domingo, 22 de junio de 2014

MAESTRO

Los indígenas del norte de México tienen el dicho de que se puede encontrar agua en el desierto solamente en los pozos poco profundos. El dicho surgió de la creencia de que si usted se quedaba bajo el abrazante sol lo suficiente para hacer un pozo profundo, no sobreviviría para disfrutar de los resultados de su trabajo.

Parece haber evidencia de que las maravillas producidas por los genios son hechas a partir de fuentes que ya están disponibles, mientras que la mayoría de nosotros podemos pasar toda una vida luchando por pintar un hermoso cuadro, por componer una canción hermosa o escribir inspiradora poesía con pocos resultados.

A menudo he tenido pensamientos similares acerca de los maestros. Parece que hay algunos que tienen la capacidad de enseñar con tal destreza, que no tienen que hundirse en una gran cantidad de metodología o de investigaciones para ser capaces de animar y estimular a los estudiantes con el gran deseo de aprender y entender.

Creo que no podemos condenar y criticar a las masas que deben pasar sus días cavando más y más profundo intentando acercarse a lo que parece ser un don innato para los demás. De hecho, creo que sus esfuerzos deben ser aplaudidos. Pero, sin embargo, deberíamos estar asombrados con aquellos que han sido bendecidos como maestros, al igual que nos asombramos con el Beethoven, el Miguel Ángel o el Shakespeare de nuestro planeta.

Mi tío Owen, a quien tuve la oportunidad de ayudarle durante mi adolescencia unas semanas durante dos veranos, (haciendo lo que un muchacho criado y educado en la ciudad puede hacer en un rancho ganadero), tenía la habilidad innata de hacer que otros entendieran y aprendieran. Cuando hago una pausa y reflexiono sobre esos pasados veranos ​​bajo su tutela, no recuerdo que él tuviera que mostrar o demostrar un deber más de una vez. Él nunca se mostró reacio a instruirme cómo usar la maquinaria y que mi educación podría haber indicado que estaría fuera de mi alcance.

Sospecho que él tenía un estudiante dispuesto ya que manejar un tractor o un camión, o controlar un esparcidor de estiércol en los dias antes de las licencias de conducir era intrigante para un muchacho que apenas empezaba su adolescencia. Sin embargo, había "algo" en la forma en que me explicaba y me mostraba las cosas que hizo que me dieran ganas de aprender y experimentar las cosas que le eran a él tan fácil hacer.

Por lo que yo sé, él nunca había tenido ningún entrenamiento formal sobre los métodos de enseñanza, pero cada vez que quería mostrarme algo, el aprendizaje y el entendimiento siempre parecían suceder.

A pesar de que no tenía entrenamiento, sus credenciales fueron válidas.

Tenía un conocimiento exhaustivo e interés en su materia.

Él tenía un deseo insaciable por expandir su conocimiento y entender, y estar al tanto de los nuevos descubrimientos en la cría de animales y la agricultura.

Su disposición por compartir sus conocimientos era infinita.

Él tenía la paciencia para aceptar y mirar más allá de las ineficiencias de aquellos que no tenían sus mismas habilidades.

Su amor por los demás era tan profundo, que parecía aumentar su deseo por ayudarles a desarrollarse y progresar.

Lo que él poseía era de hecho una "Perla de Gran Precio. Poseía la destreza de ser maestro.

No creo que todos los que sean genios de la enseñanza sean mejores que los genios en otras artes. Creo que aquellos que son bendecidos con este regalo, están casi bajo la obligación divina de usarlo.

Yo creo que el resto de nosotros que no tenemos este don natural estamos bajo la firme obligación de hacer todo lo posible por desarrollar nuestras limitadas capacidades (pasando el tiempo excavando bajo el calor del día, si usted quiere) para enseñar al nivel más alto que nos sea posible, ya que de hecho pisamos tierra santa cuando nos aventuramos en el desarrollo de los pensamientos y las acciones de otro.

