domingo, 2 de febrero de 2014

NO DESPERDICIES TU VALIOSO TIEMPO

No hace mucho que Kathleen y yo entramos en esa etapa de la vida en la que programas como Desafío se han convertido en parte de nuestra lista de programas que vemos por Tv en las tardes. Mi mente definitivamente ya no es tan rápida como una vez lo fue, y yo no sería capaz de apretar el botón tan rápidamente como los jóvenes y hábiles participantes lo hacen. Aun así, me sorprende la cantidad de información que parece haberse almacenado en nuestra materia gris aguardando el estímulo suficiente para volver a nuestra conciencia.

Este es sólo un simple ejemplo del continuo asombro que me causa la habilidad humana de poder sacar a luz la aparente infinita cantidad de diversificación de ideas almacenadas en nuestras mentes.

Hace unas cuantas noches, cuando no estaba pensando en algo en particular, de la nada cruzó por mi mente una historia que aprendí en mi juventud, la cual habla de un hombre viejo y arrugado. En el ojo de mi mente pude visualizar el maravilloso libro ilustrado que mostraba a este gracioso viejo bigotudo quien luego de jugar un juego de bolos poco usual y de disfrutar de la compañía de enanos poco usuales también, se embebió una extraña pócima. (Sospecho que embebió es un palabra embellecida debido al desarrollo de mi vocabulario, pues no es parte de la historia original).

A medida que mi mente continuaba recordando, me percaté de las similitudes que tiene este cuento con su posterior contraparte en la que un joven que duerme en el espacio por cinco siglos despierta en un mundo nuevo y extraño. La única diferencia entre ambas historias parece ser que al despertar Rip Van Winkle se halla a sí mismo en un mundo terrorífico y cruel, en el que nadie lo acepta, mientras que Buck Rogers despierta en un hermoso mundo moderno en donde se convierte en un héroe universal. (Para aquellas generaciones que nacieron después de los 50’s o 60’s pueden preguntarle a sus padres o abuelos que fue Buck Rogers – si ellos no lo saben, imaginen que él era una pre cuela de Viaje a las Estrellas y Star Wars).

Y entonces mi mente comenzó realmente a volar. ¿Qué es lo que hace que nosotros, en un mundo en el constantemente estamos envejeciendo, dónde parece haber tan poco tiempo para cumplir nuestros sueños, un mundo en el cual luchamos con todas nuestras fuerzas para aferrarnos a la vida, malgastemos incontables horas? Parece que una de las grandes dicotomías de la vida es que, en este mundo en donde el tiempo es un lujo, agotamos una gran cantidad de tiempo en tratar de encontrar la manera de escapar de nuestra realidad y de alguna manera despertar en un mañana más nuevo y refulgente.

Casi se sobresalta la mente al ver cuán sofisticados nos hemos vuelto en nuestra habilidad para esconder nuestra realidad por medio de químicos y aparatos electrónicos. A la vez, hemos adquirido una obsesión insaciable de hacer nuestros dormitorios y camas cada vez más grandes (a los cuales les anexamos lugares de lectura o máquinas de ejercicios – y los llamamos suites, con el fin de que otros sepan de nuestra maravillosa singularidad), lo cual parece ser simbólico de nuestro deseo de no vivir más en el presente. Cuando nuestras mentes no están entumecidas por lo artificial escapamos a nuestros soporíferos palacios aguardando a ser transportados a un mundo de ensueño en donde nuestros problemas se disuelven y del cual despertaremos renovados, revigorizados y rejuvenecidos en un nuevo y brillante mañana.

Pensamos en como nuestra sociedad se ha vuelto obsesiva y busca de forma exhaustiva la manera de tener más tiempo libre; y dicho tiempo luego se usa en tratar de escapar de la realidad ya sea por medio de adormecer artificialmente nuestra mente o encerrarnos en nuestras masivas cápsulas espaciales.

Nuestras mentes traen rápidamente la pregunta: ¿Por qué? ¿Por qué, si la vida es tan corta y valiosa, pasamos muchas horas tratando de imitar a Rip y a Buck?

Y entonces salta en mi mente el pensamiento de que ahora, luego de nuestra experimentación, nos hemos dado cuenta que luego de despertar de nuestro sueño auto inducido o natural, no encontramos una nueva vida dándonos la bienvenida, ni existen nuevas y emocionantes fronteras que explorar. La misma vida que dejamos antes de nuestra siesta es la que está allí para encontrarnos otra vez.

Y comprendemos lo que las neuronas leyeron alguna vez: “No desperdiciarás tu tiempo, ni esconderás tu talento en la tierra para que no sea conocido”. (Doctrina y convenios 60:13)

Y del predicador: “Todo lo que te venga a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, a dónde tú vas, no hay obra, ni razonamiento, ni conocimiento ni sabiduría… Porque el hombre tampoco conoce su tiempo, como los peces que son apresados en la mala red… así son atrapados los hombres en el tiempo malo, cuando cae de repente sobre ellos”. (Eclesiastés 9:10, 12)

Y una última receta para el éxito en la vida: “No ames el sueño, para que no te empobrezcas; abre los ojos y te saciarás de pan.” (Proverbios 20:13)

Un pensamiento más para concluir: tal vez antes de volver a dormir sería bueno que nos recordáramos que la vida es para vivirla, y que aquellos que están más tiempo despiertos serán más productivos y serán bendecidos con mayor gozo.

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