lunes, 2 de enero de 2017

PENSAMIENTOS PARA LA TEMPORADA DE LA NAVIDAD!! - EL NOVENO DIA DE LA NAVIDAD

ARMONÍA

Hace muchas navidades asistimos a un concierto en la capilla Mount Rose en Reno, Nevada, y en esa oportunidad volví a recordar cuánto disfrutaba de los cánticos tradicionales de la Navidad y de cómo todavía no había aprendido (y, es triste decirlo, todavía no logro) disfrutar de aquellas partes del programa que parecen ser más una experiencia vocal para los cantantes y no de entretenimiento para el público. En esa conferencia en particular escuché por primera vez a Lai Nani Jamieson y a Naomi Buccumbuso cantar a dúo, acompañadas por Mildred Earl.

Realmente no sé si pueda describir lo que escuché aquella noche y en otras ocasiones posteriores, pero lo intentaré desde mi pobre perspectiva musical: de alguna manera parecía que estaban cantándose la una a la otra. Sus voces parecían fundirse y complementarse en cada nota. Esto es a lo que yo llamaría una armonía perfecta. Hubo momentos en los que se les unía Glenna Leukenga, y aun así no se perdía la armonía. Y recuerdo aún las veces en las que Mildred Earl dejaba el piano en manos de otra persona y el grupo se expandían hasta formar un cuarteto que se unía en una maravillosa armonía. Para mí era sorprendente que ninguna de ellas pensara siquiera en destacar con un solo.

Fue de forma natural que durante esta semana de acción de gracias que pasé con mi familia en Reno, Nevada, que yo recordase cuanto me gustaba oír a estas asombrosas mujeres y cuán bien representaban todas las contribuciones que hicieron al mundo los compositores de estas canciones. Sabiendo cómo trabaja mi mente tampoco fue inusual que me encontrase meditando sobre el tema de la armonía y su aplicación en otros aspectos de mi vida.

Durante los primeros días de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se dio mucha atención al principio de la armonía, y afortunadamente se registraron muchos discursos que tocaron este principio. Las escrituras enfocan este tema como uno de los principales desafíos que debemos enfrentar en la vida, y lo refuerzan de muchas maneras.

Recuerdo haber leído que uno de los propósitos de la vida es hacer que nuestro cuerpo físico esté en armonía con nuestro cuerpo espiritual. Enseñé lecciones sobre cómo, debido a que el espíritu ya había elegido seguir el eterno plan del Padre Celestial, el cuerpo mortal tenía que cambiar para complementar lo que el espíritu había logrado, con el fin de alcanzar esta armonía. Sospecho que una de las razones por las que a menudo sentimos tristeza y no llegamos a percibir la felicidad es debido a la lucha interna entre estas dos partes de nuestras almas.

Recuerdo haber leído también que uno de los propósitos del matrimonio es que los hombres y mujeres lleguen a ser uno. He enseñado lecciones en cuanto a que debido a que el hombre y la mujer no son perfectos, si quieren alcanzar la armonía perfecta, tendrán que buscar fuera de su unión modelos a emular. Sospecho que una de las razones por las que a menudo no logramos la unidad es que estamos determinados a defender lo que creemos que es correcto, a pesar de las obvias contradicciones que aparezcan en nuestro razonamiento. El dolor de la separación casi siempre es el resultado de que una o ambas partes son incapaces de encontrar un punto de equilibrio en el que florezca la armonía.

También recuerdo haber leído sobre uno de los propósitos de la Iglesia, el cual es que los miembros de ella lleguen a ser uno, partícipes de una sociedad llamada Sion. Recuerdo aquellas lecciones en la que enseñé sobre las maravillosas, aunque cortas, épocas en las que varios grupos alcanzaron ese armonioso nivel de convivencia. La caída de esas sociedades tipo Sion, las cuáles no duraron mucho, siempre se debió al hecho de que algunos de sus miembros cayeron en la tentación de creer que eran más importantes que el resto del grupo. Por alguna razón la mayoría de nosotros cree que defender nuestro punto de vista es más importante que buscar la armonía en la verdad, en la medida en la que seamos capaces de comprenderla. Por alguna razón continuamos buscando razones para juzgar a nuestros vecinos, en vez de edificarlos y fortalecerlos.

Por alguna razón encontramos más atractivas las falsas soluciones mortales a los problemas que tenemos que las que están plasmadas en el Plan de Felicidad, por lo tanto, continuamos relacionándonos con enojo, desconfianza y odio, convirtiendo nuestros arados en lanzas y enfrentándonos en guerras.

Ya que se acerca la celebración del nacimiento del Salvador, espero con ansias aquellas pocas oportunidades en las que de alguna manera pondremos de lado nuestra mezquindad y dejaremos que resuene la armonía, aunque sea por una breve época.

A medida que conducimos por en medio de aquellos especiales e iluminados vecindarios que parece tener todo pueblo y ciudad, sin nadie yendo a velocidad ni poniendo en peligro la vida de otros, pareciera que fuéramos en una serpenteante y armoniosa caravana de autos. Deambulamos en unidad, disfrutando por un momento del fantástico espectáculo que nos rodea.

Una vez que la locura del “Black Friday*” queda atrás somos testigos de gente que ayuda a sus vecinos con sus paquetes, vemos personas que tienen deferencia con otras en las filas para pagar, y observamos a otros hacer una pausa de sus ideas políticas para hablar sobre temas más agradables.

Nos sorprendemos al ver personas que normalmente están preocupadas por satisfacer sus necesidades de moda, olvidarse de sí mismas por un momento al buscar con diligencia ese obsequio que dará alegría al que lo reciba.

En verdad esta es una época maravillosamente milagrosa, en donde se cantan canciones tradicionales y una parte del mundo se detiene por un momento para acercarse si quiera un poquito en armonía. Pero es triste saber en verdad que esta solo es una época corta, y que los disonantes ruidos del Año Nuevo nos devolverán a las escandalosas peleas que nos mantienen lejos del propósito de nuestra existencia.

(*N. del T: En Estados Unidos se conoce como Viernes Negro [en inglés Black Friday] al día que inaugura la temporada de compras navideñas con significativas rebajas en muchas tiendas minoristas. Es un día después del Día de Acción de Gracias, el cual se celebra el cuarto jueves del mes de noviembre. Fuente: Wikipedia)

PENSAMIENTOS PARA LA TEMPORADA DE LA NAVIDAD – WILLIAM L. RILEY

EDITADO POR – KETHLEEN W. RILEY

TRADUCIDO POR – WALTER IVÁN CRUZ.

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