domingo, 24 de noviembre de 2013

AGRADECER

En las escrituras la palabra agradecer es un verbo, pero en los diccionarios de inglés moderno es prominente su uso como sustantivo, como cuando se dice Día de Acción de Gracias.

Una de las reacciones inmediatas puede ser: ¿y qué? Bien, ¡permítanme decirles el qué! Los verbos son palabras vivas que denotan acción. Los sustantivos son para identificar al que los usa o al que los escucha un lugar, persona o cosa. Solo si nos tomamos el tiempo para describir un sustantivo y que es lo que hace es cuando éste cobra vida y vitalidad. Le damos vida a los sustantivos usando verbos.

Podríamos preguntarnos: ¿qué cosas podríamos hacer este Día de Acción de Gracias para que se convierta en un verbo de acción y cobre vida, convirtiéndose en un glorioso día para agradecer?

Al sentarnos a la mesa dispuesta con el banquete y celebrar la cosecha de los esfuerzos del año, el día comenzará a cobrar vida cuando expresemos verdadero agradecimiento a todos aquellos que hayan hecho nuestra prosperidad una realidad, quienes trabajan diariamente en los campos y guardan la cosecha en el granero.

Pero, si realmente quisiéramos llenar de vitalidad nuestra acción de gracias ¿no deberíamos, al igual que Abram y Zimri, esforzarnos diligentemente en compartir nuestra abundancia con los menos afortunados?

Definitivamente estamos en deuda con todos nuestros antepasados, quienes trabajaron y dieron todo para que esta tierra pudiera brindarnos las riquezas y bendiciones de las que disfrutamos hoy, a quienes debemos darles las gracias por haber sido mayordomos tan sabios en su época.

Pero, si realmente quisiéramos llenar de vitalidad nuestra acción de gracias ¿no deberíamos, al igual que el abuelo y la abuela, esforzarnos diligentemente aumentar y mejorar el legado que estamos dejándole a nuestra posteridad?

Es maravilloso que reconozcamos el privilegio de vivir en una sociedad en la que somos libres de expresar los deseos de nuestras almas y las frustraciones de nuestra temporalidad.

Pero, si realmente quisiéramos llenar de vitalidad nuestra acción de gracias ¿no deberíamos, al igual que Washington y Lincoln, esforzarnos diligentemente para asegurar estos derechos fundamentales a las futuras generaciones?

Es maravilloso poder expresar cuan agradecidos estamos por las comodidades que nos causan alegría en nuestro diario caminar.

Pero, si realmente quisiéramos llenar de vitalidad nuestra acción de gracias ¿no deberíamos, al igual que Franklin y Edison, esforzarnos diligentemente en buscar una manera de hacer más fácil el camino de aquellos que vienen detrás?

Deberíamos tomarnos el tiempo para aplaudir la inconmensurable bondad expresada por medio de los hechos y las palabras de aquellos quienes rodean la mesa de la abundancia.

Pero, si realmente quisiéramos llenar de vitalidad nuestra acción de gracias ¿no deberíamos, al igual que Jesucristo y la Madre Teresa, esforzarnos diligentemente en emular de todas las formas posibles y en todo momento, sus actos de bondad y brindarlos a aquellas personas maravillosas que iluminan nuestras vidas?

Deberíamos alentar con agradecimiento los esfuerzos de aquellos que están tratando de convertir las espadas en arados, que luchan por llenar sus vecindarios y naciones con un poco más de armonía y trabajan por hacer de nuestro hogar terrenal un lugar más pacífico y sereno.

Pero, si realmente quisiéramos llenar de vitalidad nuestra acción de gracias ¿no deberíamos, al igual que Gandhi y Gautama, esforzarnos diligentemente en publicar la paz siendo más armoniosos con nuestros vecinos tanto cercanos como lejanos?

Deberíamos dar alabanzas a aquellos que han dedicado sus vidas a elevar al cansado y fortalecer al débil haciendo lo posible para que tengan una mejor calidad de salud y curar las heridas del mundo.

Pero, si realmente quisiéramos llenar de vitalidad nuestra acción de gracias ¿no deberíamos, al igual que Barton y Curry, esforzarnos diligentemente en hacer un poco más ligera la carga física de aquellos cuyas cabezas están caídas?

Deberíamos siempre estar ansiosos por reconocer con corazones llenos de gratitud a Aquel de quien emanan todas las bendiciones y cuya mano está constantemente extendida con amor hacia Sus hijos.

Pero, si realmente quisiéramos llenar de vitalidad nuestra acción de gracias ¿no deberíamos, al igual que Moisés y José Smith, esforzarnos diligentemente en poner nuestra devoción en acción demostrando que amamos a Dios al guardar diligentemente Sus mandamientos?

De esta manera vemos como los verbos dan vida y llenan de vitalidad a los sustantivos, y como el Día de Acción de Gracias se convierte en una vida de agradecimiento.

Si realmente vamos a hacer que el sustantivo Día de Acción de Gracias se convierta en un verbo que llene nuestra vida de agradecimiento, haríamos bien en poner en acción nuestra gratitud verbal al tomar el siguiente paso necesario, convirtiéndonos en un mayor ejemplo de aquellas cosas por las que hemos dado gracias.

Podemos aguardar con esperanza que, cuando en su Día de Acción de Gracias las generaciones aún no nacidas rodeen las generosas mesas llenas de la abundancia de la cosecha, ellas también sean capaces de poder expresar gratitud por sus antepasados, quienes cuidaron la tierra, contribuyeron a aumentar la libertad, eran instrumentos de paz y armonía, y dejaron como herencia una mejora en la salud y la comodidad del mundo.

Pero, si realmente ellas quisieran llenar de vitalidad su acción de gracias ¿no deberían…?

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