Durante esos dos veranos de mis años de desarrollo que pasé bajo la atenta mirada de mi tío, uno de los temas en que fui educado fue el del "campo" de la "semilla-logia". Aprendí que si una persona quería cultivar trigo tenía que empezar plantando semillas de trigo, y no importaba cuantas semillas de cebada o de avena pudiera sembrar, la tierra no produciría trigo hasta que hubiera recibido una semilla de trigo. (¿No le dije que fui criado y educado en la ciudad?)

En nuestros esfuerzos en el aula, me convenzo después de los muchos años que pasé en frente de los estudiantes, que el proceso de aprendizaje no comenzará a dar sus frutos hasta que el maestro pague el precio por entender al estudiante. Es contrario a la naturaleza de las cosas el ser capaz de encajar estacas cuadradas en agujeros redondos.

Por lo tanto, la enseñanza, al igual que 'la semilla-logia, exige que el maestro tenga conocimiento de la semilla, del suelo y de los procesos educativos necesarios para el desarrollo de sus estudiantes.

El maestro tiene que aprender acerca de las experiencias educativas previas de los estudiantes, sus gustos y aptitudes en el proceso educativo.

El maestro tiene que conocer el entorno del alumno fuera del aula donde, su educación informal, y algunos piensan, su educación real se lleva a cabo.

El maestro tiene que instruirse con el estímulo correcto que motivara a cada estudiante a llegar a estar dispuesto a aprender.

Cuanto más aprendemos sobre nuestros estudiantes, la clave para ayudarles a aprender será más fácil de usar. Del mismo modo que cuando los agricultores se convierten en maestros de la "semilla-logia', ellos tendrán mayor capacidad de aumentar sus cosechas.

"¿Cómo es que el toro no va a dar leche?" Supongo que hice esa pregunta, porque durante el tiempo que el tío Owen vivió y cada vez que nos reunimos como familia, él le recordaba a todos los que estaban al alcance su voz mi nivel de ignorancia sobre la agricultura y la ganadería repitiendo esa frase que el decía eran mis palabras exactas.

Sospecho que además de aprender que el toro no es vaca y que es la vaca la que da leche, fue también a través de su destreza para enseñar que me enteré de que la dulce miel sobre la mesa fue hecha por las miles de abejas que habían reunido el néctar producido por las flores que adornaban el valle que creció del suelo donde se entierran las abejas y los hombres.

El proceso educativo tiene igualmente un círculo de existencia. La persona en que usted desea que sus estudiantes se conviertan y aquello que usted desea que aprendan, dependerá en gran medida por lo que usted como maestro ha llegado a ser, y el conocimiento y el entendimiento que ha reunido de las maravillas del mundo.

Por lo tanto, si desea avanzar como maestro, debe estar siempre aprendiendo.

Si usted quiere ser un fiel guía debe estar siempre elevando su nivel de vida.

En la profesión o llamamiento como educador, pocos son los que estan dotados con este don, pero muchos pueden, a través de la dedicación, desarrollar las habilidades necesarias para ser cariñosamente llamados maestros por alguien que ha sido iluminado.

A la caja de herramientas de la profesión de maestro se le añade continuamente y esta rebosante. Los que verdaderamente desean acercarse a la eficacia de un "diestro maestro' regresarán a la caja a menudo, asegurándose de que sus herramientas estén pulidas y afiladas y, cuando sea necesario, pagar el precio de añadir a sus rebosantes provisiones.

Aunque puede ser cierto que la naturaleza ha concedido a algunos una "Perla de Gran Precio", que parece proveerles con un suministro interminable de agua hallada en pozos poco profundos, las recompensas cosechadas por los que deben cavar continuamente más y más profundo serán igualmente significativas.

Así como el número de granos de trigo que provienen de una sola semilla no se pueden contar, los resultados de los esfuerzos de la enseñanza, ya sea por naturaleza o dolorosamente desarrollados, son inimaginables.

No tengo ninguna duda de que mi agradecimiento por haber pasado la mayor parte de mi vida siendo llamado maestro, se extenderá por toda la eternidad. También sé que si usted tiene el don de la enseñanza o se ha convertido en un maestro a través de horas de esfuerzo extremo, su corazón igualmente se llenara de gratitud cuando contemple las recompensas que resultaran de su fiel siembra.

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