domingo, 9 de junio de 2013

ENTRE QUIENES SOY CONTADO

Durante los días finales de su viaje mortal el antiguo profeta Lehi puso sus debilitadas manos sobre la cabeza de Zoram, quien durante los primeros años de su vida había sido el sirviente/esclavo de inicuo gobernador de Jerusalén llamado Labán, y bendijo a este leal amigo de su hijo Nefi con la adopción dentro de su familia y, por lo tanto, como miembro de la Casa de Israel.

Aunque muy pocos de entre nosotros somos capaces de apreciar la inconmensurable trascendencia de esta bendición, podemos vislumbrar el significado de ella para la posteridad de Zoram. Al ser contado entre la simiente de Nefi fueron hechos libres de los lazos de la servidumbre, convirtiéndose en co-herederos del sacerdocio real y disfrutando eternamente en sus corazones del gozo que acarrea la libertad.

Zoram recibió del padre Lehi una herencia que no solo tuvo gran importancia con respecto a las cosas mortales, las cuales se llenan de moho y perecen, sino que recibió un don que pertenecía a las cosas que tienen significado sempiterno e inextinguible.

La relectura de este acontecimiento me da siempre la oportunidad de hacer una pausa y meditar en la influencia que pueden tener sobre mi vida mortal y eterna los grupos entre los cuales soy contado.

¿El objetivo del grupo con el que me mezclo es obtener más riquezas con el fin de continuar con su comodidad y sus placeres, o más bien está preocupado en mejorar la calidad de vida del débil y elevar el nivel de vida del pobre y necesitado?

¿Me he unido a los que manipulan a sus semejantes, seduciéndolos sutilmente con el fin de que éstos crean en su propia interpretación de lo que es “correcto”, o más bien, estoy con aquellos que entienden que todos nos encontramos en la búsqueda de aquella luz en las tinieblas, y que necesitamos de guías que puedan ver más allá?

¿Estoy rodeado de aquellos que estiran el dedo señalando las debilidades de sus vecinos o soy bendecido con la compañía de los que se preocupan con evaluarse a sí mismos y hacen una constante introspección?

¿Corro para estar con el grupo que vive la vida como si ésta fuera un parque de diversiones, haciendo fila perpetuamente en la entrada del siguiente juego, buscando alcanzar un placer ineludible, o disfruto de la compañía de aquellos que tienen sus corazones llenos de gozo a causa de su dedicación al Señor y a Su obra de amor?

¿Estoy rodeado constantemente por quienes creen que tienen el derecho de reinar mediante la muerte y la destrucción con el fin de obtener lo que desean, o estoy con aquellos amigos que constantemente hablan de cómo hacer para traer la paz mediante su bondad y su amor?

¿Aquellos entre los cuáles soy contado eligen estar constantemente bajo las cadenas del cautiverio, o soy contado entre los que toman decisiones basadas en las verdades que los hacen libres?

¿Están mis días llenos de comentarios negativos por todos los males del mundo que son arrojados de la boca de aquellos que me rodean, o los que me acompañan en mí andar diario constantemente me recuerdan muchas cosas positivas y muchas condiciones benditas de la vida?

¿Están mis compañeros errantes de aquí allá, a la deriva, por cualquier viento que sopla, o camino con quienes tienen sus pies firmemente plantados en el sendero del evangelio de Cristo?

Los hombres han sido y siempre serán tanto un reflejo como un reflector de los grupos que ellos han heredado o de los que han elegido, y entre los cuales son contados.

El pasar de los años altera la constitución de nuestros grupos, pero muchas veces la compañía actual es el resultado de nuestras relaciones pasadas, así como una sombra de quienes serán los que en un futuro nos acompañen.

El comprender que estamos a la vez bendecidos y malditos con las personas que nos rodean, ya sea que disfrutemos o no de ellas, debería hacer que hagamos una inspección genuina de quienes al presente nos rodean, y de entre quienes somos contados.

Además, la realidad de que a quienes nos alleguemos en esta vida se convierten en una determinante preordinación de nuestros compañeros eternos debe ser razón suficiente para motivarnos a escoger bien hoy a aquellos entre quienes somos contados.

Si vamos a hacer una pausa para considerar el efecto que nuestra elección en cuanto a aquellos entre quienes somos contados tendrá en el legado que recaerá sobre nuestros hijos, y los hijos de nuestros hijos, entonces creo que no sólo debemos escoger mucho más cuidadosamente a nuestros compañeros terrenales, sino que debemos buscar anhelosamente la guía divina con el propósito de estar alineados con aquellos entre quienes seremos eternamente contados. Puede que no solo nos salvemos por lo que creemos, sino también por aquellos con los que nos mezclemos y con los que compartimos creencias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario