domingo, 18 de febrero de 2018

DECISIONES SIN FIN

Poco después de regresar de México donde había estado sirviendo como misionero, fui llamado para ser un maestro de seminario de madrugada en el Condado de Orange para nuestra iglesia. Aunque este fue un llamado que había recibido a través de la línea del sacerdocio de la iglesia, el llamado también necesaria una entrevista con hermano Orgil a firmar un contrato. No recuerdo la cantidad exacta, pero creo que fue menos de $100 y estaba destinado a ser utilizado para compensar los gastos que se le ocurrió para suministros.

Cuatro años más tarde firmé un contrato de ensenar tiempo completo en el seminario del secundaria de Kearns para un salario de menos de $5.000. La firma de estos cinco contratos iniciales se convirtió en un ritual anual que duraría hasta que firme la última de ellas poco después celebré mi 65 cumpleaños.

Aunque estos viajes cortos hacia de memoria son terapéuticos y levantan mi corazón, he empezado este pensamiento con estos recuerdos no como un indicador de la inflación financiera que ha tenido lugar durante mi vida, sino como un recordatorio de que la mayoría de las decisiones que tomemos en la vida requiere repetitivo renovación de nuestro compromiso antes de completar la tarea.

Hay un maravilloso cuento en el libro de Mormón, en los capítulos 3-4 de 1 Nefi, que ilustra el Pensamiento estoy compartiendo este día de reposo.

Padre Lehi había tenido un sueño en que se le ordenó el Señor a enviar a sus hijos a Jerusalén para obtener el registro de la genealogía de su familia que estaba en manos de un líder local llamado Laban.

Después de que los hijos mayores, Lamán y Lemuel murmuraron y rechazado el mandato del Señor, puesto que era difícil su padre requiere de ellos, Nefi respondió en el siguiente conocido y citado a menudo palabras: Iré y haré lo que el Señor ha mandado, porque sé que él nunca da mandamientos a los hijos de los hombres sin prepararles una vía para que cumplan lo que les ha mandado. (Decisión inicial)

Después de que Lamán, el hijo mayor de Lehi, temiendo por su vida, huyó de la casa de Labán, después de haber fracasado en intentar adquirir los registros de su genealogía y estaba tratando de convencer a sus hermanos a regresar a la tienda de su padre, Nefi dijo: Así como el Señor vive, y como nosotros vivimos, no descenderemos hasta nuestro padre en el desierto hasta que hayamos cumplido lo que el Señor nos ha mandado. Por tanto, seamos fieles en guardar los mandamientos del Señor. (Primera renovación de la decisión)

Un segundo intento para garantizar los registros falló cuando Labán persiguió a los hermanos de su casa. Este intento resultó en la perdida de las riquezas de la familia que los hijos de Lehi habían traído en un intento de compra el registro genealógico, siendo robado por Labán. Lamán y Lemuel reaccionaron golpeando a Nefi con una varilla, que requirió la intervención de un ángel. En respuesta a sus murmurando hermanos no arrepentidos Nefi respondió: Subamos de nuevo a Jerusalén, y seamos fieles en guardar los mandamientos del Señor, pues he aquí, él es más poderoso que toda la tierra. ¿Por qué, pues, no ha de ser más poderoso que Labán con sus cincuenta, o aun con sus decenas de millares? Subamos hasta allá; el Señor puede librarnos como a nuestros padres, y destruir a Labán como a los egipcios. (Segunda renovación de la decisión)

Cuando Nefi se arrastró hacia Jerusalén al amparo de la oscuridad, como es el caso con muchas de las mayordomías que aceptamos en la vida como ciegas vamos en caminos sin iluminación, confiando en el Señor para guiarnos como Nefi: E iba guiado por el Espíritu, sin saber de antemano lo que tendría que hacer. (Tercera renovación de decisión)

Curiosamente la misma ley antigua que el Sanedrín Judío solía traer al Salvador a juicio y la demanda de su muerte, fue pronunciado por el ángel cuando Nefi era renuente a tomar la vida de Labán para obtener las planchas de latón: : he aquí que el Señor mata a los malvados para que se cumplan sus justos designios. Es mejor que muera un hombre a dejar que una nación degenere y perezca en la incredulidad. Y cuando yo, Nefi, hube oído estas palabras, me acordé de las que el Señor me había hablado en el desierto, diciendo: En tanto que tus descendientes guarden mis mandamientos, prosperarán en la tierra de promisión. Sí, y también consideré que no podrían guardar los mandamientos del Señor según la ley de Moisés, a menos que tuvieran esa ley. (Cuarta renovación de decisión)

A la terminación exitosa de su misión, obtener las planchas de latón que contenía no sólo la genealogía de su familia, sino también los escritos de los profetas desde Moisés a través de Jeremías, Nefi confirmó la culminación exitosa de comando de su padre en las siguientes palabras: Ciertamente el Señor nos ha mandado hacer esto; y, ¿no debemos ser diligentes en guardar los mandamientos del Señor? (Confirmación de las decisiones de la administración)

Estoy bastante seguro de que la mayoría de nosotros probablemente no recibirá llamadas que podrían resultar en la ilustración de los niños del Padre Celestial para Milenio, pero estoy tan seguro de que los mayordomías lo que nos han puesto sobre nuestros hombros requerirá más que un solo, 'sí, yo iré y lo hare'.

Como un niño, dudo que pase aun un día cuando no tenemos que renovar nuestra decisión, para honrar a nuestros padres.

Como cónyuge, hay probablemente muy pocas horas durante el día, cuando no decidamos santificar los votos que hemos hecho.

Como padre, nunca se pondrá el sol en un día, cuando no se renueva nuestro compromiso de mantener, enseñar y fortalecer a nuestros hijos.

Como empleado, cada día que perfore el reloj, hago un contrato nuevo para ayudar en el éxito de cualquier negocio estoy realizando.

Como miembro de convenio de la iglesia, un momento no pasará en esas promesas sellados por ordenanzas, no requieren de recuerdo y renovación.


Los cables de la importancia que nuestro Padre celestial coloca sobre la Ley de Agencia y su consecuente negativa a interferir con nuestro uso y mal uso de la ley debe sonar rotundo en nuestros corazones y mentes tomando decisiones no es sólo constante, sino continuo y a menudo requiere múltiples renovaciones.


PENSAMIENTOS PARA UN DÍA DE REPOSO – WILLIAM L. RILEY

EDITADO POR – KATHLEEN W. RILEY

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