en la vida no se encuentra en la forma en que podría haber comenzado, del donde podríamos ir, o del dónde podríamos residir, sino que la verdadera alegría viene cuando nos decidimos a disfrutar los eventos actuales del viaje.

Cada vez que alguien le decía a mi madre "que tenga un buen día" - ella comentaba con entusiasmo que debíamos decir ‘conviértelo en un buen día." En cuanto más tengo el privilegio de continuar mi registro de personas observadas, más convencido estoy de que los que se quedan en el momento de la vida que están pasando, son los que más constantemente emiten las vibraciones más potentes de alegría.

El salmista dijo: "Este es el día que el Señor ha hecho. Nos gozaremos y alegraremos en él." Oro para que hagamos que los resultados de nuestras decisiones diarias nos lleven a un menor número de horas caminando de un lado a otro, de ceños fruncidos, de tragar píldoras amargas, y nos guíen a subir más montañas, a comer más helado, a caminar descalzo por praderas cubiertas de pastos, a mirar las puestas de sol, a reír mas y a tener los ojos rebosados con lágrimas de alegría.

El poder de hacer de nuestra vida lo que queramos esta en nosotros.

La próxima vez que usted este fuera de casa, mire a su alrededor, y estoy seguro de que vera a alguien observándole.

Me pregunto qué estarán observando y pensando?

No hay comentarios:

Publicar un comentario